El escenario dominado por la pandemia de COVID-19 generó una contracción de -1% de nuestro producto interno bruto (PIB) entre enero y setiembre del presente año.
El impacto más duro se observó en el segundo trimestre, con una caída de -6,4%, que ya se suavizó a -1,2% en los tres meses siguientes, según el último reporte del Banco Central del Paraguay (BCP).
Esta mejora en el desempeño económico del país coincide con la reapertura gradual de la actividad, luego de la estricta cuarentena que dispuso el Gobierno a comienzos de la emergencia sanitaria.
La construcción fue el sector que más impulso tomó entre julio y setiembre pasados, al experimentar una expansión de 15,8% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta actividad acumula así cinco trimestres de resultados positivos consecutivos, con un mayor dinamismo tanto de obras públicas como privadas y la ayuda de condiciones climáticas favorables.
La producción de electricidad y agua logró arrojar un resultado positivo, de 1,1%, tras sufrir una caída de -8,6% en el trimestre previo. Este segmento viene absorbiendo los efectos del menor cauce hídrico del río Paraná y la menor demanda de energía principalmente desde Brasil, en el caso de la generación de electricidad.
La industria y los servicios también mejoraron sus resultados, pero no les alcanza para salir del terreno negativo. El PIB manufacturero cayó -0,4% en el tercer trimestre del 2020, mientras que la merma del trimestre anterior fue de -5,8%.
A su vez, los servicios se contrajeron en -3,9%, ya a menos de la mitad del nivel de -10,9% en que retrocedieron entre abril y junio pasados.
En el sector terciario, las actividades de comercio, restaurantes y hoteles, servicios a las empresas y a los hogares siguen afectadas por los efectos de la pandemia, pero las telecomunicaciones, la intermediación financiera y los servicios gubernamentales presentaron un desempeño positivo, agrega el BCP.
En consecuencia, los impuestos a los productos también sufrieron una contracción menor, de -3,7%, frente al -14,3% de caída que habían reportado en el momento más duro del golpe económico de la pandemia.
Sectores en desaliento
La producción agropecuaria, por su parte, no logró sostener el ímpetu que había iniciado en los últimos meses del año pasado.
La agricultura desaceleró de manera importante la expansión de su PIB, con una cifra que pasó de 15,1% a 1,2% entre el segundo y el tercer trimestres del 2020. Esta evolución recoge los efectos de la base estadística: el tercer trimestre del 2020 se está comparando con un tercer trimestre del 2019 que ya empezó a recuperarse del embate que significó la sequía en los periodos anteriores.
En este sentido, el BCP reconoce que la producción de soja se mantiene con buenos resultados, acompañada de otros rubros como la caña de azúcar, el arroz y el maíz. El trigo y la mandioca, sin embargo, no están pasando por su mejor momento.
En el campo de la ganadería, la banca matriz detectó una caída de -4,8% en el tercer trimestre, debido al menor nivel de faenamiento de ganado bovino y aves. Si bien esto fue atenuado por la producción de leche cruda y cerdo, no alcanzó para repetir los índices de crecimiento de 0,3% y 9,3% que el PIB pecuario reportó en el segundo y el primer trimestres del año.
Consumo e inversión, aún en baja
Desde el enfoque de la demanda, el componente que profundizó su caída fue el de inversiones. El PIB de la Formación Bruta de Capital se contrajo en -16,3% en el tercer trimestre, tras ya haber retrocedido en -11,4% en el trimestre anterior.
Los integrantes del comercio exterior también siguen en baja, pero con menos intensidad que en el trimestre anterior, ya que anotaron una caída de -1,2% en exportaciones y -14,8% en importaciones de julio a setiembre del 2020
El consumo privado continúa deprimido, con una baja de -5,4%, mientras que el de Gobierno aumentó en 5,3%.
El BCP espera que el PIB cierre el presente año con una contracción de -1% (número que ya se registra en el acumulado hasta setiembre) y experimente un rebote de 4% en el 2021