fbpx
35 °C Asunción, PY
22 de noviembre de 2024

Las falencias en la administración pública como obstáculo para el optimismo en el mercado paraguayo

La confianza del consumidor sigue en zona de pesimismo, al igual que en prácticamente toda la pandemia, debido a la perspectiva poco favorable que rodea a la situación del país, según encuestas del BCP.

Desde el BCP consideran que la articulación de políticas públicas coherentes ayudará a mejorar la percepción y que se debe sostener el actual ritmo de vacunación anti-COVID para generar un panorama más alentador.

ANÁLISIS

La población paraguaya es consciente del daño que la pandemia de COVID-19 causó a la economía en sus tres aristas: en lo personal, en el hogar y a nivel país.

Sin embargo, las expectativas varían cuando se trata de vaticinar lo que ocurrirá de aquí a un año, en estos mismos componentes: para la economía personal y familiar ya se esperan días mejores, mientras que a la situación del país todavía le rodea un preocupante pesimismo.

Estas percepciones se desprenden de la medición del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) efectuada cada mes por el Banco Central del Paraguay (BCP), y que en mayo arrojó un total de 44,3 puntos. Este indicador mostró un mejor desempeño que en el mes anterior, pero todavía se encuentra en la zona de pesimismo -o debajo de 50-, al igual que en prácticamente todos los meses de pandemia.

Solo en enero el ICC ingresó a la franja de optimismo, en lo que va de la pandemia. El peor momento se dio en abril del 2020, el primer mes de cuarentena total, y un año después este indicador volvió a retroceder considerablemente. Fuente: BCP

El hecho de que el consumidor paraguayo todavía esté pesimista se debe a la percepción desfavorable que se tiene y se acentúa sobre la situación económica del país, a diferencia de la mejora que ya se está observando en las apreciaciones sobre la economía personal y del hogar.

Cuando fueron consultados sobre su situación económica personal, la mayoría de los encuestados (47,8%) contestó que se encuentra peor que hace un año, el 41,3% considera que está igual y solo el 11% mejoró. Si bien la condición adversa sigue teniendo una fuerte presencia, ya tiene una incidencia menor que la que se observó cuando iniciaba la pandemia.

La situación del hogar se encuentra en mejores condiciones, según los encuestados del ICC, ya que aquí se considera que se empeoró desde el año pasado en un 37,3%, mientras que el 51,3% dijo que las cosas siguen igual y para el 11,5% mejoró.

En la situación económica del país, la percepción es muy diferente: el 86,5% considera que estamos peor que en mayo del 2020 y esta apreciación desfavorable tiene ahora más presencia que un año atrás. El 11,8% cree que estamos igual y apenas el 1,8% ve mejores condiciones.

Con estos elementos, el Índice Situación Económica (ISE) se ubicó en 25,5 puntos en mayo, sumido en la zona de pesimismo y en franco retroceso en los niveles a los que se fue posicionando este año.

La evolución de este indicador revela que los consumidores paraguayos casi no llegaron a sentir optimismo respecto a su percepción actual desde que se inició esta medición, en abril del 2018, ya que la única ocasión en que se ubicó -levemente- en la zona de optimismo fue en mayo del 2018 y la franja de neutralidad -o 50 puntos- se alcanzó únicamente en enero del 2019

¿Cómo están las expectativas?

Al analizar las perspectivas para el 2022, ya menos personas esperan que la situación del país empeore, pues esta respuesta estuvo presente en el 33,3% de los encuestados; sin embargo, la expectativa negativa era menor hace un año.

En contrapartida, retrocedió la incidencia del vaticinio positivo, ya que ahora el 34,3% espera que la situación del país mejore y en mayo del 2020 este pronóstico estaba cerca de 40%. Por su parte, en un 32,5% se espera que las cosas sigan igual.

Las expectativas se tornan más positivas cuando se analiza a la economía de las familias. El 55% de los consultados para las encuestas ICC prevé que mejore la situación de su hogar de aquí a mayo del 2022 -apreciación que va ganando terreno desde las mediciones anteriores-; el 33,8% considera que las condiciones seguirán igual y solo el 11,3% ve un panorama peor.

El escenario es similar en el análisis de la economía personal, con la mitad de los encuestados que esperan una mejoría en el próximo año -con una incidencia creciente desde mayo del 2020 y abril del 2021-, un 34,5% que espera seguir igual y un 15,5% que maneja la posibilidad de estar peor.

El Índice de Expectativas Económicas (IEE) revela así un panorama más alentador que el ICC y el ISE, pues permanece en la zona de optimismo, con 63,2 puntos en mayo del 2021. Esto significa que los consumidores paraguayos esperan que la situación mejore en los próximos meses.

La administración pública, como obstáculo para el optimismo

Al ser consultado sobre el motivo de esta diferencia entre la percepción de la situación y la expectativa de la economía personal y del hogar, frente a lo que se percibe que ocurre y ocurrirá a nivel país, el economista jefe del BCP, Miguel Mora, mencionó a las falencias en la administración pública.

