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3 de mayo de 2024

“¿En qué momento la economía vuelve a la normalidad?”

El exministro de Hacienda César Barreto plantea esta interrogante para buscar una respuesta a cuál será el momento en que el Fisco debería volver a ajustarse al déficit de 1,5% sobre el PIB. Según el economista, en caso de que el movimiento se normalice para el 2022 – como apuntan varias proyecciones –, ese debe ser el año en que se vuelva a la regla de responsabilidad fiscal.

El economista y exministro de Hacienda César Barreto nos comenta su opinión sobre cuál es el camino más indicado para el retorno hacia el límite de la ley de responsabilidad fiscal, que establece un déficit máximo del 1,5% sobre el producto interno bruto (PIB) para el Presupuesto General de Gastos (PGN) anual. 

Según su percepción, esta referencia se debe volver a utilizar apenas la economía retorne hacia sus niveles normales y no esperar demasiado tiempo, ya que se podría “sobreestimular” la economía de manera innecesaria, generando costos a mediano plazo y probablemente incrementando la deuda externa. 

Además, habló del presupuesto general aprobado para el 2021 y cuáles son sus precisiones sobre lo que se debe hacer de cara al futuro, advirtiendo que las “fórmulas mágicas no existen” y que las herramientas tradicionales de la política fiscal, de ser bien utilizadas, son todo lo que se necesita para ir a una recuperación tras la crisis. 

También se refirió a las posibilidades que tiene nuestro país de seguir invirtiendo para paliar el grave déficit en infraestructuras a lo largo y ancho de su territorio, sin la necesidad de apelar a un exceso fiscal que pueda ser perjudicial. 

No obstante, aclaró que para esto será fundamental una mejora en los gastos y especialmente una reforma en la carrera de servicios civiles, en donde los salarios deben ser reestructurados de acuerdo a los méritos ya, que incluso, existen funcionarios públicos que deberían ganar más dinero, mientras que otros lo hacen sin merecimientos 

– ¿Cuál sería a su criterio el camino adecuado para un retorno al tope del 1,5% sobre el PIB para el déficit fiscal? ¿Debería ser gradual o algo más acelerado para los próximos años?

Primero yo creo que es muy importante fijar como una meta el retorno a ese déficit del 1,5%. En primer lugar, es fundamental que volvamos a eso porque si no, vamos a perder el control de las finanzas públicas que nos costó mucho poder alcanzarlo allá por el 2004 después de muchos años.

Segundo, cuando uno aplica política fiscal anti-cíclica o utiliza activamente la política fiscal para tratar de afectar los ciclos económicos, hay que tener muy claro lo que se está haciendo porque si uno aplica esa política en los años anormales, se sale de la política fiscal normal, se sale de los parámetros; pero en los años normales también se debe volver a lo normal porque si no se estaría o impulsando en exceso la economía, que tiene sus costos a mediano plazo, o no está haciendo lo suficiente como para que la economía vuelva a su crecimiento potencial.

Yo creo que es importante que si la economía se normaliza para el año 2022 – como estamos proyectando casi todos, incluso el propio Gobierno -, es muy importante que también en ese año normalicemos la política fiscal y recuperemos el manejo de la política fiscal que para años comunes es un déficit del 1,5%. Si nosotros no cumplimos eso es como que perdemos el ancla y perdemos el rumbo.

Si en un año normal como el 2022 vamos a estar impulsando la economía con más déficit, entonces hay que ver cuál es la política fiscal en adelante. Parece una cuestión técnica pero tiene mucha relevancia porque estas cuestiones afectan mucho a la credibilidad y a las expectativas a mediano plazo. Desde mi punto de vista es hacer lo que hay que hacer y además es técnicamente lo que corresponde si efectivamente estamos aplicando una política fiscal anti-cíclica, que es lo que quisimos hacer cuando hicimos la ley de responsabilidad fiscal y pusimos un tope que se podría extender en años difíciles, pero esas son medidas transitorias, no permanentes.

