ANÁLISIS
Se va disipando la algarabía que se generó en los mercados financieros internacionales tras los anuncios de avances en el desarrollo de vacunas.
Los inversores dirigen su atención hacia la reaparición de casos de Covid-19 y las nuevas medidas de confinamiento; mientras tanto, quedan atrás las subas récord que se observaron días atrás en los mercados.
La llegada de segundas olas de contagio nubla el optimismo que había surgido con la expectativa de que las vacunas acaben eventualmente con la pandemia.
Como ejemplo de esta situación, la agencia Bloomberg detectó a los productores de energía y las compañías financieras entre los sectores con el peor desempeño en el índice S&P 500, este martes 17 de noviembre. Por su parte, las firmas de viajes y esparcimiento lideraron las caídas en Europa.
Bloomberg agrega que los inversores se están tomando una pausa, luego de impulsar a los mercados a un alza histórico el pasado lunes. Esto se dio luego de que la vacuna de Moderna Inc. mostrara una efectividad de 94,5% en los ensayos clínicos.
La consecuencia más positiva de los resultados de Moderna a los ojos de los inversores es que resuelve un problema logístico importante, al no necesitar temperaturas extremadamente frías como la vacuna desarrollada por Pfizer – que mostró 90% de efectividad –. La diferencia es significativa en cuanto al costo de almacenamiento y distribución. Todo esto, tomado en su conjunto, implicaría una recuperación económica mucho más rápida.
Sin embargo, los efectos positivos de esta noticia se contrarrestan con el hecho de que una distribución global de la vacuna todavía está a varios meses de concretarse; además, los casos de coronavirus se propagan rápidamente en Europa y Estados Unidos.
Los mensajes preocupantes, en este sentido, provienen de las más altas esferas de la conducción política de los países avanzados.
Ángela Merkel, canciller de Alemania, espera que la situación en esta potencia europea siga siendo “muy seria”. El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a su vez que el retraso en la entrega de mando por parte del saliente Donald Trump genera el riesgo de que aumente el número de muertos.
Al contrario de lo que sucede en nuestro hemisferio sur, donde esperamos la llegada del verano y una reactivación de las actividades al aire libre, los países del norte se preparan para el crudo invierno. Esto implica mayores restricciones a la actividad social por parte de los gobiernos, para detener la velocidad de propagación del patógeno.