En consecuencia, desde el BCP consideran que la coordinación de políticas públicas ayudará a que mejore la percepción de la economía a nivel general y aporte también a que el mercado transite hacia un mayor optimismo, ya que la apreciación de la situación del país es la que no muestra mejores resultados al menos hasta la medición de mayo.

“Es necesario la articulación de políticas que sean coherentes y, en tal sentido, eso podría verse reflejado en este indicador país”.

Miguel Mora, economista jefe del BCP.

“Los agentes económicos, en este caso los consumidores y también muchas veces los empresarios, tienen este tipo de resultados en las encuestas. De ahí que podemos ver estas diferencias tanto en términos de la situación económica como también de las expectativas”, agregó el profesional, en conferencia de prensa brindada este lunes.

Reconoció que esta brecha entre el optimismo con que se ve a la economía personal y familiar, respecto a la asignada al país, no es exclusiva de estos momentos, aunque sí adquiere mayor relevancia al encontrarnos ante los mayores desafíos que impone el contexto de emergencia sanitaria.

“Eso se ve generalmente, las respuestas son más positivas cuando uno habla de lo personal y del hogar; sin embargo, deben converger muchos factores como para que esas respuestas positivas se extiendan hacia el país. Eso pasa por la administración del sector público en términos de políticas consistentes desde lo macroeconómico, también desde aquellas políticas que buscan el desarrollo del país”, expresó.

La pandemia de COVID-19 expuso las falencias del Gobierno para satisfacer necesidades acuciantes como una llegada de vacunas en cantidad suficiente para obtener un ritmo de inmunización que promueva una recuperación más pronta y una preparación más eficiente del sistema de salud

Esto se suma a los ya históricos reclamos ciudadanos y gremiales por una mejor administración de los recursos públicos, el combate a la corrupción, y el avance hacia una mayor seguridad jurídica y fortaleza institucional.

El economista jefe del BCP explicó que la evolución de la actividad económica también repercute en las expectativas. Esto se evidenció en los resultados de las encuestas ICC, ISE e IEE de marzo y abril, luego de que el Índice de Actividad Económica del Paraguay (Imaep) reportara caídas en el primer trimestre del 2021 y se volvieran a imponer restricciones sanitarias, aunque menos severas que las dispuestas hace un año.

El dinamismo económico, sin embargo, reportó significativos repuntes en los más recientes meses de abril y mayo, ya que se los compara con momentos del año pasado en que el país padecía los efectos de la estricta cuarentena que dictó el Gobierno para frenar la propagación del coronavirus.   

Lea también: Efecto rebote impulsó crecimiento de la actividad económica de abril a un 19,3%

Esperanzas en aceleración de la vacunación

Miguel Mora calificó como un “buen comienzo” al número récord de personas que acudieron este fin de semana para recibir la vacuna contra el COVID-19, y explicó que esta respuesta ciudadana refleja la advertencia que realizan desde hace meses sobre la importancia de una inmunización masiva para consolidar la recuperación económica.

“Esto tiene que ser consistente en el tiempo, de tal forma que afecte claramente a las expectativas económicas y a la confianza del consumidor. La respuesta que vimos por parte de la gente recoge esa necesidad que tenemos todos de poder inmunizarnos y, a través de él, llegar a cierta normalidad; esto no lo decimos ni es una especulación, es lo que estamos viendo en otros países”, aseveró.

Citó como ejemplos a Israel, algunas ciudades europeas y de Estados Unidos -como las del estado de Florida-, donde ya existe una mayor interacción social que implica un salto cualitativo y cuantitativo principalmente para el sector servicios, el más golpeado por los efectos de la pandemia.

“Todos los esfuerzos tienen que estar orientados a obtener la mayor cantidad de vacunas posibles para poder sostener este ritmo. Se ha visto que es posible vacunar más allá de los 12.000 inmunizados por día, que en algún momento se había mencionado como una meta; se sobrepasó esa cantidad, casi al doble (el último fin de semana), y poder mantenerlo representaría un factor más que positivo para la actividad económica y para la vida misma de todos los paraguayos”, concluyó.

Te puede interesar

La mayor crisis financiera en la historia y el papel de las finanzas

La pandemia de Covid-19 no solo impuso exigencias sin precedentes para la contención sanitaria de la población mundial, sino también colocó a la conducción económica de los países en un rol preponderante para enfrentar los efectos que provenían desde las diversas medidas. Otra lección que dejó este evento global fue la contundencia con que la estratificación de países según niveles de ingresos facilita o dificulta la gestión de las crisis.

La intensa búsqueda de rendimiento entre inversores del mercado internacional se suma al debilitamiento del dólar

El Bitcoin y los bonos estadounidenses de diversa calificación figuran entre los instrumentos que reciben una elevada demanda, mientras el dólar se sigue debilitando en su cotización frente a nuestra moneda. Desde el BCP también apuntan a los efectos de las políticas contra cíclicas aplicadas para enfrentar a la pandemia y las perspectivas generadas por el rápido levantamiento de las restricciones sanitarias.

You cannot copy content of this page