“La gente puede cambiar de conducta en cualquier momento y ponerse muy conservadora si ven que las cosas no están bien, por ejemplo si la vacuna no llega a tiempo. Todo puede cambiar de manera dramática si las expectativas no se siguen normalizando en los próximos meses”.

– Quizás de alguna manera nos “malacostumbramos” a la cláusula de escape porque en el 2019 se aplicó y luego vino la pandemia, habrá que hacer un esfuerzo para de alguna manera volver a bajar el déficit fiscal …

Exactamente, nos malacostumbramos porque el 2020 era un año de transición, era la salida de una cláusula de escape en el 2019 y no podíamos volver porque íbamos a afectar el crecimiento de la economía hacia su crecimiento potencial, entonces estábamos de acuerdo en volver al 1,5% en el 2021 pero después llegó la pandemia y ahí cambió todo.

La pregunta sería: ¿En qué momento la economía vuelve a la normalidad?, entonces si la respuesta es el 2022, pues entonces también en el 2022 la política fiscal tiene que volver a la normalidad para esperar que ocurra de vuelta algo, porque seguro que va a ocurrir de vuelta algo negativo más adelante y debemos estar preparados para eso.

– El gran impulso de este gobierno en la cuestión fiscal ha sido la obra pública y el gran estandarte del 2020 fue la ejecución del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) ¿Es posible seguir con este nivel de obras que además está impulsado por créditos externos? ¿Es saludable seguir a este ritmo?

Yo escribí un artículo sobre este tema un tiempo atrás, allá por julio, y el punto crítico era que nosotros tuviéramos un control férreo sobre los gastos corrientes y especialmente los gastos salariales. Con eso iba a ser posible, con una economía que se iba a recuperar e íbamos a tener un rebote en el 2021, con ingresos fiscales también con un rebote, y en ese momento planteé un déficit fiscal del 3% y creo que vamos a estar cerca del 4% en este 2021. Esa combinación de cosas entre recuperación de ingresos tributarios, control del gasto corriente y déficit fiscal todavía elevado podía mantener el nivel de obras públicas que hicimos ya en el 2020 y que yo esperaba que se haga también en el 2021 en una trayectoria muy austera hacia el retorno a la regla del déficit fiscal.

En ese escenario era posible hacerlo, es más, incluso en el 2022 y en el 2023 podemos mantenerlo en el nivel. Estamos hablando de invertir USD 1.000 millones y se puede repetir en los próximos años, pero hay una clave y es que tenemos que controlar los gastos. Lo que ocurre es que mientras más subsidios estamos dando y extendemos los programas, queda menos para las inversiones públicas y vamos a tener un déficit alto pero con subsidios y no con inversiones.

Esas cuestiones sutiles son las que hacen la diferencia, si la política fiscal se maneja con esta sintonía que es muy fina y no es fácil porque hay que tener mucha fuerza, se puede continuar con la infraestructura porque falta en todos lados y es una inversión a largo plazo porque se va a generar una economía más competitiva, yo comparto eso. Es posible mantener la inversión en obras, pero hay que ser muy disciplinado.

– No solamente subsidios, sino también algunos salarios públicos que en algunos casos son exagerados ¿No?

Sí, es más, deberíamos haber hecho una reforma y hemos planteado que se haga una reforma de la ley del funcionariado público para que se reduzcan los niveles de discrecionalidad que hay y los funcionarios públicos incluso lo quisieron hacer en 2020 (utilizar la discrecionalidad para aumentos de salarios) cuando no había que hacerlo. No hay que hacer eso en el 2021 y hay que cambiar la ley para que haya más racionalidad.

