Por Humberto Osorio – Estudiante Investigador
Cuando nos referimos a los recursos naturales lo primero que pensaríamos es que puede representar un boleto al crecimiento y desarrollo económico de un país, sin embargo, este caso contrastaría a dicha afirmación, debido a que para nuestro protagonista representa una carga más a la bolsa de problemas para naciones subdesarrolladas e inestables política y socialmente como los ubicados en África.
La República Democrática del Congo es una nación ubicada en el centro del gran continente negro, posee una extensión de 2.344.658 Km2, una población de 99.010.212 habitantes, con un PIB de USD 64.720 millones (Banco Mundial, 2022).
Limita al norte con la República Centroafricana y Sudán del Sur, al este con Uganda, Ruanda, Burundi, Tanzania, al oeste con la República del Congo (república homónima, recibieron el nombre debido a que el principal río que cruza a ambas naciones se denomina igualmente Congo), y al sur con Angola y Zambia.
Teniendo todos estos datos geográficos y demográficos, iremos al contexto histórico.
Al principio, la República Democrática del Congo era propiedad del Rey Leopoldo II de Bélgica desde 1885 (Congo Belga), cuando la Conferencia de Viena le otorgó la región recientemente descubierta para que propiciara un “avance” en ella.
Pero, en 1908, se conoció los abusos que sufría su población al ser duramente esclavizada para la extracción de recursos, sobre todo de caucho. En ese año, la administración de la República Democrática del Congo pasó a manos del Gobierno de Bélgica hasta su independencia en 1960 (Alonso & Younes, 2020).
A partir de ahí empezaron los constantes problemas en forma de guerras civiles llegando a grandes escaladas internas en la Primera Guerra del Congo (1996-1997), que buscaba el derrocamiento del presidente Mobutu Sese Seko, quien gobernó desde 1965 hasta su asesinato en 1997, y la Segunda Guerra del Congo (1998-«2002”), colocando entre varias comillas porque no concluyó totalmente como se tenía pensado.
Esta Segunda Guerra debe ser nuestro verdadero puntapié, ya que se produjo debido a la expulsión por orden del presidente Laurent-Desiré Kabila de las tropas de Rwanda, Uganda y Burundi, quienes tenían la concesión para explotar parte de los recursos naturales.
¿Y de qué recursos estamos hablando? Oro, Cobalto, Diamante y “COLTÁN” (Cervera Vallterra, 2016)
Las regiones dónde se extraen en su mayoría son las de Kivu del Norte y Kivu del Sur, caracterizadas por ser de las más precarias y con altos índices de violencia y explotación.
El Coltán es una abreviatura comercial utilizada en partes de África para nombrar la «Columbita – Tantalita». Es un mineral cuyo concentrado de tantalio es mayor que el resto de elementos como el niobio, estaño u otros minerales que lo acompañan. Su coste es de alrededor de 350 a 600 dólares el kilogramo, llegando hasta los 1000 dólares como lo fue en el año 2021.
Este material se utiliza comúnmente, es una abreviatura comercial utilizada en partes de África para nombrar la “Columbita – Tantalita». Si en un mineral el concentrado de tantalio es mayor que el resto de elementos, se refieren generalmente como Tantalita (una mena de Tantalio), siempre que tenga una concentración superior al niobio, estaño u otros minerales que lo acompañan.
Cuando la composición contiene mayor concentración de niobio que de tantalio, además de otros metales pesados, se habla de Columbita (una mena de Columbio o Niobio). Existen otras fuentes para extraer tantalio que provienen de países más industrializados como Australia y Brasil. Lugares en proceso industrial China, Rusia o sin planificación industrial como la República Democrática del Congo, Etiopía, Mozambique, Nigeria y Ruanda (Minerals Mining, 2016).
La principal aplicación del Tántalo es crear condensadores en equipos electrónicos. La ventaja principal de este elemento en los condensadores es que tiene una alta eficiencia volumétrica, que permite reducir el tamaño de estos, y tiene una alta fiabilidad y estabilidad en un amplio rango de temperatura (-55 ºC a 125 ºC).
Estas características hacen que los condensadores de otros materiales, como la cerámica, no puedan igualarlo. Sin salir de la electrónica, también se puede aplicar el tántalo para fabricar resistencias de alta potencia (Minerals Mining, 2016).
Dejando la parte técnica y sus propiedades químicas, vamos al lado que más nos compete, La República Democrática del Congo en 2002 perdió cerca de 800 millones de dólares, según informes de la ONU para ese año (Torres Carranza, 2014).
Pudiendo este país perder en promedio por año entre 1000 y 1200 millones de dólares.
Aunque a todo ello y las tremendas piñas y reveses que sufre este país, se ven muy pocas las posibilidades de salirse de semejante calvario, tampoco organismos como la ONU pueden hacer milagro alguno debido a intereses geopolíticos y económicos de grandes potencias como Estados Unidos, Rusia y China y de las poderosas empresas multinacionales como Nokia, Motorola, Standard Chartered Bank, entre otros.
Tras esto, no podemos dar por concluida sin reflexionar acerca de lo que puede significar la posesión de grandes recursos en manos de gente inoperante, corrupta e ignorante y las consecuencias de las malas gestiones y políticas poco beneficiosas para la economía nacional, que pueden llevar a la profunda inestabilidad y aumentar el decrecimiento del desarrollo de un país como este.