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24 de noviembre de 2024

¿Cómo puede acelerar Paraguay su transición hacia una economía de ingreso alto?

Con abundantes recursos naturales, una población joven y un contexto macroeconómico estable, Paraguay tiene un alto potencial para el éxito, según el Banco Mundial. No obstante, para maximizar ese potencial, el país debe adoptar un enfoque renovado en su estrategia de crecimiento, priorizando la productividad, la resiliencia y la sostenibilidad.

A pesar de estas ventajas, el organismo internacional señala que el país enfrenta desafíos significativos, como la desaceleración del crecimiento económico en la última década y la reducción de la pobreza. Sin embargo, enfatiza que puede acelerar su transición hacia una economía de altos ingresos si implementa una estrategia integral que aborde estos retos.

«De una tierra sin litoral, a una tierra de oportunidades», se denomina el nuevo informe del Banco Mundial en donde reconoce el notable progreso económico de Paraguay en las últimas dos décadas, gracias a reformas institucionales que han priorizado la estabilidad macroeconómica y un régimen de comercio e inversión abierto.

El informe menciona que estas características, junto con la conversión de bosques nativos en cultivos y pasturas, impulsaron el ascenso del Paraguay como uno de los mayores exportadores mundiales de soja y carne vacuna. Entre 2002 y 2013, el auge de los precios internacionales de los productos básicos, los patrones climáticos y la elevada demanda mundial, respaldaron el crecimiento de estas exportaciones. 

Sin embargo, al mismo tiempo, el informe alerta que al igual que otros países de la región de América Latina, el ritmo de crecimiento y de la reducción de pobreza se han ralentizado en la última década. 

En este punto, en el reporte se detalla que la desaceleración del crecimiento en la última década ha limitado los avances en combatir la pobreza y aumentar la inclusión. La tendencia de rápido crecimiento del PIB que experimentó el país durante la mayor parte de la primera década de los años 2000 se desaceleró en la década siguiente. 

Después de crecer un 4,5% anual en promedio entre 2002 y 2012, la economía paraguaya creció un 3,3% anual en promedio entre 2013 y 2019, y luego 1,1% anual en promedio entre 2019 y 2022 debido al efecto de la pandemia COVID‑19 y a una sequía recurrente.

El Banco Mundial agrega que si bien el crecimiento ha reducido la pobreza y la desigualdad, el ritmo de estas mejoras se ha ralentizado desde el 2013 junto con la desaceleración del crecimiento. De acuerdo con sus estimaciones, la proporción de paraguayos que viven por debajo de la línea internacional de pobreza de USD 6,85 por día se redujo en 28,4 puntos porcentuales entre el 2002 y el 2013, mientras esta reducción fue de apenas 3,4 puntos porcentuales entre el 2013 y el 2022.

“Esta desaceleración en la reducción de la pobreza se debió en parte a un menor ritmo de creación de empleos formales por parte del sector privado, y a una menor creación de empleos formales por parte del sector público, reflejo de los esfuerzos de consolidación fiscal”, señala el organismo multilateral. 

El reporte también menciona que dado que Paraguay depende en gran medida de los recursos naturales, que representan actualmente en forma directa un tercio de la producción y el 80% de las exportaciones, la economía es vulnerable a eventos que afectan los precios y la producción de los commodities. 

Si bien se reconoce que la volatilidad del crecimiento del Paraguay ha disminuido, sigue dos veces más volátil que el promedio de sus pares (medido por la desviación estándar del crecimiento) en la última década. Añade que tan elevada volatilidad tiene consecuencias para el ritmo general de crecimiento y reducción de la pobreza. 

Igualmente, el informe señala que el modelo de crecimiento de las últimas décadas ha aprovechado en gran medida los recursos naturales, a tal punto que entre 2010 y 2020, Paraguay fue uno de los diez países en el mundo que más perdieron sus bosques nativos (FAO 2020).

Además, advierte que si la expansión de la agricultura sigue siendo tan intensiva en tierras y al mismo ritmo que en el pasado, Paraguay se acercaría a los límites físicos de este modelo en las próximas décadas, lo que puede representar una amenaza para el ritmo y la durabilidad del crecimiento de las exportaciones agrícolas (y, por lo tanto, para el crecimiento general). 

En este punto agrega que la dependencia de los recursos naturales plantea riesgos a largo plazo, ya que se prevé que el cambio climático aumentará las temperaturas y la variabilidad de las precipitaciones, lo que, según las estimaciones del Banco Mundial, reducirá el rendimiento de los cultivos. Adicionalmente, el país corre el riesgo de perder competitividad a medida que aumente la demanda mundial de producción sostenible, especialmente de las economías avanzadas que pagan más por esos productos.

RECOMENDACIONES PARA APROVECHAR EL POTENCIAL DE PARAGUAY

En el informe, el organismo internacional enfatiza en que aprovechar al máximo el potencial de Paraguay requiere una estrategia de crecimiento basada en instituciones sólidas que promuevan el uso eficiente y sostenible de los recursos. 

“Si el país continúa trabajando en mejorar la calidad de sus instituciones públicas, defender el estado de derecho, utilizar sus recursos naturales de manera más eficiente e invertir las rentas de estos recursos en la generación de capital humano e infraestructura, podría acelerar su transformación en una economía de ingreso alto”, asegura. 

El Banco mundial brinda sus tres recomendaciones para abordar los desafíos mencionados más arriba:

Aumentar la resiliencia: Si bien Paraguay ha experimentado cambios estructurales, la economía sigue dependiendo de recursos naturales y, por lo tanto, es vulnerable a los choques externos, incluyendo los riesgos climáticos. Diversificar las exportaciones, incluidos los servicios, y continuar la profundización del mercado financiero y de capitales son medidas fundamentales para mitigar el impacto de estos shocks.

Impulsar la productividad: Aumentar la productividad, particularmente en los sectores manufactureros y de servicios, es esencial para crear más empleos de calidad y fomentar la diversificación económica. Esto requiere facilitar la entrada de nuevas empresas y la salida de las que ya no son productivas, invertir más y mejor en la educación y habilidades de la fuerza laboral, y mejorar el acceso a la financiación, especialmente a las micro y pequeñas empresas.

Garantizar la sostenibilidad: La gestión sostenible de los recursos naturales es clave para el crecimiento a largo plazo y la resiliencia climática. Mejorar el acceso a la financiación y a la capacitación impulsaría el uso de tecnologías y prácticas sostenibles en el sector agropecuario, especialmente entre los pequeños productores.  Paralelamente, un manejo estratégico del sector eléctrico permitiría a Paraguay aprovechar su abundante energía limpia para diversificar su economía.

También, el Banco Mundial afirma que Paraguay no tiene que elegir entre rentabilidad y sostenibilidad: ambas son posibles y complementarias. Una producción más sostenible generará una economía más fuerte y próspera.

“Paraguay tiene el potencial de acelerar su transición hacia un país de altos ingresos y para lograrlo, el país necesita implementar una estrategia integral que aborde los desafíos actuales. Estamos seguros de que, con las políticas e inversiones adecuadas, Paraguay puede utilizar todo su potencial y crear un futuro mejor para todos sus ciudadanos”, sostuvo Pui Shen Yoong, economista senior del Banco Mundial.

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