El Banco Mundial (BM) destacó la experiencia paraguaya en la asistencia social de sectores vulnerables, que fueron beneficiados con el programa Pytyvõ durante el periodo más crítico de la pandemia de COVID-19.
En un artículo publicado en la sección blogs del BM, se aborda la experiencia de nuestro país en la implementación del programa Pytyvõ, que según la Encuesta de Alta Frecuencia (EAF, iniciativa del Banco Mundial), benefició a siete de cada diez trabajadores informales
El artículo valora que entre las razones principales del impacto positivo de Pytyvõ, se encuentra que las transferencias de asistencia social pueden prevenir el aumento de la pobreza.
En este sentido, menciona que según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), Pytyvõ y los demás programas -como el de adulto mayor y Tekoporã- evitaron que más de 230.000 personas cayeran en la pobreza.
Agrega que, a mayo del 2020, el 28% de los hogares paraguayos reportaba que al menos uno de sus miembros recibió algún tipo de asistencia social de emergencia durante la pandemia, según la EAF. A junio del 2021, este porcentaje había aumentado al 54%.
Además, destaca que el 85% de los hogares beneficiarios de programas de emergencia (incluyendo Pytyvõ) fueron hogares donde, como era requerido, ningún miembro había recibido anteriormente asistencia del Gobierno.
Sinergia público-privada
El artículo detalla también que, de manera a facilitar el proceso de transferencia del subsidio de Pytyvõ a beneficiarios de todo el país, el Gobierno forjó una alianza estratégica con las Entidades de Medios de Pagos Electrónicos (EMPEs) locales.
Los subsidios fueron entregados a través de billeteras electrónicas, cuentas bancarias, e incluso un innovador mecanismo de acreditación directa denominado “Tarjeta Cédula”, que permitió a las personas realizar compras presentando solamente sus cédulas de identidad.
Detalla que, en su primera edición, casi el 90% de los beneficiarios de Pytyvõ recibió el subsidio vía billetera electrónica, el 10% utilizó el sistema “Tarjeta Cédula” y menos del 1% recibió acreditación en sus cuentas bancarias.
“Como se puede inferir, las transferencias por medios electrónicos brindaron al gobierno un importante control sobre la logística del proceso de otorgar las asignaciones. Asimismo, significó mayor seguridad para los beneficiarios al utilizar el subsidio, al no tener estos la necesidad de retirar el dinero en efectivo”, resalta.
Políticas integrales de seguimiento
De acuerdo a la EAF, se cuenta con la evidencia de que, con la pandemia del COVID-19 aún presente, la población beneficiaria de los subsidios de emergencia continúa siendo la más vulnerable en diversas dimensiones, dados los retos de la protección social.
Las herramientas obtenidas y la experiencia ganada con los programas de asistencia de emergencia se presentan como una oportunidad para formular políticas públicas que apunten a:
- Contar con un registro nacional completo de beneficiarios, de manera a mejorar la focalización y el impacto de los programas sociales implementados.
- Reforzar las redes de seguridad social a través de la formalización de los trabajadores, como recurso fundamental para el acceso a oportunidades y para amortiguar los efectos negativos de las crisis.
- Ajustar el diseño de la protección social de los trabajadores, considerando los cambios en el mercado laboral, la dinámica y la volatilidad de los ingresos de los trabajadores.
- Adaptar el diseño de la protección social al uso de las plataformas digitales y a los cambios demográficos de la población.
Así, un plan de recuperación post-pandemia debe contemplar herramientas que promuevan una reducción de la informalidad, de la pobreza y de la desigualdad, y que sean, por sobre todo, sostenibles el tiempo.
Por último, enfatiza que para la implementación de estos cambios institucionales es necesario alcanzar amplios consensos, entre todos los actores involucrados, que permita un crecimiento que incluya a toda la población y reduzca las brechas sociales.