Muchas veces leemos u oímos en las noticias financieras sobre algunos derivados como el futuro de la soja, el petróleo o las opciones de Apple o Amazon.
¿En qué se diferencian los derivados de los activos financieros tradicionales?
Primeramente, para entender mejor este tipo de producto, advirtamos que los derivados no son como los activos financieros tradicionales que tienen una valorización directa de sí mismos, como lo tendría un bono o una acción.
Se trata más bien de un contrato que especifica el intercambio de un bien en una fecha futura a un precio fijado en el momento del pacto. Es importante notar que este acuerdo tiene dos elementos:
- Precio fijo
- Fecha de vencimiento.
El contrato adquiere valor a partir de la diferencia entre el precio fijado hoy y la ejecución futura del intercambio. Así como su nombre lo indica, la valorización del contrato va a derivar de la fluctuación del precio de ese activo subyacente objeto del intercambio – soja, petróleo, acciones de Apple, Amazon, etc. –.
Supongamos que convenimos hoy el precio del barril del petróleo en USD 40 y la transacción se va a realizar dentro de cuatro meses. Cuando el precio del activo subyacente – petróleo en nuestro caso – se encuentre arriba o debajo de USD 40, el contrato genera ganancias y pérdidas para alguna de las contrapartes. Esto significa que las partes – vendedores y compradores del contrato – están apostando una contra otra: si una gana, la otra pierde.
Otra característica importante es que tienen un costo transaccional menor por su alto poder de apalancamiento. Los contratos se caracterizan por ratios de apalancamientos fenomenales que pueden llegar a ser de 25 a 1, o inclusive más. Es decir, con una inversión de USD 25.000 puedo cerrar un contrato de 1 millón de dólares.
Es por esta razón que pueden ser peligrosos y alguna vez el conocido inversor Warren Buffet los llamó “armas de destrucción masiva”, dado que una empresa o grupo puede llegar a tener un interés extremadamente grande en ciertas posiciones y cualquier evento adverso puede acarrear un riesgo a todo el sistema.
Entonces, si son tan peligrosos ¿Para qué sirven?
Existen varias aplicaciones, razón por la cual son tan populares en el mundo financiero. Seguidamente, pasaremos a explicar las más importantes.
Gestión de la incertidumbre
En el mundo de los negocios, las empresas se enfrentan a distintos riesgos, en especial a los que tienen que ver con las fluctuaciones de los precios de las materias primas.
Por ejemplo, el precio del petróleo fluctúa diariamente y eso impacta en el costo de las operaciones de las compañías ligadas al transporte. También, los importadores que están sujetos a las variaciones del tipo de cambio de las monedas – principalmente del dólar – o los exportadores – que en nuestro país son los productores de alimentos – asumen el riesgo de la variación de precio de sus productos y el tipo de cambio.
Todos estos sectores buscan gestionar la incertidumbre; por lo tanto, necesitan un instrumento que les ayude a cubrirse, de manera a predecir sus ganancias. Esa legítima necesidad de cobertura fue la razón por la cual se crearon los derivados. La cobertura existe cuando la empresa genuinamente utiliza el activo subyacente en sus operaciones diarias, por ejemplo, el productor de soja o carne en Paraguay.
Cómo aprovechar oportunidades
La otra cara de esta razón legítima es la especulación, debido a que estos participantes no tienen un interés real en el activo subyacente y toman una posición – compran o venden contratos – porque creen tener una oportunidad para lucrar, al predecir movimientos en los precios.
Por ejemplo, si pienso que el dólar se va a apreciar contra el guaraní, un contrato de derivados te puede posicionar para beneficiarte si esto ocurre. El aporte más importante de los especuladores es que proveen liquidez al mercado.
Estimación de precios
Por último, los derivados ayudan al descubrimiento de los precios porque crean un ambiente de subasta donde interactúan vendedores y compradores de todas partes del mundo.
Las organizaciones o individuos con mejor información y experiencia reaccionan primero en el mercado de derivados, porque aquí el costo transaccional para implementar estrategias financieras es menor que en el mercado de contado.
El mercado de derivados se constituye así en una fuente de información y estimación de precios de manera instantánea.
Para concluir, me gustaría citar una frase de Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos:
“Estos instrumentos permitieron a los usuarios separar los riesgos y asignarlos a los inversores más dispuestos y capaces de asumirlos”.