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22 de noviembre de 2024

Más de 500.000 empleos y la mitad del PIB, expuestos al impacto de las restricciones anti-COVID

Los servicios y el consumo nuevamente sufrirán un bajón de actividades, esta vez durante la Semana Santa. Al incluir al trabajado informal, se suman otras 1,1 millones de personas vulnerables ante esta situación.

  • Se espera que este tipo de medidas más estrictas de prevención del coronavirus se repita de manera intermitente incluso hasta el 2022, debido al lento avance de la vacunación.
  • Analistas advierten que la falta de una comunicación clara del Gobierno tendrá impactos innecesarios en la economía y que se debe optar nuevamente por los subsidios, pero más focalizados.

ANÁLISIS

El 2021 se va tornando más complicado para la economía paraguaya y se pone seriamente en duda la perspectiva de una recuperación, tras ya dos años consecutivos de dificultades en el mercado.

Las más recientes restricciones dictadas por el Gobierno para frenar el ritmo de contagios de coronavirus durante la Semana Santa representan un nuevo golpe a sectores que ya vienen sufriendo desde el inicio de la emergencia sanitaria.

Las actividades de servicio y turismo, hoteles y restaurantes, industria cultural tradicional, comercio, reparación de bienes y transporte tendrán que volver a suspenderse desde el próximo sábado – y al menos hasta el 4 de abril próximo – o, en el mejor de los casos, reducir de manera significativa el ritmo de su dinamismo.

Estos sectores son los más vulnerables ante la pandemia de COVID-19 y sus efectos, debido a que muchos de ellos son trabajos que no se pueden realizar a distancia y dependen del flujo comercial y el consumo de los hogares de forma diaria.

Este impacto adquiere particular relevancia, al tratarse de segmentos que aportan el mayor porcentaje de mano de obra a nuestra economía, según el análisis de Ivonne Aristizábal, economista de Investor. Advierte, al respecto, que más de 500.000 empleos están en riesgo de ser afectados por las medidas de reducción de la interacción social y la circulación en el país.

“Los sectores de mayor exposición son también los de mayor impacto negativo debido a las nuevas restricciones. En el sector de comercio, restaurantes y hoteles tenemos a 698.137 personas empleadas; mientras que en el sector de servicios comunales, sociales y personales, un total de 351.160 personas, totalizando 524.649 puestos laborales vulnerables”, explica la profesional.

Distribución de la población económicamente activa

Fuente: Elaboración propia con base en la EPHC 4to trimestre del Instituto Nacional de Estadísticas.

Al incluir al trabajo informal, aumenta considerablemente la cantidad de personas cuya fuente de ingresos se arriesga con las restricciones sanitarias.

Ivonne Aristizábal sostiene que entre los sectores con mayor porcentaje de informalidad también se encuentran los más afectados, específicamente en los rubros de comercio, restaurantes y hoteles, más el de servicios comunales, sociales y personales

De esta manera, suma un total de 1.162.266 trabajadores informales registrados al cierre del cuarto trimestre del 2020, quienes se posicionan como los más expuestos a formar parte de la tasa de desempleo, agrega la profesional.

Informalidad por sectores económicos

Fuente: Elaboración propia con base en la EPHC 4to trimestre del Instituto Nacional de Estadísticas.

En cuanto al impacto en el producto interno bruto (BCP), la economista recuerda que estos sectores afectados también representan poco más de la mitad de la estructura productiva del país.

Relata que, por el lado de la oferta, el sector de servicios ha generado un impacto del 52% en la composición del PIB hasta el tercer trimestre del 2020. Por el lado de la demanda – y específicamente la interna –, detalla que el consumo de los hogares representa el 63,1%

“Estos son los dos sectores por los cuales las restricciones más fuertes ocurridas en el mes de abril del 2020 afectaron al crecimiento de nuestro PIB y, por lo tanto, a los demás sectores de nuestra economía”, explica Aristizábal.

