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26 de noviembre de 2024

El análisis de las condiciones de vida y las mayores desventajas de habitar las zonas rurales del Paraguay

Cuando se considera a elementos de calidad de vida como acceso a jubilación, agua potable, vivienda digna, salud y educación, la pobreza está presente en el 44,5% de la población rural del país, muy por encima de la tasa de 34% que arroja la medición que solo contempla el nivel de ingresos, según el INE.

En contrapartida, la pobreza multidimensional solo afecta al 13,28% de la población urbana y la monetaria, al 22,7%. Expertos advierten que es urgente que Paraguay amplíe sus políticas públicas para cambiar esta realidad, y califican como “vergonzoso” al hecho de vivir en un país con tanta riqueza, pero con exclusiones tan graves.

La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los resultados del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). El documento revela que más de 1,7 millones de paraguayos se encuentran en esta situación, lo que representa el 24,93% de la población total del país.

La situación se agrava claramente en zonas rurales, donde la pobreza multidimensional alcanza al 44,5% de la población. En términos reales, esta cifra representa a unas 1,1 millones de personas.

Es importante mencionar que al cierre del 2020 la población rural ascendía a 2.663.851, lo que quiere decir que casi la mitad de las personas que viven en la citada zona carecen de servicios esenciales como acceso al agua potable, vivienda digna, salud y educación.

Cabe aclarar que la pobreza multidimensional toma en consideración las múltiples carencias que pueden padecer los individuos de manera simultánea y las analiza desde cuatro dimensiones: el acceso a trabajo y seguridad social; vivienda y servicios; salud y ambiente, y educación.

Un dato aún más llamativo es que el INE, en su reporte de “Pobreza Monetaria”, menciona que el 34% de la población rural -o 904.536 personas- residen en hogares cuyos niveles de ingresos son inferiores al costo de una canasta básica de consumo; esto significa que no satisfacen ciertos requerimientos mínimos, tanto alimentarios como no alimentarios. 

Con los resultados de estos dos informes, en el año 2020 se registró un total de 1.187.005 personas como pobres multidimensionales en la zona rural, de los cuales el 76,2% (904.536 personas) también son pobres monetarios. 

Lea también: Más de 1,7 millones de paraguayos se encuentran en situación de pobreza multidimensional

Zona urbana

En contrapartida, en el informe del INE también se puede observar que en la zona urbana la situación es muy diferente, ya que según el IPM, la personas en situación de pobreza multidimensional llega a tan solo el 13,28% en las ciudades, lo que afecta a unos 595.835 personas.

Así también, en lo que respecta a la pobreza monetaria, también la cifra es bastante inferior en comparación con los números de la zona rural, ya que solo alcanza al 22,7% de la población urbana, es decir, a unas 1.017.185 personas. 

El total de la población urbana el año pasado fue de 4.487.765, y los que se encuentran en la situación de pobreza multidimensional suman 595.835 personas. 

Al analizar las condiciones de vida y no solo los ingresos, se puede notar que existe una gran desventaja que padecen los pobladores que viven en el interior del país, que no solo son más pobres en ingresos sino también en acceso a educación, salud, servicios básicos, etc. 

De acuerdo a los datos del IPM en el área rural, en el 2020 las tres privaciones que afectaron mayormente a las personas fueron las prácticas inadecuadas o falta de servicios para eliminación de basura, la falta de aporte a una caja jubilatoria y uso de carbón o leña para cocinar.

No obstante, en el evolutivo de la pobreza multidimensional se ha registrado una reducción en la zona urbana, ya que en el 2016 alcanzaba al 59,57% de la población, en el 2017 pasó al 54,64%; en el 2018, al 52,45%; en el 2019 se redujo al 49,85 y el año pasado terminó afectando al 44,56% de las personas que viven en la citada zona.

Situación del sector rural es debido a menores inversiones

La economista Veronica Serafini, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), sostuvo que, efectivamente, el sector rural se encuentra entre 15 y 20 años detrás del sector urbano, debido a las menores inversiones realizadas por el Estado. 

No obstante, resaltó que se observan mejoras en las últimas tres décadas, pero estas fueron muy lentas. 

La profesional dijo que los indicadores que forman parte del IPM se relacionan con las funciones del Estado garantizadas constitucionalmente y con numerosas leyes que son derechos esenciales, como el derecho a una jubilación, a agua potable, a una vivienda digna, a salud y educación.

Añadió que Paraguay tiene políticas en todos estos ámbitos, pero con una baja cobertura. “Necesitamos con urgencia aumentar las coberturas y la calidad. Es vergonzoso vivir en un país con tanta riqueza, pero a la vez con exclusiones tan graves y tan baja calidad de vida”, lamentó.

