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22 de noviembre de 2024

BONOS DEL TESORO: ¿Qué nos dice la preferencia al largo plazo sobre el futuro de nuestra economía?

La última subasta de Hacienda resultó en intereses menores para títulos a 15 y 20 años, respecto a los de 10 años, fenómeno conocido como curva invertida de tasas. Los inversores perciben más riesgo para la próxima década que para un periodo más lejano.

ANÁLISIS

En la subasta bonos del Gobierno de este mes, los inversores tiraron su presencia hacia los bonos de mayor plazo, generando una curva invertida en el rendimiento final de las tasas. Según analistas, esto puede ser síntoma de una incertidumbre de los agentes con respecto a un rebote muy importante de la economía en el corto plazo.

En la mañana de este martes se realizó la que podría ser la última subasta de bonos del tesoro del Ministerio de Hacienda y los resultados fueron similares a los de la inmediatamente anterior. La “curva invertida” en el rendimiento de las tasas se está convirtiendo en una tendencia de la valoración que asigna el mercado a estos títulos públicos, que generan una gran confianza para cualquier inversionista.

Antes de hacer una precisión sobre los resultados concretos de esta subasta, conviene hacer una breve digresión para explicar en qué consiste una “curva invertida”, a los aspectos técnicos en el ámbito bursátil. Esto implica que las tasas de rendimiento para los bonos con un plazo menor sean más elevadas en comparación con los bonos con plazo de vencimiento mayor.

En condiciones normales, esto se daría a la inversa, ya que el menor plazo suele suponer una tasa de igual manera más baja, ya que el riesgo que existe es menor. En contrapartida, el largo plazo deja abierta la posibilidad de una serie de eventos impredecibles que pueden afectar la rentabilidad, el valor o inclusive el cobro de intereses de un instrumento bursátil en un caso extremo.

En el caso concreto, la tasa de rendimiento de los bonos a 10 años terminó siendo del 7,9%; ubicándose por encima del 7,52% con que terminaron los bonos a 15 años y el 7,51% de los títulos públicos con plazo a veinte años. Claramente, la preferencia de los compradores estuvo volcada hacia los títulos con periodos más largos de duración.

Esto se notó más claramente en los montos demandados, ya que en la serie más corta (10 años), el monto licitado por Hacienda fue de G. 50.000 millones y la demanda ni siquiera llegó a la par del monto total, quedando solamente en G. 48.050 millones. Por el contrario, para las series de 15 y 20 años, la puja estuvo sobre la par, es decir, se superó el monto en oferta y para el caso del plazo más largo, casi se llegó a doblarla.

Detalles de la más reciente subasta de bonos del Tesoro. Fuente: Ministerio de Hacienda

Análisis de los resultados

Federico Callizo, vicepresidente de Investor Casa de Bolsa, consideró que la liquidez del mercado se está ajustando un poco y es común que en los dos últimos meses las tasas vayan un poco hacia arriba, porque hay un mayor movimiento de inversiones en la economía. La alta demanda en las emisiones de más largo plazo hizo que la tasa termine baja con respecto a los de menor plazo; en este caso, a 10 años.

También explicó que la oferta de G. 100.000 millones que hubo para la serie de 20 años fue relativamente alta, y por ende hubo una menor predisposición de pagar precios mayores por parte de los demandantes de bonos. En caso de que la oferta hubiera sido menor, la demanda hubiera sido mayor en términos relativos y se hubiera ofrecido más dinero por los bonos.

El experto explicó que el fenómeno de la curva invertida se da normalmente en economías en las que existe temor a una desaceleración en el crecimiento económico, es decir, con una percepción de pesimismo en el corto plazo. No obstante, aclaró que se debe tener en cuenta que estas dos subastas con tasa invertida han sido dos casos muy puntuales.

“Esto puede ser un síntoma de que la gente confía menos en la economía, entonces se sale de invertir en activos riesgosos de corto plazo y busca los bonos del Tesoro de largo plazo. Por eso crece la demanda en estos bonos de mayor plazo y las tasas de interés caen”, explicó Callizo.

Federico Callizo, vicepresidente de Investor Casa de Bolsa.

Incertidumbre a corto plazo

Por su parte, el economista Rubén Ramírez Lezcano coincidió en el análisis al considerar que los agentes económicos no confían en plenitud en que se vayan a cumplir las proyecciones de un rebote demasiado grande para el año que viene; al no haber todavía una vacuna definitiva para mitigar el virus.

Agregó que con el proceso por el que está pasando el Presupuesto General de la Nación (PGN), no se está dando una señal clara al sector privado de que el gasto público vaya a mejorar sustancialmente en el 2021.

Esto, sumado a otros elementos, hizo que los demandantes de títulos públicos opten más bien por asegurarse por un buen tiempo los rendimientos por encima del 7% que ofrecieron los plazos a 15 y 20 años.

“Para el Presupuesto se aprobaron nuevamente montos por sobre lo que presentó Hacienda a la Cámara de Diputados, y esos son indicadores de que se va a orientar la convergencia del déficit fiscal. Sin embargo, las expectativas para el año que viene son altas, pero difíciles de cumplir; por ejemplo, con el Pytyvö que ya no alcanza, y vamos a ver qué pasa con el tercer plazo”, refirió.

También hizo referencia a que, ante una baja generalizada en el rendimiento de tasas pasivas en el sistema financiero por el gran nivel de liquidez existente, muchos de los agentes optan por otras opciones como la compra de dólares, inmuebles o, en este caso, los bonos del Tesoro, que son papeles bursátiles de retorno muy seguro (y además, de buen rendimiento, en este caso).

Rubén Ramírez Lezcano, economista.

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