En su último informe sobre Paraguay, presentado en la jornada de ayer, la calificadora internacional de riesgo Moody’s mantuvo la valoración crediticia a nuestro país en Ba1, con tendencia “positiva”.
Uno de los argumentos que se apuntan para mantener la nota al borde del grado de inversión es que la deuda pública todavía puede ser considerada como “baja”.
Según los cálculos de Moody’s, la deuda pública de Paraguay ha aumentado a una proporción de 38% del producto interno bruto (PIB) y, a pesar de esto, todavía la considera en un nivel que no representa amenazas para la estabilidad.
Este cálculo difiere levemente con el del Ministerio de Economía, que al cierre de octubre estima que la deuda es de 36,8% del PIB local y se aproxima a los USD 44.013 millones.
Otro de los elementos que se consideran en el informe de la calificadora de riesgo es que todavía mantiene la confianza en el historial de cumplimiento de las metas fijadas en la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF). Esto, a pesar de que en los últimos años, tras problemas climáticos y la pandemia, se le ha dificultado al país cerrar con déficits fiscales dentro de la meta del 1,5% del PIB.
Por ejemplo, en el 2022, el déficit fiscal acumulado fue del 3%, por encima del límite del 1,5% y sobre la línea del límite establecido por la cláusula de flexibilización para años económicos duros. En el 2021, el desbalance fiscal había sido del 3,6% del PIB y en el 2020, como consecuencia de la pandemia, se había llegado a 6,2% del PIB, inclusive. La regla tampoco se pudo cumplir en el 2019.
Aunque actualmente el gobierno tiene un plan de convergencia hacia la regla fiscal dentro de los límites de la Ley, para este año todavía se prevé un desbalance superior, de alrededor del 4,1% del PIB. Recién en el año 2026 sería posible tener un déficit fiscal dentro del límite del 1,5%, según se ha reconocido desde el propio Ministerio de Economía.
Por otra parte, Moody’s agrega que Paraguay registra un mayor crecimiento del PIB con respecto a sus pares, con un potencial desarrollo económico diversificado. Sin embargo, también se considera que los problemas institucionales siguen siendo un desafío importante para el país, en su meta para avanzar hacia mejores calificaciones crediticias.
Un débil nivel de gobernanza en comparación con sus pares y la relativa dependencia al sector agrícola son problemas que el país debe trabajar, según Moody’s. Por su parte, las limitaciones de infraestructura siguen pesando sobre la competitividad de la economía, así como los ingresos del gobierno que son bajos, con alrededor del 14% del PIB durante la última década, según su estimación.
Con respecto a la perspectiva “positiva” de la calificación de riesgo, Moody’s explica que esto refleja un historial de crecimiento sólido y una política fiscal prudente, lo que además se compara favorablemente con las tasas obtenidas por los bonos del gobierno. La perspectiva también tiene en cuenta las reformas estructurales y fiscales que viene realizando el país, en apoyo a la institucionalidad.
“Podríamos mejorar la calificación si el gobierno aprueba e implementa las reformas estructurales relacionadas con el gasto público, el servicio civil y los fondos públicos de pensión, entre otros. Estas reformas mejorarían la capacidad institucional y marco de gobernanza, mejorando la fortaleza crediticia general de Paraguay”, apunta el informe, con respecto a las reformas estructurales.
Además, se destaca que, en los últimos años, se han hecho esfuerzos para agregar valor a los productos del sector primario, lo que colabora con un proceso de diversificación que ayudará a consolidar la estabilidad y el crecimiento económico en el país. También, se pondera positivamente el aporte del régimen de maquila para el progreso industrial.
“La estrategia de desarrollo del gobierno se centra en aprovechar la abundante energía hidroeléctrica del país, así como fomentar el desarrollo de la manufactura ligera (maquilas) orientada a la exportación. Paraguay invirtió fuertemente en la construcción de las represas de Itaipú y Yacyretá en los años 1980”, apunta el informe de Moody’s.