Sectores de mayor impacto sobre el PIB

Fuente: Elaboración propia con base en el Anexo Estadístico del BCP

Por su parte, las pequeñas empresas – las mayormente golpeadas al analizar el tamaño de las firmas  – emplean al 67,8% de la mano de obra generada en nuestro país, siempre según los cálculos de la economista de Investor.

Distribución de la Población Activa por tamaño de la empresa

Fuente: Elaboración propia con base en la EPHC 4to trimestre del Instituto Nacional de Estadísticas.

Cambio de perspectivas

El economista César Barreto, ex ministro de Hacienda y miembro de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende), considera a su vez que las expectativas económicas se están modificando con estos últimos eventos.

Reconoce que la estimación inicial de 4% de crecimiento del PIB para este año está quedando ya muy optimista, teniendo en cuenta la realidad actual y los nuevos pronósticos que se van construyendo alrededor del dinamismo económico.

Lea también: Demora de vacunas genera riesgo a la baja en proyección de crecimiento económico

Avizora que la disposición de mayores restricciones temporales – como la que se dictó para la Semana Santa – se repetirá a lo largo del año e incluso durante parte del 2022. Esto, debido al lento proceso de vacunación, lo que generará la necesidad de seguir frenando el ritmo de contagios y dar respiros al frágil sistema de salud.

“La situación en la cual estamos es que no tenemos las vacunas, por lo cual es muy poco probable que podamos alcanzar los umbrales de vacunación para liberar totalmente las actividades, incluso tal vez en parte del año que viene”, expresó el analista, en conversación con MarketData.

Respecto al 30% de vacunación de la población, que recuerda es lo que el Ministerio de Salud había acordado aparentemente con la Organización Panamericana de la Salud, advierte que Chile y otros países están demostrando que este no es un alcance de inmunización suficiente para controlar la circulación del virus.

“Encima un virus que es mucho más agresivo, se contagia mucho más fácilmente”, agregó el profesional, luego de que el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) confirmara la circulación de la cepa brasileña en nuestro país.

En este escenario, Barreto prevé que los sectores más afectados por la pandemia continúen operando aproximadamente a la mitad del nivel en que se desempeñaban antes de la emergencia sanitaria, al menos durante todo el 2021, y espera que se mantenga más o menos el ritmo que se había observado entre octubre y noviembre pasados.

Agrega que si bien hay rubros como el gastronómico, que pueden valerse de otras modalidades de trabajo para seguir activos al menos en niveles mínimos – a través del servicio de delivery, por ejemplo –, otros definitivamente deberán esperar a la resolución de esta situación para volver a operar – es el caso de los grandes eventos –.   

“No creo que tengamos cuarentenas muy prolongadas como las que tuvimos el año pasado, pero es probable que tengamos cuarentenas más cortas en repetidas oportunidades para frenar el contagio; eso implica que muchos sectores, los más impactados efectivamente, no van a recuperar los niveles previos al año pasado”, asevera.

Adelanta que la proyección de 3,7% de crecimiento económico que había estimado Dende para este año será corregido a la baja.

“2.000 contagios por día es inmanejable para el sistema de salud, hay que bajar por debajo de 1.000, lo que implica imponer restricciones. Es la realidad que se nos plantea y vamos a tener que enfrentar de vuelta”.

César Barreto, economista.

Necesidad de transferencias focalizadas

Ante la situación de restricciones que aparentemente van a repetirse en los próximos meses, César Barreto insta al Gobierno a volver a prever la disponibilidad de recursos para realizar transferencias a los sectores cuyos ingresos se verán afectados nuevamente.

Recuerda que el año pasado se inyectó alrededor de USD 300 millones en este concepto, pero que para el presente ejercicio ya no se contempló este tipo de ayuda.

“Esas son cosas que mitigan, mantienen la demanda por más que la gente no tenga ingresos. Por varios periodos, la gente no va a poder trabajar”, asevera.

