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21 de noviembre de 2024

La independencia del Paraguay y sus protagonistas

En el marco del aniversario número 212 de la independencia del Paraguay, recordamos a los hombres que hicieron posible la liberación del yugo español, adentrándonos en su vida, su forma de ver el mundo y sus ideales.

Fernando de la Mora, Fulgencio Yegros, Pedro Juan Caballero y, por supuesto, José Gaspar Rodríguez de Francia son nombres que se escuchan constantemente en estas fechas, algunos más que otros, pero poco se habla de cómo llegaron a gestar el acto más heroico en el nacimiento de nuestra Patria.

Mucho se ha hablado del golpe del 14 y 15 de mayo, que destronó al entonces gobernador Bernardo de Velasco y le dio al Paraguay su independencia de la Monarquía Española, todo gracias a la labor de los denominados próceres de la independencia. Sin embargo, poco se habla de las cuestiones ideológicas que existían entre los eruditos de aquella época, donde sobresalen el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y el Dr. Fernando de la Mora.

La independencia del Paraguay, al igual que la de muchas otras en América Latina, es la consecuencia de la crisis de la Monarquía Española que generaba un descontento entre los virreinatos de la región; en nuestro caso, el Virreinato del Río de la Plata, donde ya reinaba el descontento entre los criollos de aquella época.

En su libro “Proceso de la Independencia Paraguaya”, el historiador Herib Caballero Campos señala que, además de la ya complicada situación generada en el Virreinato, un elemento más entre las causas de la Independencia del Paraguay fue el “carlotismo”, proyecto político para crear una monarquía independiente, cuyo titular sería la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hermana del rey Fernando VII de España.

Pese a que hubo un rechazo general en los criollos americanos, Velasco aceptó los ofrecimientos carlotistas y esto, a su vez, obligó a los criollos del Paraguay a reaccionar y buscar su independencia de España. 

Dentro del grupo denominado como los Próceres de Mayo, existen figuras que sobresalen más que otras, y sobre todo el Dr. Francia se alza como  uno de los más recordados, principalmente por su dictadura posterior y su política de encierro que aisló al Paraguay bajo el argumento de que era necesario para defender la soberanía nacional.

Detrás del “Karaí Guasú”, como también se lo llamó a Francia, otras figuras como la de Fernando de la Mora son muy interesantes de analizar, teniendo en cuenta que es descrito por varios historiadores como el más ilustrado de los próceres de la independencia. 

De la Mora ejerció el cargo de diputado entre los años 1802 y 1804, fue alferez de la Provincia del Paraguay y participó de la defensa del Virreinato del Río de la Playa contra las invasiones inglesas en 1806 y 1807, destacándose en las batallas que expulsaron a los ingleses de Montevideo, como lo describen Esteban Estragó Biebes y Rossana Estragó en su libro “Fernando de la Mora, Descubriendo su Historia”.

Antes del grito de Independencia

Los historiadores relatan que, poco antes de que se gestara la independencia paraguaya, de la Mora figuró como regidor del Cabildo. Siendo el más ilustre de los criollos, tuvo necesaria e indiscutible participación en las conspiraciones previas a la emancipación de España. El 15 de mayo, con la capitulación de Velasco, debía formarse un triunvirato y lo integraron Velasco, Ceballos y Fernando de la Mora.

El 17 de junio de 1811, fecha en que fue izada por primera vez una bandera paraguaya, se reunió el primer congreso que despojó de todo mando a Velasco, creó la Junta Superior Gubernativa y quedó como presidente el prestigioso militar Coronel Fulgencio Yegros, y como vocales estaban: el capitán Pedro Juan caballero, el doctor Fernando de la Mora, un civil vinculado con la sociedad paraguaya y el presbítero Francisco Javier Bogarín.

Tiempo después, el doctor Fernando de la Mora fue comisionado para aplacar a los indios Mbaya sublevados en el norte. Estando en esa comisión, le ordenaron recuperar el Fuerte Borbón ocupado por los portugueses, luego de lo cual fue designado a permanecer en Villa Concepción para instalar y organizar el Cabildo.

La pluma y el cerebro que podían oponerse a Francia

Para los analistas de nuestra historia, esta última jugada era evidentemente una estrategia para mantenerlo alejado de Asunción, por desacuerdos con Francia, quien incluso acusó a de la Mora de extraviar algunos documentos referentes al artículo adicional que regulaba los impuestos al tabaco firmado en Buenos Aires y además de una pretendida simpatía hacia el gobierno porteño.

De esta forma fue que iniciaron una serie de desacuerdos que llevaron a la firma de la resolución N°21 del 17 de septiembre del año 1813, en la cual Francia destituyó a Fernando de la Mora. El doctor Francia fue eliminando bajo cualquier excusa a sus adversarios y el 12 de octubre de 1813 quedó proclamada la primera República de Sudamérica.

“Fernando de la Mora era el más capaz de los próceres y el que podría haber enfrentado a Francia y a sus exageradas ambiciones. Se cree que por ello fue apresado y engrillado en 1820. Durante su larga agonía en la cárcel pasaba horas tejiendo algunas ropas para sus hijas Jovita y Saturnina” (Estragó, 2011, p. 93).

El Dr. de la Mora falleció en la prisión de San Francisco el 23 de agosto de 1835. En el museo de la Casa de la Independencia se encuentran algunos de sus muebles como la cómoda-escritorio y la cama. Como muchos otros próceres de América, de la Mora basaba su pensamiento en John Locke y era un creyente de que la ley debía estar por encima de todo y de todos.

