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26 de abril de 2024

La morosidad bancaria todavía arrastra efectos del difícil 2022

El nivel de atrasos en el pago de deudas por parte de los clientes del sistema bancario volvió a aumentar en el segundo mes del 2023 y alcanzó un nuevo nivel más elevado en casi 20 años.

Datos del BCP dan cuenta de que, al mes de febrero, estos impagos presentan una tasa de 3,38%. Los préstamos para el comercio y consumo son los más afectados, con 5,86% y 6,02% de morosidad.

Especialistas destacan que esta situación se explica por los vigentes efectos adversos de la economía del año pasado. La inflación y el encarecimiento del crédito se mantienen como causas adicionales.

Los últimos datos del boletín estadístico del Banco Central del Paraguay (BCP) refieren que, al segundo mes de este año, la morosidad en el promedio ponderado alcanza una tasa de 3,38%, el indicador más elevado desde el último pico de octubre del año pasado, que fue de 3,30%. 

La tasa de impagos del sistema bancario en valores nominales alcanza G. 4,3 billones (USD 598 millones) del total de la cartera de créditos.

La tasa del 3,38% representa un aumento de 1 punto porcentual (p.p.) con respecto a febrero del año pasado y de 0,23 p.p. con relación a enero de este año. Si bien en el promedio ponderado no se registran aumentos sustanciales, este indicador mantiene una trayectoria al alza y se convierte en el más elevado de los últimos 18 años. 

Los registros del BCP dan cuenta de que la última vez que se había visto un pico superior a este fue en el año 2005, cuando la tasa alcanzó un máximo de 6,50%. 

Sin embargo, si tenemos en cuenta valores anteriores, la tasa de morosidad máxima del sistema bancario fue del 20,26% en el año 2003, periodo en el todavía se registraba la crisis bancaria en el Paraguay. Posterior a esa cifra, el indicador se reduciría a 10,57% y a partir de allí, habría una reducción de manera estable con picos que ya no alcanzaron el 4%. 

No obstante, si tenemos en cuenta la morosidad por sectores, se observa una variación más acentuada, principalmente en los préstamos comerciales y del consumo . 

Los préstamos para el comercio presentan una tasa de mora de 5,86% a febrero del 2023, marcando un incremento interanual de 1,73 p.p.; mientras que los de consumo se ubican en 6,02%, registrando un aumento de 1,31 p.p.

El siguiente segmento corresponde a los préstamos de servicios personales, que tiene una tasa de 5,02%. 

Para el analista financiero Stan Canova, es importante tener en cuenta que la economía de Paraguay viene arrastrando varios años de inestabilidad a causa de la pandemia, a esto se agregó el impacto inflacionario que estuvo ligado a la suba del petróleo. 

Por otro lado, explicó que el sistema financiero también tuvo serios golpes luego de que el BCP endureciera su política monetaria, al elevar su tasa de referencia, lo cual hizo que el crédito se encareciera hasta niveles históricos.

“Esto, sumado a que un sector importante de la economía (construcción) está con cesación de pagos de parte del MOPC (Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones), que se traduce a un paro en el decante de esos fondos, y se refleja en la tasa de morosidad”, apuntó el analista. 

También señaló que los créditos comerciales son los más dinámicos, pero que a su vez suelen presentar más riesgo y, por ello, presentan un nivel de interés más elevado.

Por su parte, el economista Anibal Insfrán, en entrevista con MarketData, explicó que la morosidad del mes de febrero no estaría ligada a un solo impacto, sino que puede contener varios motivos. No descartó que la inflación sea uno de ellos, pero además es importante tener en cuenta que no todos los bancos han tenido incrementos, sino que solamente algunos, los cuales explicaron el aumento visto al segundo mes en el resultado total. 

En este contexto, los datos del boletín estadístico muestran que los bancos con mayores aumentos en la mora fueron el GNB, que pasó de 3,79% a 4,42%; Regional, de 4,58% a 5,37%; y el banco Río, de 3,30% a 3,80%. Las demás entidades registraron descensos o subas mínimas.

El economista Wildo Gonzalez sostuvo que la persistencia de los niveles de morosidad actuales se debe en gran parte al resultado de la economía al cierre del cuarto trimestre. “Como sabemos por los datos publicados la semana pasada por el Banco Central, da cuenta de un menor dinamismo a lo esperado, donde se manifiesta que el consumo privado en el cuarto trimestre aumentó en términos interanuales solo 2,8%, cifra muy por debajo del promedio histórico del 4% a 5% previo al shock de la pandemia y del clima”, aseveró. 

