Las tarjetas de crédito suman un valor de G. 3,4 billones (USD 469 millones), superior al volumen a cierre del noviembre del 2021, que fue de G. 2,9 billones. La variación interanual en este periodo comparado fue del 18% en valor y 11% en la cantidad de plásticos activos en el sistema, de acuerdo con los datos contenidos en el más reciente boletín de la Superintendencia de Bancos.
En cantidad de plásticos, en noviembre se registra un aumento del 11% debido a que actualmente el universo de tarjetas de crédito es de 911.545 unidades, superior a las 822.012 de noviembre del 2021.
Según datos del BCP, los usuarios de tarjetas de crédito con una línea de crédito menor a G. 3 millones presentan una tasa de morosidad de 7,2%; mientras que en el grupo de montos mayores a G. 10 millones el índice de atrasos es de solamente 2,6%. Por su parte, la línea de G. 5 millones a G. 10 millones posee 0% de morosidad.
Recordemos que la tasa de morosidad del sistema bancario en general a noviembre se ubica en 3,08%, que marca una leve reducción mensual de 0,14 puntos porcentuales.
El segmento de clientes con mayores ingresos es el que también posee mayor participación en el mercado de tarjetas de crédito, ya que las líneas superiores a G. 10 millones sumaron importes de G. 1,8 billones en total, hasta el penúltimo mes del año pasado.
Entre los bancos que registraron mejores resultados a noviembre en tarjetas de créditos figuran Itaú, con G.1,8 billones; Continental, con G. 281 mil millones; Atlas, con un valor de G. 278 mil millones; Familiar, con G. 213 mil millones; y Visión, con G. 177 mil millones.
Efecto de la ley de tarjetas
También es importante mencionar que, en septiembre del 2015, periodo en que se aplica la ley de tarjetas de crédito, el monto que movía este instrumento era de G. 767 mil millones, mientras que a noviembre del 2022, el saldo se redujo a G. 587 mil millones, un 23% inferior al periodo comparado.
El director del banco Atlas, Juan Carlos Martin explicó que el sostuvo de tarjetas de crédito presenta un balance positivo a nivel general, así como en particular. Sin embargo, recordó que el negocio de las tarjetas se vio afectado desde la aplicación de la ley de tarjetas del 2015.
“Creo que el 2022 fue un buen año para el sector bancario y para las tarjetas de crédito, logramos controlar la morosidad, pero este instrumento tiene un problema que sigue siendo la ley de tarjetas”, aseguró.
Martin sostuvo que dicha ley favorece a los usuarios de renta alta y media, pero afecta a los de renta baja, es decir, a los de ingresos más bajos.
“Esta ley, lejos de ayudar a los usuarios de tarjetas con menos ingresos, lo que hizo fue perjudicarlos, y de la misma manera a las entidades financieras: uno, porque complicó las posibilidades para este segmento y, otro, para el financiamiento de pagos en cuotas”, detalló, el director de Atlas.
En este sentido, explicó que a través de esta ley se establece que el promedio de la tasa de interés para las tarjetas de crédito se calcula con un rendimiento tres veces superior a la tasa pasiva del sistema bancario para sacar el promedio, lo cual deja como resultado un nivel de 16% a 17% en la actualidad, según Martin.
Por otro lado, Martin mencionó que este instrumento también presentó incremento en el contexto de subas de tasas de referencia por parte del BCP, sin embargo, el comportamiento no se vio afectado, por lo menos en los segmentos de mayores ingresos.
En esta línea, sostuvo que en caso de que en los próximos meses el BCP decida reducir la tasa de política monetaria (TPM), esto podría ser aun peor para los usuarios o clientes de renta baja, debido a que representarán mayor riesgo de incobrabilidad para los bancos o entidades bancarias, lo que podrían terminar en que las mismas decidan no colocar créditos a este segmento, a través de las tarjetas.
“Esto no creo que pase todavía, porque el BCP afirma que aún existen riesgos internacionales para la inflación que viene por productos importados, en ningún caso aseguró que ya no habría más aumentos”, señaló.