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22 de noviembre de 2024

Observan más gasto en salarios y estancamiento de inversiones para el PGN 2021

Los sueldos de los funcionarios públicos aumentarán en 2,3%, a un ritmo menor que en los últimos años, pero con mayor intensidad respecto a las inversiones, según cálculos de Dende.

El Estado gastará en salarios de la función pública un total de G. 17,6 billones en el 2021, con un incremento de 2,3% respecto a los montos ejecutados en el 2020, y sembrando así la duda respecto a cuán austero realmente será el Presupuesto General de la Nación (PGN) en el año en que se espera que Paraguay pueda iniciar la recuperación económica post-pandemia de COVID-19  

Estos datos fueron presentados por Alberto Acosta Garbarino, presidente de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende), en el evento virtual en que economistas renombrados del país analizaron los detalles del PGN 2021.

Este año, el aumento de los salarios de los funcionarios públicos es de 5% y en el 2019 fue de 8%. De esta manera, se observa una desaceleración en el ritmo de expansión de este componente de los gastos rígidos del Fisco, según el recuento de Dende.

La inversión, por su parte, prácticamente se estancará en los niveles del 2020, ya que en el 2021 tendrá un aumento de apenas 0,6% y sumará G. 7,1 billones, siempre siguiendo los cálculos de Dende. Este indicador había experimentado un menor crecimiento en el 2020, de 1,4%, en comparación con la suba de 47,8% que registró en el 2019 – cuando los montos pasaron de G. 4,7 billones a G. 6,9 billones desde el año previo.    

En cuanto a los ingresos tributarios – una proyección más incierta que la de los gastos –, Acosta Garbarino señaló que habrá un incremento de 9,2% en el 2021, respecto al 2020, al llegar a G. 23,7 billones y retornar a los niveles del 2019. Para el cierre de este año, se espera una caída de 8%.

Beneficiados. El economista César Barreto, ex ministro de Hacienda y miembro de Dende, recordó en la oportunidad que el funcionariado público fue el único sector al que se le mantuvo sus ingresos y sus puestos de trabajo en los tiempos de las restricciones sanitarias.

Por este motivo, esperaba que se congelen por lo menos nominalmente las remuneraciones hasta el 2022, que se mantengan las reducciones de gratificaciones que se aplicaron entre abril y mayo pasados, y que no se contrate a funcionarios en el 2021, según comentó en el mencionado conversatorio.

Se refirió, sin embargo, a que habrá un aumento del gasto en salarios para los maestros, en caso de que la economía obtenga cierto nivel de recuperación, y advirtió que este tipo de excepciones despertará el reclamo de otros sindicatos, en busca de mayores remuneraciones. “Tiene que haber un mensaje de más claridad de transmitir austeridad”, expresó.  

Hizo hincapié, también, en que las proyecciones de crecimiento económico para el año que viene – que se encuentran entre 4% y hasta 6% – asumen que para ese entonces se saldrá de la actual situación; el escenario será distinto si no se cuenta con una vacuna contra el nuevo coronavirus y se debe extender la emergencia sanitaria hasta el primer semestre del 2021, añadió.

En qué gastar. El economista Fernando Masi, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), sostuvo por su parte que los gastos sociales no deberían tener un carácter austero, porque se necesita un elemento contracíclico para promover la recuperación económica, pero reconoció que aquí se tropieza con problemas de ahorro fiscal y capacidad de ingresos del Estado.

“Tenemos que ser más precisos, cuando hablamos de austeridad, de qué líneas presupuestarias estamos hablando. Ahí también tenemos una contradicción: por un lado, tenemos austeridad; pero por otro lado, tenemos que tener un presupuesto que da más dinero para la reactivación económica, y también tenemos que tener un presupuesto que tiene que dar más dinero para los programas de salud y educación, sobre todo en salud en estos momentos, y a los programas focalizados para combatir la pobreza”, manifestó.

Se refirió también a la poca claridad que se tiene sobre la inversión en infraestructura física, ya que en el proyecto de PGN presentado por Hacienda se prevé una reducción, pero luego se pide una excepción para un incremento de préstamos que tienen que ser desembolsados en el 2021 en proyectos que están directamente relacionados con la reactivación económica.

“Ahí también quedamos con la duda de si vamos a tener un déficit cercano al 1,5% o 2%, o si vamos a tener un déficit del 4% por esta cláusula especial; si se aprueba esto, esos USD 1.400 millones de obras de infraestructura, si finalmente se ejecutan todo o se desembolsa todo”, dijo.

El economista Manuel Ferreira, también ex ministro de Hacienda, recordó que el gasto rígido deja poco espacio para la inversión y que gran parte del mismo (el 60%) se gasta en salarios o en gastos vinculados al salario. Considera que esta rigidez no se va a cambiar solamente con un Presupuesto, por lo que sugirió una política de largo plazo.

“Tenemos que reevaluar todo el sistema de remuneración del funcionario público, para que ese nuevo sistema reduzca la rigidez del Presupuesto, por un lado, y que vuelva al sistema más justo en comparación a la remuneración que recibe un funcionario del sector privado, es lo que necesitamos”, recomendó.  

¿Por qué es importante el Presupuesto? Alberto Acosta Garbarino recordó que el PGN es la ley más importante de la República, después de la Constitución Nacional (CN), y que es la única ley cuyo tratamiento está claramente definido en la CN. Agregó que es el documento en el cual el gobernante de turno pone sus intenciones de gobierno a través de números concretos, y no con la retórica política.

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“Conocer el Presupuesto es fundamental para todo ciudadano, sobre todo en este año 2020 y en el 2021; es mucho más importante porque venimos de un año realmente terrible, donde la pandemia hizo que las economías se desplomen, que haya una quiebra masiva de empresas, que el desempleo se dispare, que aumente la pobreza”, aseveró.  

En este escenario, recalcó que el PGN 2021 se enfrenta a objetivos contrapuestos: promover la recuperación económica y contener la pobreza – a través de un mayor gasto –, y retornar al equilibrio macroeconómico. A esto se suma el fuerte incremento de la deuda pública experimentado este año.  

El incremento de los gastos para contrarrestar los efectos de la pandemia y los menores ingresos que resultaron de la merma de la actividad económica llevarán al fisco a cerrar el 2020 con un déficit de 7,2% respecto al producto interno bruto (PIB), según proyecciones oficiales.

Este resultado se encuentra lejos del tope de 1,5% establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) para años con desempeño económico normal y del 3% hasta el que se permite llegar en momentos adversos.

Para el 2021, Hacienda solicitó al Congreso Nacional poder alcanzar hasta un déficit de 4% y se prevé que este deterioro vaya retrocediendo progresivamente, para volver a la normalidad recién en el 2024; así, el déficit pasaría a ser de 2,8% en el 2022 y de 2,1% en 2023, para llegar a 1,4% en el 2025, según proyecciones de Dende.

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