A finales del año pasado, el pronóstico de crecimiento económico del 2023 resultaba más alentador. Así era, por lo menos, desde la perspectiva de los analistas de la organización Desarrollo en Democracia (DENDE), quienes finalmente revisaron a la baja su pronóstico para el cierre del año, fundamentalmente por los efectos de la transición de gobierno y el menor dinamismo de otros rubros importantes en la construcción del PIB paraguayo.
Concretamente, las proyecciones iniciales de DENDE para el 2023 eran de un crecimiento de 6,5% del producto interno bruto (PIB), estimación que fue recortada a 4,8%.
Destacaron que para establecer un equilibrio fiscal, la administración central que ingresó tuvo que realizar ajustes que desmotivaron las inversiones y afectaron a las construcciones.
Por otro lado, se refirieron al buen desempeño de la inflación, que permitió un descenso de tasas, pero que a su vez ya genera cierta preocupación por la posible dolarización de depósitos y desequilibrios en monedas.
El panorama internacional, con el alza de tasas en Estados Unidos y desaceleración económica en China, podría afectar al Paraguay. Por ello, se refuerza la necesidad de reformas pendientes para impulsar el crecimiento sostenible.
En esta entrevista te contamos el panorama político/económico desde la visión de los referentes de DENDE: Cesar Barreto, economista jefe; y Alberto Acosta Garbarino, presidente.
– ¿A qué se debe el recorte que realizaron en su proyección de crecimiento económico para este 2023?
Cesar Barreto (CB): Tuvimos un año donde (en) nuestras proyecciones iniciales éramos más optimistas. La cosecha de soja fue buena, que era un determinante importante. Sin embargo, los otros rubros tuvieron un año difícil: el maíz tuvo menos producción, el trigo también, la carne, y el cambio de gobierno impactó mucho más de lo que nosotros estábamos esperando.
– ¿Cómo vio la transición de gobierno en lo que respecta al déficit fiscal? ¿Qué impacto tuvo eso?
CB: Había un desorden en las finanzas públicas, mayor había sido lo que se estaba reportando. Eso obligó a que se haga un recorte en la inversión pública muy fuerte y eso está impactando en el sector construcción, que tiene caídas importantes este año. El mejor desempeño económico de Brasil también provocó un crecimiento importante en el comercio fronterizo. En ese conjunto de cosas, finalmente un crecimiento del 4,8% es lo que estamos estimando hoy para cierre de año, es algo positivo, no tanto como esperábamos.
– ¿Qué panorama observa para el año que viene? ¿Qué explica el pronóstico de crecimiento del 3,7% que contempla DENDE?
CB: Estamos proyectando un crecimiento del 3,7% para el próximo año, coincidiendo un poco casi con todos, ya parece que es un número que está en un cierto consenso aquí en nuestro ambiente. Con el cambio de gobierno, nosotros teníamos expectativas de que hubiera más foco en las reformas principales, porque un gobierno cuando asume normalmente tiene ciertas fortalezas políticas para poder avanzar incluso en cambios legales más importantes. Sin embargo, por lo menos este semestre, (en) estos primeros meses de gobierno, no se presentaron las leyes más importantes. Sí se hicieron reformas en el Ministerio de Economía, cosas interesantes y positivas, pero creo que todavía son marginales respecto a lo que hace falta efectivamente en términos de reformas del Estado.
– Durante la charla mencionó cierto riesgo para el Paraguay si es que el BCP sigue reduciendo de manera más rápida su tasa de política monetaria. ¿Esto en qué se fundamenta?
CB: Nos sorprendió un poco la movida un poco más brusca de parte del Banco Central, reduciendo 50 puntos básicos (en la reunión de noviembre). En la última reunión, nosotros estábamos esperando una evolución más gradual, de 25 puntos por cada reunión, y nos encendió un poco la alarma porque, en un momento en que las tasas en Estados Unidos en dólares están altas, si es que hay un desalineamiento con las tasas en guaraníes acá, los inversionistas van a ponerse a pensar y nos puede llevar a una mayor dolarización de los depósitos, que es algo que nosotros veníamos revirtiendo en las últimas dos décadas.
Ese es el riesgo que hay. De hecho, puede generar un desbalance entre los depósitos y créditos en una moneda versus otra. Una tasa de interés baja motiva más la demanda de créditos en guaraníes, pero los ahorros se van a ir hacia los dólares y vas a tener un descalce importante allí, que finalmente termina siendo como una salida de capitales. Porque si la gente opta mucho por los dólares y la demanda de créditos en dólares es más limitada, termina saliendo la plata al exterior.
– ¿Qué podría implicar eso a nivel local, además de un eventual encarecimiento del dólar?
