Ahora, el problema comienza cuando los inmigrantes son mandados a Texas y Arizona, ya que Greg Abbott, de Texas, y Doug Ducey, de Arizona, comenzaron a transportar inmigrantes indocumentados desde abril a Washington D.C y la ciudad de Nueva York. Los gobernadores republicanos han enviado alrededor de 7.000 indocumentados en los últimos meses a ambas ciudades mencionadas como protesta contra las políticas fronterizas del Gobierno de Joe Biden, que aún no acepta la existencia de las crisis migratorias.
Mientras, durante los cuatro años en el cargo, el expresidente Donald Trump intentó reducir los flujos migratorios ilegales a través de dos programas. El primero, conocido como “Quédate en México”, en donde la mayoría de los solicitantes de asilo permanecería al sur de la frontera mientras se procesaban sus casos, fue dejado de lado para favorecer a la medida “Título 42”, que permitió las expulsiones generalizadas por motivos de salud pública.
Biden ha estado tratando de cerrar ambos programas desde el comienzo de su presidencia, sin especificar alternativas plausibles. La vicepresidente Kamala Harris, designada por Biden para encabezar la respuesta a esta crisis, ha pasado solo tres días en América Latina durante sus 16 meses en el cargo.
La semana pasada, la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, también demócrata, pidió a la administración de Joe Biden que movilizara a la Guardia Nacional para brindar ayuda y refugio a los migrantes que llegan desde Texas y Arizona. Comentó que el ritmo con el que están llegando los autobuses ya ha llegado a un punto de inflexión.
Inclusive, mandan a las personas en estos buses, la mayoría con Covid y otro 20% con enfermedades infecciosas, sin provisiones alimenticias. Una de las ciudades más afectadas es Nueva York, que de por sí tiene una crisis de salud mental posterior a la pandemia y otra, de personas sin casa; y deben asegurar que, albergando a estas personas, el panorama no se va a agravar más. Pero, lastimosamente, esta no es la situación, la ciudad se ha vuelto no solamente más peligrosa, sino que tiene más personas en las calles y los incidentes son diarios.
La situación es tan grave que, al día de hoy, la guardia nacional mexicana tuvo que cerrar el paso a la caravana de migrantes que pretendía ingresar al Centro de Atención Integral al Tránsito Fronterizo de Huixtla, en el sureste mexicano, esta caravana es principalmente de migrantes de Venezuela intentando llegar a Estados Unidos. Todas las caravanas pasan por México, lo cual tampoco les favorece, y se encuentran desplegando a casi 30.000 miembros de las Fuerzas Armadas en sus fronteras del norte y sur para tareas migratorias.