Con los recientes resultados de salud mental del país, se abre el debate sobre enfermedad mental y economía que se han destacado tradicionalmente las relaciones entre trastornos mentales y el bienestar económico de individuos y grupos. Esto viene con los estudios realizados por el Banco Mundial dando a conocer la salud mental de la población Paraguay.
Paraguay se encuentra en el cuarto puesto de menor vulnerabilidad y primer puesto en trastorno de la ansiedad, uno de los problemas más frecuentes entre la población en la preocupación y nerviosismo. Este estudio se hizo mientras la segunda ola del covid pasaba en el país, y se detalla que las familias paraguayas demuestran mayor violenta o agresividad con algún miembro de la familia, además mayores conflictos y discusiones con personas fuera del hogar, y a todo esto debemos sumar el sentimiento de soledad. 3 de cada 5 personas reportaron haberse sentido ansiosas, el 70,4% fueron mujeres y el 53,5% fueron hombres.
Según la teoría de la tensión vital, la vida es más estresante para las personas que están al pie de la escala socioeconómica y por se observa entre ellas la máxima prevalencia de la enfermedad mental. Pero luego se presenta otra teoría llamada movimiento descendente sostiene que las personas que son enfermos mentales funcionan peor y por lo tanto desempeñan empleos inferiores, ganan menos dinero, descienden en la escala social y permanecen en niveles bajos. Estas teorías fueron estudiadas con detenimiento en las publicaciones de epidemiología psiquiátrica y se usan como referencia en debates sobre las relaciones entre salud mental y economía.
Un estudio realizado en España revelo que los trastornos mentales comunes representan al menos el 2.2% del PIB, el 50% de los costes de todos los trastornos mentales, así como la primera causa de discapacidad atribuida a un única enfermedad, la depresión.
Las enfermedades mentales están de manera considerable determinadas socialmente y al menos en parte dependen mucho de los cambios de política económica, esto significa que las decisiones que afectan la economía nacional o regional tienen repercusiones profundas en la salud mental de los individuos.
Por lo tanto, las enfermedades o el aumento de las enfermedades mentales pueden ser causadas no solo por comportamientos sociales sino también en reacción a los problemas económicos y a su vez los problemas laborales conllevan a enfermedades mentales. La enfermedad mental más común del mundo y letal es la depresión, la depresión no solo nos lleva la ansiedad, preocupación, falta de ánimo sino también a terminar con nuestra vidas. Por eso un país con nuestro estado de salud no podrá salir adelante sin antes mejorar o tratar a las personas con enfermedades mentales, debemos ser un sociedad en la cual se pueda hablar libremente de esto y conseguir ayuda fácilmente.
Este determinismo económico, sugiere un encadenamiento causal de las relaciones entre enfermedad mental y economía, los cambios económicos negativos (como el desempleo, menor productividad y recesión) causan dificultades económicas que pueden suscitar sentimientos de fracaso personal y una imagen de sí mismo deteriorada y si son agudos conllevan a incrementar los trastornos mentales y los ingresos hospitalarios. Los costes indirectos de esto son la dificultad de empleo, el ausentismo, la incapacidad y otros costes de pérdida de productividad futura.