Explica, al respecto, que en el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2021 no se previó que este sería un segundo año de dificultades económicas derivadas de la pandemia, ya que estas empezaron a aparecer recién hace un par de semanas.

“El Gobierno va a tener que preparar algo para enfrentar de vuelta este año, tal vez no en los niveles del año pasado, pero algo va a hacer falta seguramente. La política pública todavía no está totalmente diseñada para enfrentar esta realidad, que es muy nueva”, agrega.

En consecuencia, el economista espera que el déficit fiscal supere el 4% del PIB estimado para este año, pero con un adicional de 0,5% a 0,7% al necesitar alrededor de USD 200 millones. De esta manera, descarta que se repitan los niveles cercanos a 6% en que este indicador cerró el 2020

“El Gobierno va a tener que crear de vuelta un programa de transferencias, más focalizado a segmentos informales pero que estén relacionados a esos sectores que no van a poder trabajar. Es un costo que no teníamos previsto, hay que prever recursos adicionales para eso”, recalca.

Advierte que estos programas se deben concretar, también con la intervención del Congreso Nacional, o se pueden generar conflictos sociales graves.

Por otro lado, sostiene que desde el sistema financiero continuarán con las refinanciaciones y reprogramaciones de créditos, atendiendo a las dificultades económicas que seguirán padeciendo varios de los clientes.

Calidad de la comunicación 

Por su parte, el economista Hugo Royg, de la consultora Mentu, opina que las restricciones de movimiento para las próximas semanas son necesarias para evitar contagios masivos que terminarían por empeorar la situación económica.

Sin embargo, hace énfasis en que la comunicación del Gobierno no ha sido clara y esa descoordinación que se genera en consecuencia sí puede tener un impacto negativo en la actividad económica. 

“El impacto económico se da por la poca claridad de las políticas para enfrentar la crisis sanitaria y la crisis económica”.

Hugo Royg, economista.

“Las políticas deben ser claras en el corto y en el largo plazo, y deben ser comunicadas adecuadamente. No cuestiono el qué, sino el cómo, es importante que los gestores de políticas públicas tengan claro cómo queremos actuar y cómo queremos interactuar con los actores económicos”, sostiene.

Recuerda que, por ejemplo, se han cambiado decretos en muy poco tiempo y, de hecho, para el actual no hay certezas y surgen muchas confusiones con respecto a las medidas tomadas. Esto es lo que critica el economista, haciendo referencia a la incertidumbre y la falta de previsibilidad que se genera en torno a las medidas que toma el Gobierno, además de una deficiente comunicación. 

En lo que respecta a la cuestión económica, reconoce que si bien es difícil cuantificar los efectos de la muerte de una persona, se debe tener en cuenta que es una más que deja de producir y activar en el mercado, y sus gastos de salud son quedan a cargo de sus familiares.

Por ello, explica que no afrontar bien la crisis de la pandemia genera consecuencias económicas en la distribución de los recursos.

“Si miramos quiénes son los que fallecen, si bien les toca a todos, las personas con ingresos medios y altos tienen más facilidades para hacer frente a contingencias de este tipo. Desde esa perspectiva yo creo que es rol del sector público tomar medidas oportunas para mitigar la crisis sanitaria, el impacto de no hacerlo es todavía mayor”, considera. 

Pone como ejemplo que los países que tomaron medidas de restricción extrema como China han tenido mayor éxito, mientras que los países que tomaron acciones intermedias como los de Europa también han tenido resultados medianamente positivos. Sin embargo, en contrapartida, el ejemplo de Brasil no es un modelo a replicar, al igual que el de Donald Trump en Estados Unidos, según Royg. 

Concretamente, lo que apunta el economista es que la displicencia del Gobierno en sus medidas y la falta de decisión es lo que tendrá un impacto negativo en la economía, no precisamente las restricciones para la Semana Santa en particular y en sí misma.

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