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23 de noviembre de 2024

Pobreza estructural: Así se padecen las necesidades básicas insatisfechas, en Paraguay

La pobreza ya no se asocia sólo a aspectos alimentarios relacionados con la supervivencia, sino que se extiende hasta la falta de realización de las personas y sus deseos y aspiraciones.

Es imprescindible medirla, estudiarla, conocerla y hacer el esfuerzo de entenderla, para así generar políticas públicas que disminuyan las brechas y mejoren la calidad de vida.

Por Belen Villamayor – Estudiante investigadora

La pobreza es un problema que persigue a diversas economías en todo el mundo. Es por ello que constituye una de las problemáticas más preocupantes para todos los gobiernos. 

Según la Plataforma de Pobreza e Inequidad del Banco Mundial, en 2019, 659 millones de personas vivían con menos de USD 2,15 al día, lo que de acuerdo con el tipo de cambio de ese año eran aproximadamente G. 16.000. 

¿Se imagina usted solventando sus gastos diarios con tan solo G. 16.000 en el bolsillo? 

Primeramente, definamos la pobreza. Es acertado conceptualizarla como:

“la situación de aquellos hogares que no logran reunir, en forma relativamente estable, los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros”. (CEPAL, 1988). 

Esta viene asociada con:

“(…) infra consumo, desnutrición, precarias condiciones de habitalidad, bajos niveles educacionales, malas condiciones sanitarias, (…)”. (Altimir, 1978). 

Hoy en día, son muchos los proyectos de diversos organismos internacionales para combatir la pobreza y todas las dificultades que acarrea consigo. Pero para poder empezar a trabajar en ello, es imprescindible medirla. 

“El método directo más conocido y utilizado en América Latina es el de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), introducido por la CEPAL a comienzos de los años ochenta”. (CEPAL, 2001). 

“Una Necesidad Básica Insatisfecha es la ausencia o la falta de lo necesario para el funcionamiento y desarrollo de la vida social.” (DGEEC, 2002). 

Para aplicar este índice: 

“se elige una serie de indicadores censales que permiten constatar si los hogares satisfacen o no algunas de sus necesidades principales. (…) La insatisfacción de necesidades se evalúa en base a algunas características de la vivienda (…) y a ciertos rasgos demográficos del hogar (…).” (CEPAL, 2001). 

Estos datos son extraídos de los censos de población y vivienda. Dado que estos no cuentan con información sobre todas las características y privaciones del hogar, las NBI se basan en las siguientes categorías, de acuerdo a (CEPAL, 1989):   

  1. Acceso a una vivienda que asegure un estándar mínimo de habitabilidad para el hogar.
  2. Acceso a servicios básicos que aseguren un nivel sanitario adecuado. 
  3. Acceso a educación básica. 
  4. Capacidad económica para alcanzar niveles mínimos de consumo. 

Para poder realizar la medición, se toma el criterio de universalidad de Kaztman, el cual establece que el acceso al bien o servicio que permite satisfacer la necesidad sea factible para toda la sociedad. 

Una necesidad es insatisfecha cuando representa una privación grave y es satisfecha cuando se duda de la severidad de la carencia (CEPAL, 1996). En caso de que el hogar presente al menos una NBI, el índice toma valor 1; en caso de que no lo haga, 0. 

A nivel general, se estudian los diversos hogares y se obtiene un índice de recuento, que “indica cuántos hogares tienen al menos una necesidad insatisfecha y se consideran, en consecuencia, pobres” (CEPAL, 2001). 

La primera publicación de este índice en nuestro país se dio en el año 1991 a través de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos. Se tuvieron en cuenta tres variables: 

  • Vivienda inadecuada (calidad de materiales de vivienda
  • Hacinamiento
  • Servicio sanitario 

Seguidamente, en el año 1995, se adoptaron cuatro variables: 

  • Calidad de la vivienda (calidad de materiales de la vivienda y hacinamiento)
  • Infraestructura sanitaria
  • Acceso a la educación
  • Capacidad de subsistencia

El INBI (índice de Necesidades Básicas Insatisfechas) fue medido por última vez, en Paraguay, en el año 2012, luego del Censo Nacional de Población y Viviendas de ese año. Los criterios tomados fueron: 

  1. Calidad de la vivienda: material utilizado en la construcción y hacinamiento.  
  2. Infraestructura sanitaria: disponibilidad de agua y eliminación de excretas.
  3. Acceso a la educación: asistencia escolar de niños y analfabetismo. 
  4. Capacidad de subsistencia: si carece de perceptor (persona ocupada, jubilada, pensionada o rentista) y si el jefe cuenta con una educación inferior a tres años de educación primaria, y con más de tres personas en promedio por cada perceptor.

Porcentaje de hogares con NBI en Paraguay, por área de residencia, según tipo de NBI – Año 2012

Fuente: (DGEEC, 2012)

A nivel país, la necesidad más común en los hogares es la infraestructura sanitaria: 20,8% de estos posee una infraestructura sanitaria inadecuada, ya que no cuentan con la disponibilidad de agua necesaria ni un sistema de eliminación de excretas apropiado. 

Mientras tanto, la necesidad menos frecuente, pero no menos importante, es la calidad de la vivienda: hay un 12,6% de hogares construidos con materiales de baja calidad y cuyos habitantes viven en situaciones de hacinamiento. 

El área rural es la que muestra una situación más preocupante, dado que sus hogares superan a los del área urbana en cada NBI. Sus necesidades de mayor incidencia son la infraestructura sanitaria y el acceso a la educación, lo que las convierte en las dos causantes principales de pobreza de esas zonas. 