Asimismo, agregó que este menor consumo privado es el resultado de un mercado laboral menos dinámico, que no ha logrado recuperarse completamente de la sucesión de shocks que recibió la economía. Esto resulta en una menor capacidad de generar valor agregado y, a su vez, desemboca en menores ingresos para las familias, probablemente por debajo de sus expectativas, “lo que a su vez resulta probablemente en un sobre uso del sistema bancario más allá de sus capacidades de pago, generando este incremento persistente en los niveles de morosidad”, advirtió. 

Sin embargo, González afirmó que, a pesar de ser alto, la morosidad se encuentra dentro de los niveles observados en años previos.

Con respecto a la participación de algunas carteras como el comercio, explicó que el nivel de morosidad de 5,86% corresponde al comercio al por menor, muy ligado al desempeño de las pymes. 

En este sentido, es importante recordar que este sector tiene una mayor sensibilidad a las condiciones macroeconómicas, por ello, parte importante de la debilidad se manifiesta en menores niveles de ventas en estas empresas, lo que dificulta la capacidad de pago de estas empresas, manifestó el especialista. 

“Un ejemplo de la poca demanda a la que se enfrenta este segmento se puede observar en el comportamiento del Indicador Cifra de Negocios (ECN) que, como hemos visto en los últimos meses, ha mostrado contracciones en términos interanuales, dando cuenta de la complejidad de la situación que enfrentan las pymes ante una menor demanda por los menores niveles de actividad económica y un mercado laboral más débil”, argumentó. 

Perspectivas 

Las perspectivas para este año apuntan hacia un crecimiento económico en torno al 4,5% y a una convergencia de la inflación al 4,1%, según BCP, los cuales generan una expectativas de que el sistema bancario también crezca en este contexto. 

Sin embargo, para  Wildo Gonzalez, en este escenario sería importante tener en cuenta la incertidumbre. “Suponiendo que no aumente, estaríamos en un escenario favorable, que podría empujar el consumo privado a niveles cercanos a su promedio histórico de 4% a 5% de crecimiento anual, y una inversión agregada que seguiría con sus proyectos, generando empleo”, expresó el analista. 

En este contexto, siempre y cuando esta mejora en el entorno macroeconómico se traslade a una recomposición del mercado laboral, podría hacer que la morosidad del sistema vuelva a sus promedios históricos. 

“Aunque siempre es importante mencionar que la morosidad tiene sus vaivenes que están muy asociados a la estacionalidad en los ingresos de las familias, por lo que uno debe tener cautela en los movimientos abruptos que pueda tener, especialmente en algunos sectores económicos”, sostuvo González. 

Medidas transitorias 

Recientemente, el BCP ha habilitado medidas transitorias para apoyar al sector agrícola a fin de que puedan pagar de manera flexible sus compromisos de deudas y, de esta manera, salir de la mora. 

Al ser consultado si es necesario expandir medidas transitorias a otros sectores, Widlo González explicó que es importante tener en consideración que parte importante de la mejora en el manejo de la política monetaria, con posterioridad a la implementación de las metas de inflación, no solo en Paraguay, sino en los bancos centrales más importantes de las economías emergentes, se está dando en el uso de medidas macro prudenciales, siendo por ejemplo este tipo de medidas transitorias un caso particular de uso de este tipo de herramientas. 

“En el caso del uso de esta herramienta para el caso del sector agrícola, se entiende, en las condiciones en las cuales fueron originadas, que permite entregar previsibilidad a la economía, e incluso facilita que la economía paraguaya pueda en algunos periodos estar en dos velocidades: un sector agrícola débil, pero un sector con recursos naturales muy dinámicos, que fue lo que tuvimos en este primer semestre”, relató. 

No obstante, como todo nuevo instrumento, consideró que es necesario poner en consideración cuales son los elementos o los casos a los cuales pueda ser aplicado este tipo de instrumento. 

“Tal como en el caso de la política monetaria, implícitamente uno tiene una regla de política que afecta a la tasa de política monetaria, sabemos que, ante aumentos en la inflación, el banco central aumenta su tasa de interés, y ante caída en la actividad económica, el banco central tiende a bajar la tasa de política, esto aplica a casi todos los bancos centrales, la conocida regla de Taylor”, señaló. 

“Para el caso de los instrumentos macro prudenciales, es importante establecer mecanismos claros para el uso de esto, cuándo y cómo, y qué sectores pueden ser sujeto a esto, y en qué condiciones”, finalizó.

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