Mucho se habla del atractivo de Paraguay para la recepción de inversionistas de afuera, y es cierto: con adecuada gestión política, se puede asegurar que el Paraguay siga siendo atractivo aún en años venideros.
No obstante, poco se habla del empresario paraguayo, de visión y olfato para los negocios, que ha llevado a decenas de empresas a un tamaño suficiente no solo para sostener a su propia familia, sino para generar centenares de puestos de trabajo e incluso atravesar fronteras. En particular, me refiero a las habilidades del empresario nacional para identificar mercados y oportunidades de negocio no exploradas, lo que se traduce en una palabra: crecimiento.
Estas breves líneas no se enfocarán en resaltar las cualidades que el liderazgo perseverante y resiliente del paraguayo aportan al crecimiento del país, más en tanto pretenden aportar elementos de análisis estratégico que invitan a reflexionar sobre el largo plazo, mediante la toma de decisiones empresariales de corto plazo.
Estrategias de crecimiento, más allá de reducir los costos
En términos de estrategia financiera empresarial, el crecimiento es un factor fundamental para la creación de valor. Claro está, se puede crear valor reduciendo costos, y si bien esta segunda estrategia tiene mayor visibilidad, tiene también límites más definidos. A fin de cuentas, una gestión presupuestal enfocada en exclusivamente reducir costos como meta principal puede dar lugar a la destrucción de valor, ya sea mediante despidos de personal clave o disrupción de procesos operativos.
El crecimiento comprende, entre sus principios básicos, tener una propuesta competitiva clara y generar constante reinversión mientras aquella ventaja competitiva sea grande en comparación con las propuestas del mercado. En este sentido, está demostrado que compañías que reinvierten en sus productos estrella (productos de mucha demanda y márgenes financieros amplios) superan con notable diferencia a aquellas que no crecen, por más que sean líderes del mercado.
Un empresario experimentado entiende que la visión de crecimiento es importante para generar riqueza, manteniendo también una visión de largo plazo y cuidando que aquel crecimiento no destruya valor en el tiempo. En específico, poder crear valor mediante crecimiento en el largo plazo implica asegurarse de que la(s) oportunidad(es) de crecimiento sea(n) más grande(s) que el costo de crecer; ambos dictados por condiciones cambiantes de mercado.
En este sentido, es importante evitar prácticas como buscar el crecimiento en ventas a todo costo, entrar en contratos comerciales que alteren significativamente el ciclo operativo del negocio, o adquirir financiamiento caro o que ponga en estrés el flujo de caja operativo, en pos de lograr mejor negociación con proveedores o dar cumplimiento a nuevos contratos con clientes.
Entonces, ¿Cómo asegurarse de crecer sostenidamente y crear valor en el largo plazo?
Los fundamentos de la gestión de creación de valor siempre serán los mismos:
● Tener un equipo de trabajo efectivo.
● Monitorear la rentabilidad con base en el flujo de caja y no solo con el estado de resultados.
● Analizar oportunidades de financiamiento con base en el costo efectivo y no solo según la tasa de interés nominal.
● Analizar cada oportunidad de crecimiento desde la perspectiva del presupuesto de capital necesario.
Es decir, tener cada huevo en su propio recipiente. De lo contrario, con todos los huevos en una sola canasta, podrías quedarte sin huevos y sin canasta.