CB: Por la cultura que nosotros tenemos y por la visión, estoy seguro que la gente va a preferir invertir en dólares. Entonces, ese es un riesgo que espero que el Comité de Política Monetaria del Banco Central lo esté considerando. Desde mi punto de vista, tendrían que hacer una pausa en algún momento en esta reducción de tasas, esperando que pase un poco, por lo menos que Estados Unidos empiece a entrar en una tendencia de reducción de sus tasas también, esa dicotomía la están teniendo también los otros bancos centrales. Uno lee en Brasil algo parecido, en Chile, casi en todos los países similares a nosotros, también están con la misma preocupación en este momento.
– El tipo de cambio vimos que está llegando a picos bastante elevados. ¿Considera que el BCP debería intervenir con mayor fuerza para contener al tipo de cambio o debe seguir fluctuando libremente?
CB: El mercado es libre, nuestro régimen de flotación sucia, que se le llama, consiste en que efectivamente se deje que operen la oferta y la demanda normalmente y el Banco Central entra como el gran tenedor de reservas para frenar picos que no estén basados en sus fundamentos. Lo que nosotros estamos viendo es que los fundamentos están explicando la subida, porque especialmente por la situación argentina, que es el choque más fuerte que vamos a recibir en las próximas semanas, las implicancias de ese choque son cambiarias. La Argentina va a devaluar muy fuertemente y eso va a generar un desalineamiento entre los precios argentinos y los precios paraguayos.
En la medida en que la presión inflacionaria va a ser baja, no se justificaría una intervención tan fuerte. Pero si la inflación de repente, porque el dólar aumenta mucho y los productos que son extra Argentina, que también impactan en los costos internos del país, sube mucho, creo que en ese momento habría que buscar alinearlo hacia algo más de mediano plazo, porque lo que podemos llegar a tener es una sobrerreacción muy fuerte; pero que una vez que los costos en Argentina se ajusten de vuelta, en seis, ocho meses, vos ves que el dólar va a bajar, entonces hay que tratar de evitar esas fluctuaciones muy bruscas, porque en un país pequeño y abierto como el nuestro, un riesgo cambiario muy alto no es muy conveniente.
– ¿Cómo observa el panorama internacional y qué se avizora para el Paraguay?
Alberto Acosta Garbarino (AAG): Lo que ocurre en el mundo nos llega a nosotros principalmente por dos caminos. Uno es el camino financiero, donde evidentemente el dólar es la moneda mundial y lo que pasa con el dólar nos afecta. Si sube allá la tasa de interés, Estados Unidos actúa como una aspiradora, llevando dólares para allá y acá sube el dólar, hay escasez, hay menos liquidez; y cuando Estados Unidos baja (su tasa de interés), ocurre lo contrario: vienen los dólares para acá. Durante mucho tiempo, Estados Unidos tuvo una política monetaria de tasas muy bajas y eso permitió que vengan muchos capitales para América Latina. Ahora esto se está revirtiendo. La suba de tasas es importante y eso es una mala noticia para nosotros.
El otro camino por el cual nos llega a nosotros es la parte comercial, la exportación principalmente. Y ahí también básicamente para América, que se encuentra dividida por en medio: Panamá, al norte, depende económicamente de Estados Unidos y para toda Centroamérica, México, es el destino de sus exportaciones. Mientras que desde Panamá para abajo, nuestro principal socio, de todos los países, es China y estamos viendo que hay una frenada de la economía china por diferentes motivos, la crisis inmobiliaria también, hay salida de empresas por toda esta política americana del Nearshoring.
Entonces, China es una mala noticia a nivel mundial. A nivel regional ni qué decir. Argentina está en un descalabro que va a tener que tomar medidas. Ahora con el nuevo gobierno, que puede esto llevar a un descalabro mayor todavía; y Brasil está más ordenado, pero está estancado. Y Paraguay, en ese entorno, va a crecer, va a depender siempre de la soja y la lluvia, va a ser muy dependiente del clima; si queremos crecer más que eso, tenemos que hacer reformas.
– ¿Cuáles son las reformas que el gobierno debería priorizar, a su criterio?
AAG: En cuanto a las reformas, hay una partida que están pendientes como jubilatoria, la Caja fiscal, la reforma del servicio civil, educación, salud, es decir, hay muchas cosas que tenemos que hacer y este gobierno tiene una mayoría aplastante en el Congreso, pero lo que vimos el día de hoy es que dentro de esa mayoría, hay divisiones. Entonces, el tema se complica más de lo que parece, ojalá se consiga superar esos problemas y poder avanzar en cuanto a reformas.
– ¿Cómo califica la gestión del nuevo gobierno en estos primeros 100 días?
AAG: Recibió un desorden muy grande, un déficit importante, y está tomando medidas de ordenamiento, que son contractivas; porque se frenaron las inversiones, pero no teníamos que hacer eso. Creo que a partir de ahora vamos a ver seguramente más concretamente, y lo que están pendientes son las reformas, de vuelta. Eso no se presentó: las reformas que había que hacer. Se hizo la reforma de crear el Ministerio de Economía, la parte de Tributación con Aduanas, pero eso no tiene mayores conflictos. Vamos a ver cuando entremos en las otras reformas de donde hay oposición política.