El día de San Valentin, también conocido como el Día de los Enamorados, se celebra cada 14 de febrero y es una jornada en la que millones de parejas de todo el mundo se regalan flores y se escriben frases jurándose amor eterno y disfrutando de la compañía de su ser querido.
De acuerdo al informe de Encuesta Permanente de Hogares Continuo 2022, del Instituto Nacional de Estadística (INE), de un total de 5.302.868 personas mayores de 15 años de edad, en un 27,7% se encuentran casadas, unas 1.470.957.
Asimismo, el 27,5% se encuentran unidas sin matrimonio, cerca de 1.455.706 personas. Es decir, alrededor de 2.926.663 personas se encuentran emparejadas dentro del territorio nacional.
Igualmente, el informe del INE detalla que el 38,1% de esta población se encuentra en soltería, alrededor de 2.019.044 personas; mientras que en un 2,4% están separadas, unos 127.771; en un 0,4% se divorciaron, unos 20.986; y el 3,9% enviudó, alrededor de 208.944 personas.
Origen de la celebración
El 14 de febrero ha adoptado distintos nombres: Día de San Valentín, Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad, pero ¿cuál es el origen de esta celebración tan particular?
Esta festividad, asimilada por la Iglesia Católica, se remonta al siglo III en Roma, donde un sacerdote llamado Valentín se opuso a la orden del emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras y vínculos sentimentales.
Valentín, opuesto al decreto del emperador, comenzó a celebrar en secreto matrimonios para jóvenes enamorados, de ahí se popularizó que San Valentín sea el patrón de los enamorados.
Al enterarse, Claudio II sentenció a muerte a San Valentín, el 14 de febrero del año 270, alegando desobediencia y rebeldía. Por este motivo, se conmemora todos los años el Día de San Valentín.
En cuanto a la comercialización de esta celebración, la aparición de los globos de corazón y el rojo como símbolo del amor data del año 1840, cuando la norteamericana Esther A. Howland comenzó a vender tarjetas que ella misma realizaba con motivos románticos, dando paso rápidamente a un negocio que varios años después se convirtió en todo un éxito y trascendió las fronteras convirtiéndose como el ícono del amor.
