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28 de abril de 2024

¿Cómo ejercemos la democracia?: Así interviene el pueblo en la búsqueda del bien común

Estamos a un par de semanas de que un nuevo equipo asuma el mando del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo recientemente también renovó sus bancas, un escenario propicio para hacer un repaso por conceptos como democracia directa y democracia representativa, las formas en que se las ejerce y el camino que han recorrido en Paraguay.

Por Rocío Britos – Estudiante investigadora

La Democracia, como término y sistema, se asume consabida y adecuadamente comprendida dentro de cualquier sociedad, pero: ¿Sabe usted que existen diferentes tipos de democracia?

El significado etimológico de democracia es “gobierno del pueblo por el pueblo” y deriva de las palabras griegas demos (pueblo) y cratos (poder o gobierno). 

La democracia es una forma de gobierno, un “modo” de distribuir el poder político, donde la importancia radica en que el pueblo no solo es el destinatario del gobierno (a quien se gobierna), sino también el agente que gobierna (1).

Según la bibliografía a la que se consulte, actualmente existen diversas clasificaciones, a su vez basadas en múltiples factores, tales como: ideología, religión, contexto geo-económico, entre otros. 

Habiendo dicho esto, la historia de los regímenes políticos nos ha provisto una clasificación fundamental: Democracia Directa y Democracia Representativa.

  • La democracia directa es el sistema político en el que el pueblo ejerce directamente el poder, sin intermediarios ni representantes. Rousseau postulaba que este era el único modo de garantizar la soberanía popular y la voluntad general, que no podía ser delegada ni alienada. Él defendía la democracia directa como la forma ideal de gobierno para los pequeños estados, donde todos los ciudadanos pudieran participar activamente en la toma de decisiones. Según Rousseau, la democracia directa permitía preservar la libertad, la igualdad y la virtud cívica de los individuos, evitando la corrupción y la tiranía de las minorías (2). Su aplicación, como democracia directa pura, en la actualidad es considerada inviable.
  • La democracia representativa moderna se basa en un mecanismo de representación de intereses que generalmente se expresa por medio de partidos políticos. Bajo esta concepción, los ciudadanos eligen a sus representantes, pero no determinan las políticas públicas ni las leyes. Partiendo de la teoría de la democracia representativa, los atributos del concepto se derivan de la representación del régimen; por lo tanto, “la ciudadanía tiene el deber de elegir a alguien para el cargo público, pero no el de orientar a quien lo ejerce” (3).

La “democracia directa” se diferencia de la “democracia representativa” en que la primera permite a la ciudadanía participar directamente en la toma de decisiones sobre asuntos de interés público, mientras que la segunda delega esa función en representantes elegidos por el voto popular.

A hoy, la democracia directa se implementa ocasionalmente como medida extraordinaria, en forma de referéndums. Algunas democracias en todo el mundo la utilizan más habitualmente, lo que los convierte en instrumentos complementarios de la democracia representativa. Como ejemplo podemos referirnos a ocasiones en las que se recurre a ella para aprobar o modificar una Constitución o para resolver asuntos de interés nacional.

En nuestro país, sumamente marcado por el Gobierno Dictatorial precedente al contexto actual, se observa desde la Reforma Constitucional de 1992 los esfuerzos por evitar la centralización política, estableciéndose de esta manera un Estado social de derecho, con unidad y no divisibilidad, y en su Art. 1 establece que:  “la República del Paraguay adopta para su gobierno la democracia representativa, participativa y pluralista, fundada en el reconocimiento de la dignidad humana” (4). 

Esta tríada de dimensiones se presentan en mayor o menor proporción, siendo actualmente la dimensión representativa la más fortalecida en la praxis. La aplicación de mecanismos constitucionales de democracia directa tales como los referéndums e iniciativas populares son ideales para equilibrar este desbalance (5).

Finalmente, como sociedad hemos de preguntarnos, tal como lo hizo Gelardo Rodríguez (2005) (6): ¿existen claves capaces de iluminar una política para el hombre? Y posteriormente, tener presente su respuesta: “una de ellas es, sin duda, el bien común”.

(1) Salazar, L., & Woldenberg, J. (1993). Principios y valores de la democracia (Instituto Nacional Electoral). https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2021/02/CDCD-01.pdf

(2) Hermosa Andújar, A. (1986). El camino de Rousseau. De la democracia directa a la democracia representativa. 50. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/26889.pdf

(3) Navia, P., & Barrueto, F. (2013). Tipologías de democracia representativa en América Latina. XX (2). https://www.scielo.org.mx/pdf/pyg/v20n2/v20n2a2.pdf

(4) Convención Nacional Constituyente. (1992). Constitución Nacional del Paraguay. https://www.bacn.gov.py/leyes-paraguayas/9580/constitucion-nacional-

(5) Decidamos. (2019, julio 8). La democracia paraguaya. Desde el ideal democrático a la crisis de la representación y la baja calidad. Decidamos. https://www.decidamos.org.py/2019/noticia/la-democracia-paraguaya-desde-el-ideal-democratico-a-la-crisis-de-la-representacion-y-la-baja-calidad/

(6) Gelardo Rodríguez, T. (2005). La política y el bien común. https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/18793/1/La%20pol%C3%ADtica%20y%20el%20bien%20com%C3%BAn.pdf

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