Esto ha sido el error en los últimos 17 años y no hemos tenido la capacidad de controlar los salarios de los funcionarios y hoy lo que tenemos es funcionarios que ganan el doble o el triple de lo que ganan los trabajadores del sector privado que hacen los mismos en los niveles medios y bajos, en los niveles altos ganan menos cuando deberían ganar más. Si hubiera justificación no habría problema, pero hay gente con calificación baja sin formación que tienen remuneraciones mucho más altas y eso no es razonable en un país que tiene recursos muy escasos y muchas falencias en todos lados.

“La política fiscal tiene herramientas muy interesantes que si se utilizan bien, tienen impacto positivo; pero cuando uno está buscando magia, tal cosa no existe y todos lo que han intentado hacerlo han terminado mal. Espero que nosotros no cometamos ese error”.

– ¿Cómo ve el Presupuesto cerrado para el 2021? ¿Colabora en alguna medida para el proceso de recuperación?

No es óptimo, pero no ha habido desbordes demasiado grandes que dificulten la ejecución, atendiendo que estamos caminando en la cornisa. Sí creo que hubo algunos excesos, pero es manejable y es posible que podamos cumplir esto que estamos hablando con cierta disciplina. Si el Poder Ejecutivo y el Ministerio de Hacienda, en el decreto reglamentario ponen algunas limitaciones para evitar gastos discrecionales, que se regule la contratación de gente y el plan financiero pone los topes adecuados para que se limite la ejecución en los gastos no razonables, es posible poder cumplirlo.

Incluso, dentro de lo posible, va a aportar porque el déficit fiscal estaría alrededor del 3,8% del PIB, con un nivel de inversión pública que apuntale por lo menos en estos primeros meses la recuperación de la economía hacia su nivel potencial.

– Sin embargo, todavía queda la gran incertidumbre de cómo estarán el consumo y las recaudaciones tributarias…

Totalmente, la trayectoria de las variables del sector privado vienen de acuerdo a lo que habíamos estimado pero hay mucha incertidumbre, la gente puede cambiar de conducta en cualquier momento y ponerse muy conservadora si ven que las cosas no están bien, por ejemplo si la vacuna no llega a tiempo. Esas son cosas que van a impactar fuertemente en el gasto privado y de por ahí va a requerir un cambio de postura del sector privado.

Pero asumiendo que tendremos esta trayectoria que se viene registrando, con una recuperación gradual y continua, todo es posible, pero todo puede cambiar de manera dramática si las expectativas no se siguen normalizando en los próximos meses.

– ¿Le parece que existe alguna medida o política fiscal extra que se pueda llevar a cabo en los próximos años, o será más bien la concentración en el método clásico de manejar con austeridad el Presupuesto?

Lo que pasa es que cuando uno le pide peras al olmo, es muy complicado. La política fiscal tiene herramientas muy interesantes que si se utilizan bien, tienen impacto positivo; pero cuando uno está buscando magia, tal cosa no existe y todos lo que han intentado hacerlo han terminado mal.

Yo espero que nosotros no cometamos ese error. La situación es difícil y la gente está pasando mal, yo entiendo todo eso, pero hay límites hasta donde la sociedad puede hacer para apoyarle a la gente. También está de nuestro lado hacer el esfuerzo con nuestro trabajo, que lo estamos haciendo, pero es una complementación de estas dos cosas.

Si viniera nuevamente un shock fuerte en los próximos doce meses, yo te diría que hay que hacer de vuelta un esfuerzo fiscal fuerte que apoye a la gente, pero no nos podemos salir de lo que consideramos la evolución que debería tener normalmente eso y en esto estamos avanzando, incluso más que otros países. Debemos seguir así hasta que se recupere la economía y los empleos, pero hay que ser conscientes que en nuestro país ni siquiera se mide bien el empleo y no sabemos porque la informalidad es muy grande y no se puede saber. 

Perfil

Nombre: César Barreto Otazú..

Formación profesional: Economista y Magíster en Economía Aplicada

Trayectoria profesional: Fue ministro de Hacienda y presidente de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD). Es director del banco Familiar y miembro de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende).

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