El envejecimiento poblacional está redefiniendo las dinámicas demográficas en el mundo y tal es así que la edad mediana, que es el indicador que divide a la población en dos mitades de edad, viene experimentando un crecimiento constante en América Latina.
La disminución de la fecundidad, la mejora de la esperanza de vida y, en algunos casos, los patrones migratorios, son algunos de los factores que están impulsando estos cambios. Así lo explica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su Observatorio Demográfico, señalando que la región pasó de una edad mediana de 18 años en 1950 a 31 años en 2024, y se proyecta que alcanzará los 40 años para 2050.
Sin embargo, no todos los países avanzan al mismo ritmo en esta transición demográfica. Paraguay, junto con Bolivia, Haití y Venezuela, se encuentra entre los países de la región con la edad mediana más baja y el menor crecimiento proyectado de este indicador en las próximas décadas.
Concretamente en el caso de Paraguay, la edad mediana actual es de 26 años y se estima que para el 2050 será aproximadamente los 34 años de edad. Es decir, en términos más simples, el 50% de nuestra población tendrá menos de esta edad. En contrapartida, países como Chile y Costa Rica verán incrementos significativos, hasta casi 49 años para 2050.
¿A QUÉ SE DEBE ESTA TENDENCIA?
El lento aumento de la edad mediana en Paraguay puede explicarse, en parte, por su mayor tasa de fecundidad relativa dentro de la región. Aunque el índice ha disminuido en las últimas décadas, sigue siendo superior al de países como Chile o Cuba.
El informe refiere que, en 2024, Paraguay se encuentra entre los países con las tasas más altas de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años, con 71 nacidos vivos por cada 1.000 mujeres en ese grupo de edad. Este valor es notablemente superior al promedio regional de 50 por 1.000 y refleja un patrón que mantiene una proporción importante de población joven.
En contraste, países como Chile, Costa Rica y Uruguay registran tasas de fecundidad significativamente más bajas en adolescentes (6, 25 y 25 por 1.000, respectivamente). Estas cifras más reducidas contribuyen al envejecimiento más acelerado de su población, como se observa en Chile.
A esto se suma los patrones migratorios, que están caracterizados por un flujo relativamente estable y sin grandes éxodos o entradas masivas, juegan un papel moderador en la evolución de su estructura etaria.
Otro aspecto clave es la composición de la población, en la que los jóvenes representan una proporción significativa. Esto no solo explica el crecimiento más gradual de la edad mediana, sino que también sitúa a Paraguay en una posición estratégica para aprovechar el llamado «bono demográfico», en el cual la población en edad de trabajar supera a la dependiente.