Por otro lado, en el área urbana, son la infraestructura sanitaria y la capacidad de subsistencia. 

Hogares con al menos una NBI, según departamento (%) – Año 2012

Fuente: (DGEEC, 2012)

Este mapa deja ver que la región del Chaco posee los mayores niveles de hogares con al menos una NBI en sus tres departamentos: Alto Paraguay, Boquerón y Presidente Hayes. A estos les siguen los departamentos del norte de la región Oriental (San Pedro, Concepción y Canindeyú), junto con Caazapá. 

Los que tienen un nivel intermedio son los departamentos del centro y sur del país (Ñeembucú, Guairá, Caaguazú, Paraguarí, Itapúa, y Cordillera). Las zonas más desarrolladas son los departamentos más densamente poblados: Asunción, Central, Alto Paraná y Misiones. 

“La capital del país es la que menor nivel de carencias exhibe, en tanto, Alto Paraguay, en el extremo opuesto, tiene los niveles más altos de privaciones en (…) calidad de la vivienda, acceso a la educación y capacidad de subsistencia”. (DGEEC, 2012)

“En términos relativos, la evolución de los hogares con al menos una NBI evidencia un continuo descenso en las últimas tres décadas (1982, 1992, 2002 y 2012) que va de 87,8% en 1982 a 43,0% en 2012, denotando logros en el bienestar social. En promedio, las mejoras fueron más rápidas en el sector urbano. (…) Una parte importante de esta reducción está explicada por el comportamiento de la NBI relativa a infraestructura sanitaria. (…) El segundo cambio más relevante fue el de la NBI en calidad de la vivienda. (…) Las necesidades en acceso a la educación permanecieron prácticamente constantes en los primeros dos años censales (1982 y 1992) afectando a casi un tercio de los hogares. La reducción más importante se produce entre 1992 y 2002. En la última década estudiada (2002-2012) continúan las mejoras, aunque con mayor lentitud. (…) La capacidad de subsistencia tuvo el peor desempeño en las 3 décadas. Sólo mejoró relativamente entre 1982 y 1992, para permanecer igual los últimos 20 años”. (DGEEC, 2012). 

En cuanto a la evolución departamental, los departamentos que registraron mayores reducciones fueron Central, Misiones, Alto Paraná y Cordillera.

En lo respectivo a géneros:

“a nivel nacional el porcentaje de hombres y mujeres con al menos una NBI es similar, no obstante, (…) los hombres presentan mayores niveles de necesidades en infraestructura sanitaria y en acceso a la educación, en tanto las mujeres tienen mayores inconvenientes para superar las necesidades en capacidad de subsistencia (…)”. (DGEEC, 2012). 

Esto se ve reflejado en 21,2% de hombres a nivel país que no viven en hogares con una infraestructura sanitaria adecuada, frente a un 19,4% de mujeres en la misma condición; mientras que 12,9% de mujeres a nivel país no poseen capacidad de subsistencia, frente a un 11% de hombres con la misma carencia. 

Para cerrar este panorama general a nivel país:

“casi la totalidad de la población indígena presenta necesidades básicas insatisfechas. (…) La población indígena más que duplica la proporción de población no indígena en situación de pobreza estructural.” (DGEEC, 2012). 

La NBI principal es la infraestructura sanitaria. Mientras tanto, el 64,5% presenta impedimentos en el acceso a una vivienda de calidad y a educación. 

El INBI permite aproximar la pobreza estructural, la cual hace referencia a: 

“personas y/o familias que se hallan desprovistos de todo recurso y sin posibilidades de movilidad social, que se mantiene por generaciones, y que permanece aún en momento de crecimiento y bonanza económica”. (Crivaro & Eliseche, 2017). 

Teniendo en cuenta el condicionamiento que genera este tipo de pobreza, es que:

“lograr la satisfacción de las necesidades básicas constituye una tarea fundamental para quienes tienen la mirada puesta en el desarrollo, la equidad y la lucha contra la pobreza (…)”. (DGEEC, 2012)

Dado que, como exponen (Crivaro & Eliseche, 2017), la pobreza ya no se asocia sólo a aspectos alimentarios relacionados con la supervivencia, sino que se extiende hasta la falta de realización de las personas y sus deseos y aspiraciones, es imprescindible medirla utilizando este método o cualquiera de los demás existentes, estudiarla, conocerla y hacer el esfuerzo de entenderla, para así generar políticas públicas que disminuyan las brechas existentes y mejoren la calidad de vida de las poblaciones. 

Bibliografía

Altimir, Ó. (1978). La Dimensión de la Pobreza en América Latina. 

CEPAL. (1988). Mapa de Necesidades Básicas Insatisfechas, Ecuador. 

CEPAL. (1989). Actividades realizadas en el marco del proyecto «Estadísticas para el desarrollo de América Latina y el Caribe». 

CEPAL. (1996). Virtudes y limitaciones de los mapas censales de carencias críticas. Revista de la CEPAL.

CEPAL. (2001). El método de las necesidades básicas insatisfechas y sus aplicaciones en América Latina. Santiago.

Crivaro, L., & Eliseche, J. (2017). Pobreza y mediciones de pobreza. Aproximaciones sociológicas. 

DGEEC. (2002). Atlas de las Necesidades Básicas Insatisfechas . DGEEC. (2012). Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI): una aproximación a la pobreza estructural, 2012.

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