El domingo 18 de abril se ha dado a conocer una noticia, que para muy pocos era un secreto a voces, pero para la mayoría del planeta fútbol representa un antes y un después que puede cambiar inclusive el fútbol mundial.
Se creó la Superliga Europea, fundada por doce clubes europeos y de los más poderosos del mundo.
Los doce clubes pertenecen a las ligas inglesa, española e italiana, hasta el momento. A ellos se sumarán otros tres clubes que serán invitados a formar parte de la competición en calidad de equipos fundadores, más otros cinco clubes que tendrán que clasificar, para llegar a veinte equipos en su primera edición.
Los equipos fundadores y que han confirmado su participación son: Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, de España; Juventus, AC Milán e Inter de Milán, de Italia; Arsenal, Liverpool, Chelsea, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur, de Inglaterra.
El principal problema con la creación de esta Superliga es que sería un torneo fuera de las competencias locales e internacionales que son manejadas por los entes reguladores del futbol profesional, por eso atenta contra los intereses de las asociaciones nacionales y la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA).
Inyección económica y J.P. Morgan
De acuerdo al anuncio, 3.500 millones de euros es la inversión del proyecto de Superliga financiado por el gigante J.P. Morgan. El ganador de la Superliga se llevará 400 millones de euros, muy por encima de los 120 millones de euros que se llevará el campeón de este año de la Champions League.
De hecho, se trataría de ingresos muy superiores a los que los clubes obtienen de la UEFA si sumamos sus competiciones de clubes (Champions League, Europa League, Supercopa de Europa), que generaron 3.200 millones de euros en ingresos televisivos en la temporada 2018/19, por ejemplo.
La principal razón de esta diferencia económica es que los clubes están gestionando directamente los derechos comerciales y televisivos – en la actualidad, es la UEFA quien negocia estos derechos –. Además, el fondo de solidaridad de la nueva competición será de 10.000 millones de euros, en comparación con los 4.100 millones de euros que en 2020 destinó la UEFA y que se reparten a través de las federaciones.
JP Morgan es la entidad financiera que está detrás del proyecto de la Superliga y la que sirve de referencia a la hora de consolidar una competición que nace con la necesidad de los clubes de dar un paso adelante en lo económico.
El banco de inversión de origen norteamericano acordó una inversión de 3.500 millones de euros (4.800 millones de dólares) a los clubes bajo la figura de underwriting. La condición clave para el acuerdo es el compromiso de los clubes de permanecer en la Superliga por un determinado número de años a establecerse. La tasa de interés sería entre 2% y 3% en un marco de plazo de 23 años, según fuentes de Bloomberg.
Revoluciones de clubes europeos. Antecedentes.
Es bueno recordar que esta no sería la primera “revolución” de clubes en Europa.
En 1956 se creó la Copa de Europa, que pretendía unificar los torneos continentales disputados hasta ese momento, como la Copa Latina, Copa Mitropa y Copa de las Naciones. La primera Copa de Europa fue impulsada por el periódico francés L’Equipe y tuvo el apoyo de grandes clubes de Europa, entre ellos el Real Madrid.
En 1992, el torneo “evoluciona” y pasa a llamarse Champions League. A partir de ese año y los siguientes, se fueron incorporando más equipos de los países con menos presencia en Europa y se empezó a incluir a los ubicados en el segundo, tercer e inclusive cuarto lugar de las ligas europeas más importantes. Con este cambio, había más partidos, cumpliendo con las exigencias de los “grandes” que tenían como objetivo explotar la venta de los derechos televisivos.
Podemos concluir, entonces, que esta sería la tercera revolución de estos clubes grandes de Europa. Una revolución que traerá cambios al mundo del fútbol e indefectiblemente seguirá en crecimiento y desarrollándose en busca de nuevos formatos y alternativas que impulsen este deporte, sin olvidar que el deporte no sería deporte sin la competencia y el apoyo de los “hinchas”.