Se debería aspirar a cifras cercanas a cero

Serafini manifestó que la ambición debería ser llegar a la pobreza monetaria y multidimensional cercana a cero y, en el corto plazo, al menos a los promedios latinoamericanos. Para esto reconoció que se requiere bastante más inversión que la que se ha realizado hasta ahora.

“Paraguay se encuentra entre los países de menor inversión social en América Latina y frente a cualquier país desarrollado”.

Verónica Serafini, economista.

Sin embargo, añadió que eso no significa que debamos desanimarnos, ya que hace años nadie imaginaba que se invertiría tanto en obras viales ni que nuestra deuda aumentaría tanto para financiar las obras. 

La economista acotó que es hora de “preocuparnos más por la gente, por la infraestructura que beneficia de manera directa a la gente. Tenemos recursos pero elegimos financiar obras de bajo valor público (pasarela Ñu guazú, puente a Chacoí) o de manera deficiente (metrobús)”, ejemplificó.

Al ser consultada sobre qué aspectos específicos de la matriz tributaria se podría modificar para hacer frente al problema de la pobreza multidimensional, manifestó que la  baja inversión y los altos niveles de deuda son la contracara de la baja presión tributaria, sobre todo en los sectores que más se benefician con el crecimiento económico. 

“El mejor ejemplo de la riqueza con que cuenta el país se vio con el acceso a las vacunas donadas por EEUU. No recibimos vacunas porque somos un país de ingreso medio-alto, pero en contrapartida no vemos el retorno al fisco de esa riqueza”, afirmó. 

Existe un problema de diseño

Insistió en que en las zonas rurales existen varios problemas que históricamente han sido reclamados, como las bajas coberturas en agua, salud, vivienda y educación. 

Así también, existe un problema de diseño. Por ejemplo, el Instituto de Previsión Social (IPS) tiene cobertura en el sector urbano y en trabajadores en relación de dependencia, pero no está incluyendo al sector rural, a la agricultura familiar o a trabajadores rurales no agropecuarios.

“Tenemos que crear mejores instrumentos de seguridad social para garantizar que progresivamente todas las personas mayores accedan a una jubilación digna y no requieran una pensión alimentaria que es mínima para brindar una vida digna”, enfatizó.

Serafini sostuvo también que al observar la evolución de la pobreza multidimensional (2012-2020) y de las necesidades básicas insatisfechas (1982-2012), hay una clara mejoría en el país gracias a la implementación de políticas públicas. “Obviamente nos hubiera gustado haber ido más rápido, pero no hicimos todo el esfuerzo necesario”, expresó. 

Comentó también que la información estadística rigurosa es fundamental para implementar buenas políticas públicas, y que hay que entender que el crecimiento económico y el mercado no son suficientes para que las personas tengan calidad de vida. 

“El acceso a servicios de salud, agua, saneamiento y educación de calidad es fundamental, independientemente del nivel de ingresos, para eso necesitamos datos que garanticen el diseño y la implementación de políticas públicas eficientes y equitativas”, explicó.

Por último, dijo que es optimista y que cree en las utopías, por lo no pierde la esperanza de vivir en un país donde no haya niños, niñas y adolescentes sin educación y salud de calidad, con personas mayores con una jubilación, cuidado y salud de calidad. 

“Tampoco estamos pidiendo tanto, es lo básico que tiene cualquier persona en los países que ponen a las personas en el centro de sus objetivos”, concluyó. 

Datos deben ser utilizados para mejores decisiones en políticas públicas

Por su parte, el economista Jorge Garicoche resaltó el paso importante que ha dado el INE en sacar los resultados del IPM y dijo que espera que sean utilizados por todos los organismos intervinientes en la lucha contra la pobreza, para tomar mejores decisiones en políticas públicas.

Resaltó la importancia de que ahora no solo se mida el nivel de ingresos de una persona, sino también otros elementos de privación que sufren los individuos. 

Sostuvo que en el caso del sector rural, está muy ligado a la agricultura, que es una actividad muy estacional, por lo que se debe buscar soluciones para hacer más productivos a los pequeños productores y tengan opciones de generar mayores ingresos. 

Comentó que es urgente que a esta zona se le brinde oportunidades de acceder a mayores y mejores condiciones de vida y, de esa manera, también se evita migración a la zona urbana que, según dijo, no necesariamente significa dar un salto de calidad de vida 

“La medición que se venía haciendo no es mala, pero quizás no es completa como para dar un diagnóstico; pero con el IPM se observa mucho mejor la situación y se puede identificar de hacía dónde viene el problema. El Estado en sí debe apropiarse de esos datos y ahora con un mejor diagnóstico apuntar a dar soluciones”.

Jorge Garicoche, economista.

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