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4 de octubre de 2024

Economía colaborativa: El modelo de negocios que cautiva por sus menores costos, pero aún carece de una acertada regulación

Las empresas que incursionan en la economía colaborativa se caracterizan por comunicar a quienes necesitan los servicios con quienes los ofrecen, proporcionan métodos de pago en línea, permiten que las personas conviertan activos ociosos en beneficios económicos o puedan hacer negocios sin necesidad de invertir capital en oficinas y empleados.

Servicios de exitosas plataformas como Uber, Amazon y Airbnb han mostrado las ventajas de esta forma de acercarse a los usuarios sin intermediarios físicos, pero su estado incipiente lleva a que surjan inconvenientes derivados de una regulación todavía débil.

Por Belén Villamayor – Estudiante investigadora

La economía va cambiando, mutando y transformándose constantemente. Hoy en día, no existe un único modelo económico utilizado globalmente. Cada región, país, sociedad, posee su propio modelo económico, adaptado a sus posibilidades y necesidades. Estos también se relacionan con cuestiones socio-económicas actuales, como la sostenibilidad, el desarrollo, la tecnología, etc., las cuales hacen cambiar los sistemas de producción, consumo y empleo, y la utilización de recursos.

Dentro de este contexto, surge la economía colaborativa. Es un fenómeno complejo y reciente, por lo cual resulta difícil encontrar una única definición. 

(Sobrino & Maudes, 2016) ofrecen un concepto, aunque amplio, bastante acertado. Es el “conjunto de actividades económicas y sociales en las cuales los agentes ponen a disposición activos, bienes o servicios infrautilizados, sin transferir la propiedad, a cambio o no de un valor monetario, por medio de la participación en plataformas digitales no anónimas y, en particular, empleando internet”. “Se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos en función de necesidades específicas”. (Serrana, 2022)

Fue expuesta por primera vez en 2010 por Lisa Gansky y Rachel Bootsman, separadamente. La definieron como “aquellas actividades realizadas sobre redes distribuidas de individuos y comunidades conectados que transforma la forma de producir, consumir, financiarse y aprender” (Gómez-Álvarez & Morales, 2015)

Esta se compone de 4 áreas importantes, según (Alegre, 2014) y (Serrana, 2022): 

  1. Conocimiento abierto: es la exposición de información sin barreras administrativas o legales, a través de internet. 
  2. Consumo colaborativo: es la utilización de plataformas digitales para intercambiar bienes o servicios entre los usuarios, ya sea pagando por ellos o no. 
  3. Finanzas compartidas: son “transacciones financieras que ocurren directamente entre individuos sin la intervención de una institución financiera tradicional”, según Simone Baldassarri, en https://www.collaborativefinance.org/
  4. Producción colaborativa: son espacios virtuales o físicos donde los usuarios interactúan ayudándose en la gestión de productos, servicios y proyectos. 

Las empresas que forman parte de la economía colaborativa comparten las siguientes características (Serrana, 2022):

  1. Extraen información de plataformas web, tales como páginas y aplicaciones. 
  2. Confían en los sistemas de calificación para el control de calidad (estrellas, reseñas). 
  3. Ofrecen a los trabajadores flexibilidad para decidir sobre sus horas de trabajo. 
  4. Los trabajadores utilizan la correspondencia digital (Gmail, Outlook). 

Quizás el caso más famoso de economía colaborativa es Uber, una aplicación móvil. “El propietario ofrece su auto y el servicio de conducción. El usuario recibe el servicio de transporte, en diferentes modalidades y a costos muchas veces más bajos que los de un taxi corriente” (Serrana, 2022). 

Uber no posee ni un solo vehículo ni es empleador de sus colaboradores. Si bien recibe un porcentaje del pago al conductor por cada viaje, no paga salarios a los mismos. Tampoco compra ni vende los automóviles. Tiene millones de colaboradores en todo el mundo, los cuales no tienen oficina ni cumplen horario. Todo esto le ahorra costos a la empresa y permite que las personas puedan tener un ingreso extra de camino a casa. 

