Desde la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosa y Cereales (Cappro) aseguran que la agroindustria es uno de los pilares principales de la economía y aún está lejos de poder desarrollar todo su potencial, pero si se implementan las políticas industriales que permitan su fortalecimiento, el sector podrá ampliar fuertemente su impacto positivo en el desarrollo del país.
En este sentido mencionan que la producción de soja en la zafra 2024 fue de 10,7 millones de toneladas, pero la molienda durante ese periodo fue tan solo 2.576.202 toneladas en total, volumen que representó cerca del 25% de la cosecha nacional, lo que demuestra el gran potencial de crecimiento que aún tiene el sector industrial aceitero.
“La capacidad instalada para la molienda de la oleaginosa es actualmente de 4,23 millones de toneladas y aunque se podría aumentar en más del 100%, las industrias no proyectan nuevas inversiones para ampliar sus respectivas capacidades de procesamiento”, señalaron.
Añaden que en los últimos años el promedio de la ociosidad industrial fue de cerca del 33%, debido al cambio de las normativas impositivas y la falta de una política industrial, que convirtieron a la industria aceitera en la única que no tiene derecho a la devolución del IVA al exportar productos industrializados, “restándole de esa manera competitividad frente a las industrias de otros países que cuentan con medidas favorables para procesar dentro de sus respectivos territorios, importando bajo un régimen flexible y conveniente la soja paraguaya”.
MOLIENDA EN 2024
La Cappro también sostuvo que la molienda total de soja más otras oleaginosas durante el 2024 fue de 2.648.267 toneladas, cifra que representó una reducción del 12% con relación al 2023 y que significó la utilización de apenas el 61% de la capacidad instalada nacional.
Los productos industrializados a partir de la soja generaron durante el año 2024 divisas por un valor de USD 1.007,34 millones, pero ese valor implicó una caída de más de USD 400 millones con relación al periodo anterior.
Además, lo registrado el año pasado representó apenas un 24% de todo lo generado por el complejo soja, el más bajo de los últimos 10 años. Igualmente, el valor ingresado al país por la exportación de aceite, harina y cascarilla de soja este año fue el más bajo que se haya registrado desde la sequía del 2012 y se debe considerar que el 2024 fue un año de producción y de volumen de exportación récord.
El gremio afirma que estos resultados resaltan la necesidad de avanzar hacia una mayor industrialización dentro del país, aprovechando el potencial existente. La visión a largo plazo de la Cappro apunta a este objetivo, a transformar al Paraguay en un referente mundial en la producción de alimentos y energía, promoviendo la competitividad y la innovación.
No obstante, mencionan que para ello se requiere de una industria sólida, por lo cual es clave fortalecer primero las existentes y luego apuntar en atraer nuevas. Añadieron que, para eso, es crucial implementar políticas públicas que devuelvan la competitividad a las aceiteras, como eslabón fundamental para seguir avanzando en la cadena de valor de las oleaginosas.