El Banco Central del Paraguay (BCP) confirmó lo que organismos internacionales y firmas privadas venían anticipando en las últimas semanas: el impacto económico de la pandemia de COVID-19 en el país será más fuerte de lo que se previó al inicio de la emergencia sanitaria. La banca matriz corrigió a -3,5% la proyección de caída del producto interno bruto (PIB) para el 2020, a partir del -2,5% que había anunciado en abril pasado.
Los retrocesos más pronunciados en los niveles de producción se sufrirán en el sector servicios, donde la caída será de -11,3%; en la estimación anterior, el BCP consideraba que este segmento caería en -9,4%. Este es el grupo más afectado por las medidas de confinamiento impuestas para detener la propagación del COVID-19: en rubros como hoteles y restaurantes, el Central espera caídas de hasta -78,1%, mientras que en los servicios a los hogares y a las empresas habrá retrocesos de -30,8% y -10,6%.
En el caso del comercio, las expectativas también empeoraron, de -2,4% a -3,1% desde las proyecciones pronunciadas en abril hasta las actuales. “Su recuperación dependerá en gran medida de la reapertura de las fronteras, dada su alta dependencia al comercio de triangulación”, agrega el BCP, en su Informe de Proyección PIB 2020 – Revisión de julio.
Para el Gobierno en general, ahora se prevé un crecimiento menor, de 4%, que el 5% estimado al cierre del primer cuatrimestre del año. En su conjunto, el sector terciario terminará cayendo en -6,7%, a pesar de los resultados positivos que se espera para actividades como las telecomunicaciones (12%), los servicios financieros (2%) y los servicios gubernamentales (4%).
El sector secundario, o industrial, experimentará por su parte una contracción de -2,3%, una caída también mayor al -0,9% que se vislumbraba en abril pasado. Esta variación será propiciada principalmente por el rubro de electricidad y agua, con un retroceso de -4% (antes, la estimación era de -2,5%) generado principalmente por condiciones climáticas adversas y una menor demanda de energía a causa de las restricciones a la actividad económica; en cuanto a la industria manufacturera, el pronóstico empeoró de -0,5% a -3,5%.
Para las construcciones, el panorama mejoró desde la nula variación prevista en el reporte de abril a un crecimiento de 3,5% que se avizora en la presente entrega, en coincidencia con los anuncios de obras de infraestructura pública e impulso a la construcción de viviendas vertidas por el Gobierno como parte del plan de reactivación económica.
¿Quiénes se salvan? El BCP explica que las ramas industriales no relacionadas con la producción agropecuaria serán las que experimentarán mermas en sus niveles de producción.
De hecho, el sector primario fue el único que mejoró sus perspectivas para el desempeño del 2020, desde una expansión de 6,4% anunciada meses atrás a un nivel de 8% que se prevé actualmente. La agricultura será “la estrella”, pues se espera que crezca en 10,5%, principalmente de la mano de la recuperación de la producción de soja tras los embates sufridos el año pasado como consecuencia de la sequía.
La ganadería también mejoró sustancialmente sus estimaciones, pues ahora se le asigna un crecimiento de 5% y en abril, la proyección se encontraba en 1,5%. El rubro forestal, pesca y minería seguirá un camino diferente – con una caída de -6% y una corrección a la baja desde la estimación de 0% que se previó meses atrás –, pero con una reducida incidencia en la estructura de la economía.
Al excluir a la agricultura y a las binacionales Itaipú y Yacyreta, el PIB paraguayo puede llegar a caer en -4,8%. El sector terciario representa así el 49,1% de la economía paraguaya, mientras que la industria comprende el 32,4% y la producción agropecuaria, el 11%. Con este escenario, el PIB de impuestos a los productos se reducirán en 5%.
Perspectivas 2021. Para el año que viene, se puede esperar un rebote que lleve a la economía paraguaya a un crecimiento inclusive mayor a los niveles de 4,5% y 5% que se observaron antes del estallido de la pandemia, según el economista jefe del BCP, Miguel Mora.
Reitera que el principal riesgo a la baja es fallar en el cumplimiento de los protocolos de prevención del COVID-19, así como la extensión del tiempo de vigencia de medidas como el cierre de fronteras y sus efectos en la demanda externa de productos.
La banca matriz pronuncia así un pronóstico de recesión económica menos grave que la prevista por el Fondo Monetario Internacional (FMI), de -5%, para el 2020. Aun con esta corrección, nuestro país se ubicará entre los menos afectados por la pandemia en la región, pues el promedio de contracción económica de América Latina y el Caribe es de -9,4%.