Yegros, el primer presidente del gobierno del Paraguay

Como bien lo describe Bernardo Nery Fariña en su libro “Crónica de la Primera República”, fue un defensor de la soberanía nacional y propulsor de la cultura. “Su vida debe constituir paradigma para los paraguayos de hoy, por su valor, abnegación, su dedicación íntegra a la causa nacional, su preocupación por la educación del pueblo, y sobre todo, su desinterés y vocación de servicio sin ambición alguna de medro personal”, (Farina, 2013, p. 136).

Por voto mayoritario de los congresales, Fulgencio Yegros fue presidente de la Junta Gubernativa de 1811 a 1813, primer gobierno propio del Paraguay independiente; luego, en 1814, se estableció la dictadura temporal por cinco años en favor de Francia. 

El militar, junto con numerosos otros paraguayos que fueron protagonistas de la independencia, fue encarcelado en 1820. Tras haber sufrido el tormento en la “cámara de la verdad», a manos de dos verdugos payagua, Yegros fue fusilado el 17 de julio de 1821, «en la plaza pública», a un costado del viejo Cabildo.

Pedro Juan Caballero, el capitán de 25 años

En su libro “Cien vidas paraguayas”, Carlos Zubizarreta menciona que fue indudablemente Yegros el jefe elegido para la revolución de mayo, pero el deseo imperioso de entorpecer la gestión del comisionado portugués Abreu y el temor de ver abordada la conspiración determinaron la decisión del joven capitán Pedro Juan caballero (quien tenía entonces tan solo 25 años de edad) para asumir el rol  protagónico la noche del 14 de mayo.

“Consciente de la grave responsabilidad que adquiría, Caballero recurrió entonces al Dr. Francia -ajeno hasta entonces a la conspiración pero conocido por sus ideas anti españolistas- para que asesorara el movimiento con sus luces”, (Farina, 2013, p. 107).

Para el historiador Julio César Chavez, fueron tres los gestores de la emancipación: Yegros, con el prestigio de su jefatura; Francia, con su dirección mentora; y el capitán Pedro Juan Caballero, como decidido brazo ejecutor del movimiento anticipado. 

Según Zubizarreta, en octubre de 1814, el prócer inició un movimiento para oponerse a Francia, a quien lo conoció bien desde el gobierno colegiado en que actuaron juntos, y esa franca y estéril actitud opositora le valió el confinamiento cuando éste asumió la dictadura. Caballero se hallaba en Tobatí, “cuando fue de los primeros complicados en la conspiración de 1820 que privó al Paraguay de la mejor clase directiva”, reza Zubizarreta.

“La crueldad del tirano no se saciará con mi sangre”, escribió en las paredes de su celda antes de suicidarse el 13 de julio de 1821.

Francia, el hombre que odiaba a los españoles

Al igual que grandes hombres de la antigüedad, para entender su forma de ver el mundo y a los demás, debemos situarnos en el contexto histórico. José Gaspar Rodríguez de Francia nació en Asunción el 6 de enero de 1766, cuando Paraguay era parte de las posesiones coloniales de España. 

En ese mismo año, “al erigirse el Virreinato del Río de la Plata y designar capital a Buenos Aires, la ‘Provincia gigante’ de Paraguay vio menguado su territorio y su jerarquía, algo que reprochó ácidamente Rodríguez de Francia, al principiar la independencia”, (Ribeiro, 2011, p. 12).

El padre de Francia era un brasilero que arribó al país para instalar fábricas de tabaco. Francia se desempeñó como militar por 17 años y llegó al grado de capitán. Su madre se llamaba María Josefa Fabiana Velasco y Yegros, de la rama de los más antiguos conquistadores del Paraguay. Por lo tanto, José Gaspar era primo de Fulgencio Yegros. 

“De un temperamento nervioso e irascible tanto que por cualquier pequeña cuestión reñía con sus compañeros amenazándoles con un pequeño puñal del cual nunca se desprendía”, dice de él Wisner de Morgenstern, historiador paraguayo.

Según refiere Morgenstern, Francia era completamente desinteresado y el dinero tenía para él poco valor, empleándolo solamente para llenar sus pocas necesidades y para adquirir libros destinados a su pequeña biblioteca, a la cual él consideraba la mejor que existía en el Paraguay y la que contenía aproximadamente unos 250 volúmenes

“Odiaba a los españoles, a los propietarios ricos y a los privilegios que unos y otros tenían en el régimen colonial, como letrado los enfrentaba duramente granjeándole esto la simpatía de los sectores populares” (Ribeiro, 2011, p. 21).

De acuerdo con el escritor británico, Juan Parish Robertson, el Dr. Francia “gustaba mucho que se supiese que poseía el francés, que no entraba en el plan de estudios del Paraguay; e hízome saber que leía las obras de Voltaire, de Rousseau y de Volney, compartiendo por completo las ideas de este último”.

El escritor inglés también describió a Yegros y Caballero como hombres que “pertenecían a la noble carrera de las armas y la revolución los ascendió de capitanes que eran a generales. Faltábales inteligencia, educación y experiencia del mundo. Jamás habían salido de su provincia nativa”. 

Fue más indulgente con Fernando de la Mora, en quien reconocía “un notable abogado hombre talentoso enérgico y culto”, según relata Ana Ribeiro en su libro “José Gaspar Rodríguez de Francia”.

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