Hoy, se habla incluso de un fenómeno denominado “uberizacion”, el cual consiste en la desintermediación, digitalización y facilitación administrativa desarrollada en los últimos años. 

Como este, existen diversos ejemplos. Podemos mencionar a Amazon y Wallapop, plataformas digitales de venta de artículos nuevos y de segunda mano. Por otro lado están Uber Eats y Pedidos Ya, también plataformas digitales, pero de reparto de comida; y Airbnb, una plataforma donde las personas pueden ofrecer sus hogares para alquilar a quienes deseen hacerlo, por el tiempo que quieran, sin necesidad de la intermediación de una inmobiliaria o agentes de bienes raíces. 

Todas estas comunican a quienes necesitan los servicios con quienes los ofrecen, proporcionan métodos de pago en línea, permiten que las personas conviertan activos ociosos en beneficios económicos o puedan hacer negocios sin necesidad de invertir capital en oficinas y empleados.

 Este modelo de economía ofrece ventajas como (Serrana, 2022): 

  • Ahorro: Los productos y servicios tienen precios accesibles, lo cual es posible gracias a que aquellos que ofrecen bienes y servicios se ahorran costos. 
  • Desarrollo sostenible: Estimula la reutilización de productos, como la venta de artículos de segunda mano. 
  • Gestión de recursos: Se comparten los recursos desde los que los poseen hasta los que los necesitan, como Uber (quienes poseen automóviles los ofrecen a quienes necesitan llegar a sus destinos). 
  • Mayor oferta: Se amplía la oferta dado que se revenden artículos de segunda mano y se comparten los servicios. 
  • Beneficio medioambiental: La reutilización y los servicios compartidos contribuyen al cuidado y la sostenibilidad del medio ambiente. 

También posee sus desventajas. 

  • Por un lado, atenta contra el modelo de negocios tradicional. Las empresas colaborativas poseen más libertad y capacidad de maniobra dentro de sus negocios, mientras que las empresas tradicionales se encuentran altamente reguladas y controladas. También ofrece un panorama mucho más tentativo, dada la reducción de costos que supone este modelo de negocio versus el tradicional. 
  • Por otro lado, dado que es un fenómeno novedoso, existen poca regulación y normativas sobre este tipo de economía, lo que da lugar a diversos problemas y malos entendidos difíciles de solucionar debido a lo mencionado. Un claro ejemplo de ello son las quejas diarias que los consumidores de la plataforma Bolt, la cual ofrece el mismo servicio que Uber, exponen en sus redes sociales, sobre las cuales no obtienen retorno. 

 “Los avances de la economía colaborativa lejos de ser motivo de discordia entre unos y otros deberían ser, por una parte, fuente de innovación para todos; y por otra, motivo para revisar la presión, sobre todo la impositiva, ejercida encima de los negocios establecidos…” (Foro Económico Mundial, 2017). 

Así, primeramente, se da espacio a una heterogeneidad de modelos de negocios regulados para que los distintos inversores puedan elegir el que más les interese y, seguidamente, se amplía la cantidad de bienes y servicios ofrecidos, de forma a que los consumidores accedan a un amplio mercado, donde aumentan sus posibilidades de encontrar el producto que le genere la mayor utilidad posible. 

Bibliografía

Alegre, J. (2014). ¿Qué es la Economía Colaborativa? Economistas Frente a la Crisis.

Foro Económico Mundial. (2017). Economía colaborativa, digitalización y cambio social.

Gómez-Álvarez, R., & Morales, R. (2015). PRINCIPIOS ONTOLÓGICOS DE LA ECONOMIA COLABORATIVA VERDADERA.

Serrana, J. I. (2022). Economía colaborativa: qué es, beneficios e inconvenientes.

Sobrino, R., & Maudes, A. (2016). Economía Colaborativa en América Latina.

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