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19 de mayo de 2024

Desarrollo Sostenible: ¿Estamos en condiciones de exportar a mercados más sofisticados?

A partir del 2025, la Unión Europea tendrá un sistema más riguroso para controlar la trazabilidad ambiental de productos importados como la carne, soja, madera y cacao, tras una medida aprobada en mayo de este año.

En el programa “Plaza Pública” de Dende, Matteo Sirtori, jefe de Cooperación del bloque regional en nuestro país, afirmó que Paraguay se puede adaptar al cumplimiento de estas regulaciones, de modo a permitirse un mayor acceso a mercados sofisticados.

Sin embargo, desde Cadep afirman que las nuevas exigencias no se compadecen de los diferentes grados de desarrollo entre el Mercosur y Europa, y que en este contexto las negociaciones de acuerdos comerciales con la Unión Europea se hacen cada vez más difíciles.

En el programa “Plaza Pública”, de la organización Desarrollo en Democracia (Dende), se habló sobre una reglamentación aprobada recientemente por la Unión Europea (UE). Es una regulación en temas ambientales, que exigirá una mejor demostración de la trazabilidad en la producción de algunos productos importados, a partir del 2025 . 

En consecuencia, para poder exportar algunos productos como carne, soja, madera, café, cacao y otros, la Unión Europea exigirá que los países de origen puedan demostrar que los productos han sido generados de manera sostenible. A través de sistemas de geolocalización, se deberá demostrar que la producción no ha causado degradación forestal o deforestación.  

Lea también: Paraguay, el país con el mayor nivel de deforestación en la región según estudio

Ante esta situación, en el mencionado programa de Dende, Matteo Sirtori, jefe de Cooperación de la Unión Europea en Paraguay, expresó que esto no debe ser visto como un obstáculo para nuestro país, sino como una oportunidad. Con esto, hizo referencia a que la adaptación de nuestro país a las normas exigidas por el bloque regional puede servirnos para poder exportar a mercados más sofisticados. 

Además, destacó que el país tiene dos legislaciones distintas en materia de deforestación: una para la Región Oriental y otra para la Occidental, y hay posibilidades de aplicar dos diligencias debidas, que es la manera a través de la cual se puede probar que no se ha causado desmonte.

“Es cierto que en Paraguay hay mucha preocupación y yo lo entiendo, pero el país ya está haciendo mucho con respecto al desarrollo del sistema de trazabilidad y de certificación; entonces, se trata de demostrarle al mundo, a la Unión Europea y a los demás países, lo que ya existe, lo que ya se está haciendo”, apuntó.

Según se explicó en Plaza Pública, para la medida que entraría en vigencia en el 2025, Sirtori comentó que se está en fase de transición, por lo cual la Unión Europea pretende aplicar un sistema denominado “evaluación comparativa”, cuyo objetivo es poner a todos los países en tres categorías de riesgo: alta, media y baja. 

Para ello, se incluye una serie de criterios, como el índice de deforestación de los últimos años y las leyes de protección ambiental existentes. Estar en una u otra categoría de riesgo implica que el nivel de escrutinio y de exigencia de requerimientos para exportar a la UE va a ser distinto. Así, en la categoría de riesgo bajo habrá menos escrutinio, mientras que en la categoría de riesgo alto habrá más requerimientos. 

Insistió en que si bien el reglamento de la UE puede ser percibido al principio como algo que pueda obstaculizar, es más bien una oportunidad para que un país como Paraguay empiece a adaptarse a lo que se viene a nivel global y que, gracias a la adaptación que le ha impuesto el reglamento de la Unión Europea, podrá seguir exportando a mercados más sofisticados.

Por su parte, José Brítez, CEO del banco Itaú Paraguay y vicepresidente del Pacto Global, manifestó que se debe construir un relato de lo que es la realidad paraguaya, buscando generar confianza en los mercados más influyentes y exigentes en materia de cumplimiento ambiental. 

A su criterio, dicha narrativa debe contar de la mejor manera que Paraguay, dentro de su propio subdesarrollo, tiene muchas oportunidades, considerando la cantidad de montes nativos, de energía verde producida a través de las dos usinas (Itaipu y Yacyretá) y la producción agrícola sostenible con la siembra directa. 

Advertencia desde Cadep

Sin embargo, en su última revista publicada, el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguay (Cadep) apunta que las nuevas exigencias medioambientales de la UE, aparecidas unos años más tarde, para incorporarlas al Acuerdo, son consideradas por los países del Mercosur como de protección para la agricultura europea, antes que como medidas más estrictas para cumplir con el Acuerdo de París, específicamente en lo relativo a deforestación. 

“Pero más allá de la obligación de detener un incremento significativo de la deforestación en la región, especialmente en el Brasil, las exigencias de la UE no se compadecen de los diferentes grados de desarrollo entre el Mercosur y Europa”, apunta un artículo del economista e investigador Fernando Masi. 

Según el mismo artículo, es por ello que las negociaciones de acuerdos comerciales con la Unión Europea se hacen cada vez más difíciles, poniendo como ejemplo que recientemente Australia cortó las negociaciones con la UE aludiendo un proteccionismo de esta última sobre los productos agrícolas. 

“En el caso que el Acuerdo con la UE no progrese, el Mercosur debe proseguir sus negociaciones con Corea del Sur y Canadá y abrir otras negociaciones con países del Hemisferio Norte, profundizando, por ejemplo el acuerdo con la India, también abriendo acuerdos con países de la ASEAN en el sudeste asiático y hasta estudiando la conveniencia de un acuerdo con Japón”, apunta el artículo. 

Además de buscar estos acuerdos con el bloque asiático, desde Cadep afirman que se presenta para el Mercosur, como para América Latina, una nueva oportunidad para aumentar la inserción del bloque y del continente en la economía mundial. 

Ello tiene relación con el caudal o activos de energías renovables en la región (hidroeléctrica, solar, eólica), como de insumos para el proceso de reconversión energética mundial en la lucha contra el cambio climático (litio, hidrógeno verde, etc.), según el documento. Con estos activos, la región se convierte en atractiva para las inversiones verdes, abriendo un nuevo y significativo renglón de exportaciones hacia los países desarrollados y emergentes. 

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