A través de su informe sobre perspectivas de los mercados de productos básicos, el Banco Mundial (BM) alertó que los precios de los commodities sufrirán la mayor caída desde la pandemia de Covid-19. Aún así, adelantaron que los precios de los alimentos se mantienen cerca de máximos históricos.
Este escenario afectará, a su vez, las perspectivas de crecimiento de casi dos tercios de las economías en desarrollo que dependen de las exportaciones de materias primas, según el organismo.
“Aunque se espera que los precios de los alimentos caigan un 8% en 2023, estarán en el segundo nivel más alto desde 1975”, reza el informe. Además, a partir de febrero de este año, la inflación anual de los precios de los alimentos es del 20% a nivel mundial, el nivel más alto de los últimos dos años.
“El aumento en los precios de los alimentos y la energía después de la invasión rusa de Ucrania ha pasado en gran medida debido a la desaceleración del crecimiento económico, un invierno moderado y las reasignaciones en el comercio de productos básicos”, dijo Indermit Gill, economista jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del BM.
Perspectivas de la soja paraguaya
Consultado sobre las perspectivas de la exportación de soja, Hugo Pastore, director Ejecutivo de la Cámara de Productores y Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), manifestó que los commodities agrícolas principales que Paraguay produce, como son soja y maíz, han bajado de precio en el último mes debido a una muy importante oferta de Brasil y por el buen rendimiento de los Estados Unidos.
En los últimos meses, Paraguay exportó su soja con una cotización en torno a los USD 555 por tonelada y el precio actual ronda los USD 530 y USD 540. “No dejan de ser buenos precios, no están en sus niveles más altos, creemos que más o menos está pendiente de fijación de precio en lo que es la campaña de la cosecha de soja entre un 30% y 40%”, expresó Pastore.
Es decir, eventualmente los productores no van a poder alcanzar el mismo nivel de precios que había meses atrás. Aun así, ven con buenos ojos la cosecha de este año. El ejecutivo de Capeco recordó que el año pasado tuvimos una zafra catastrófica porque se estaba iniciando el conflicto de Rusia con Ucrania y había mucho nerviosismo en los mercados.
“Los precios estaban mucho más altos, pero fueron momentos que no supimos aprovechar porque no teníamos producción”, indicó. Recalcó que, a pesar de que los precios han bajado, a nivel de Capeco estiman la zafra de primavera-verano en unos 8,5 millones de toneladas.
Consultado sobre cuánto podrían caer los precios, anticipó que sería alrededor de 10% a 15%. “No tendremos caída, sino que el ingreso va a disminuir ligeramente”, añadió. Según los cálculos, alrededor de USD 4.300 millones ingresarán al país gracias a la soja que será exportada este año a diferentes mercados.
“El año pasado tuvimos una zafra donde tuvimos una merma del 70% de la producción estimada, no alcanzamos los tres millones de toneladas. Ahora estamos hablando de ocho millones y medio, más lo que es zafriña, eventualmente podríamos estar cerca de las nueve millones de toneladas. Entonces, definitivamente, en volumen será el doble a lo que fue el año pasado y en ingreso de divisas sería el doble también”, puntualizó.
Por otro lado, en lo que hace al cultivo de maíz, Pastore dijo que también bajaron los precios, pero el cultivo está en desarrollo en estos momentos y hay poco negocio en torno al producto. “El cultivo en sí implica más riesgo porque la gente tiene miedo a la helada y solamente cuando está más desarrollada y garantizada la cosecha es que sale así masivamente”, explicó.
Finalmente, dijo que la inflación derivada del precio de los combustibles también afecta al sector debido a que la logística del traslado del producto es una variable clave. “Todo lo que es el transporte interno y fluvial son variables que influyen directamente al productor. En el flete fluvial tenemos el posible impacto del peaje que quiere cobrar Argentina, los precios de los combustibles bajaron un poco, pero no de una manera dramática”, comentó.
Tendencia inflacionaria todavía está relativamente alta
Humberto Colmán, miembro del Directorio del Banco Central del Paraguay (BCP), mencionó que la baja de la inflación interanual tiene un efecto base por las subas registradas en los primeros meses del año pasado. No obstante, señaló que al anualizar la inflación mensual y evaluar su comportamiento, se puede ver una tendencia inflacionaria que todavía es relativamente alta.
“Como el año pasado en los primeros meses empezó un proceso de inflación más alta mensual, cuando vos comparás estos primeros meses del año (2023) contra el año pasado (2022), la inflación interanual te da una baja, pero hay un efecto base, pues estás comparando contra meses de inflación alta”, explicó.
Para el economista, hay que tener cuidado, ya que si bien la interanual está bajando, la mensual (comparada con el mes inmediatamente anterior) todavía tiene una inflación relativamente alta. “Los últimos meses de inflación se explican por la inflación de alimentos que todavía es relativamente alta”, añadió.
Consultado sobre si la baja de precios en los alimentos esperada por el Banco Mundial tendrá su efecto prontamente en la economía paraguaya, Colmán dijo que en estos primeros meses no se verá aún. “Tuvimos 0,4% de inflación mensual en marzo, pero la (inflación) de alimentos estuvo un poco más alta, 1,2% mensual. Una gran parte de la inflación de marzo se explica todavía por alimentos”, recalcó.
Anticipó que más tarde o temprano se reflejará también eso (caída de precios) en los precios internos que tendrán que bajar.
Por otro lado, Ayhan Kose, economista jefe adjunto del Banco Mundial y director de Prospects Group, dijo que “la caída de los precios de las materias primas durante el último año ha ayudado a reducir la inflación global general. Sin embargo, los banqueros centrales deben permanecer atentos ya que una amplia gama de factores, incluido un suministro de petróleo más débil de lo esperado, una recuperación más intensiva en productos básicos en China, una intensificación de las tensiones geopolíticas o condiciones climáticas desfavorables, podrían impulsar los precios al alza y reavivar presiones inflacionarias”.