Paraguay es reconocido por generar el 100% de su energía eléctrica a partir de fuentes renovables, sustentándose casi exclusivamente en las hidroeléctricas de Itaipú, Yacyretá y Acaray. Sin embargo, este modelo presenta un riesgo estructural, ya que el país depende de una sola fuente para abastecer su creciente demanda, que aumentó un 13% solo en 2024.
Eduardo Galiano, PhD en física médica, advirtió que la oferta energética está estancada, mientras que el consumo crece aceleradamente, lo que genera un margen de maniobra cada vez más estrecho. Ante este panorama, sostuvo que Paraguay debe diversificar urgentemente su matriz energética, incluyendo fuentes como la solar, eólica y eventualmente la nuclear.
Paraguay es reconocido a nivel mundial como uno de los seis países que consume energía eléctrica sustentada en un 100% en fuentes renovables. El país también complementa su matriz energética con una pequeña contribución de biomasa.
Sin embargo, uno de los principales desafíos es lograr un acceso equitativo a la energía eléctrica y desarrollar una matriz energética sostenible, compatible con el crecimiento económico, social y ambiental.
En ese contexto, es importante mencionar que actualmente, Paraguay depende en un 100% de las hidroeléctricas para la generación de energía, es decir, tiene todas sus fichas energéticas apostadas en una misma canasta, con las represas de Itaipú (compartida con Brasil); Yacyretá (compartida con Argentina); y Acaray.
Si bien, la generación hidroeléctrica, que utiliza la energía del agua en movimiento para producir electricidad, es una fuente clave de energía renovable, de las más limpias y sostenibles, y con capacidad de proporcionar grandes cantidades de energía de manera constante y confiable, Paraguay debe incorporar más megavatios a su red o de lo contrario podría acercarse a un tope.
Estudios de prospección del plan maestro de la ANDE y del Viceministerio de Minas y Energía, aseguran que entre los años 2030 y 2035, Paraguay podría utilizar toda la energía eléctrica que produce actualmente, debido principalmente a la creciente demanda eléctrica -que en el año 2024 registró un aumento del 13%-, el estancamiento en la oferta y la dependencia de una sola fuente.
CUÁL ES LA CAPACIDAD GENERADORA DE PARAGUAY
Actualmente, el sistema energético paraguayo se sostiene casi exclusivamente sobre tres represas hidroeléctricas: Itaipú, compartida con Brasil; Yacyretá, compartida con Argentina; y Acaray, de operación local.
Sobre este punto, MarketData conversó con Eduardo Galiano, PhD en física médica por la Universidad de Texas, quien aseguró que “sobre el papel, estas represas suman una capacidad instalada de entre 8.000 y 8.500 megavatios (MW).
Itaipú tiene una capacidad generadora de 14 GWh o 14.000 MW, de los cuales, la mitad corresponden al Paraguay, es decir, más o menos unos 7.000 MW, lo que equivaldría a 10 turbinas de 20.
En segundo lugar, se encuentra la represa de Yacyretá con una capacidad nominal del orden de 4.500 MW aproximadamente, de los cuales, la mitad corresponden a Paraguay, lo que sería más o menos de unos 1.500 a 2.000 MW. Finalmente, la represa del Acaray que posee una capacidad de aproximadamente 200 MW.
Sin embargo, el experto explicó que en ingeniería energética existe un concepto fundamental llamado factor de capacidad, que representa el porcentaje real de uso respecto a la capacidad teórica máxima de una central.
En el caso de las hidroeléctricas, este factor ronda el 50% al 60%, dependiendo de variables como las lluvias, el estado de las turbinas o el nivel del embalse. Entendiendo esto, Paraguay dispone efectivamente de aproximadamente unos 5.000 y 5.500 MW, en el mejor de los casos.
LA DEMANDA CRECE, LA OFERTA SE ESTANCA
Galiano aseguró además que mientras la oferta se mantiene “estancada” desde la década de 1980, mientras que la demanda crece a un ritmo preocupante.
En ese marco citó al presidente de la ANDE, Félix Sosa, quien en una entrevista con un medio de comunicación afirmó que durante el primer trimestre de 2025 la demanda aumentó un 6% en comparación con el mismo período de 2024, lo que refleja un salto entre el primer trimestre de 2023 y 2024, del 24%.
Siguiendo esa línea, Galiano remarcó que el aumento sostenido de la demanda tiene consecuencias. Por ejemplo, citó, los cortes de energía durante el verano pasado, especialmente en las horas de más calor, que fueron casi rutinarios.
“Tomando los valores que mencionó el señor Félix Sosa, en enero de este año, el pico de demanda fue de 4.936 MW; en febrero, 5.054 MW; y en marzo, 5.122 MW. Con una disponibilidad real que apenas roza los 5.500 MW, el margen de maniobra es cada vez más estrecho”, resaltó el experto.
Galiando fue contundente en afirmar que si esta tendencia continúa, no será necesario un evento extraordinario para desencadenar un colapso, bastará con una semana de calor extremo o una sequía prolongada para que el sistema colapse durante horas -o incluso días-. “Esto va a ocurrir con mayor frecuencia si es que no se toman los recaudos necesarios”
IMPACTO
Es importante entender que desde hace varios años, debido a los constantes cortes de energía que se vive principalmente en la capital y área metropolitana, algunos sectores económicos, como servicios, industrias y comercio, ya utilizan generadores diésel para cubrir la demanda en los picos de consumo. Situación que Eduardo Galiano calificó no sólo de ineficiente y costosa, sino también de “insostenible en el tiempo”.
A pesar de que la capacidad de generación a nivel local tiene sus días contados, el experto aseguró que la construcción de una nueva represa a gran escala no es una opción realista.
“No existe otro río Paraná, y replicar una obra como Itaipú costaría entre USD 40.000 y 50.000 millones a precios actuales. Además, el tiempo necesario para una obra de esa magnitud supera por mucho el margen que tenemos antes de que la demanda supere definitivamente a la oferta”, señaló.
Por eso, insistió en la importancia de que las autoridades nacionales, encabezadas por el presidente de la República, Santiago Peña, así como el sector privado, ya estén instalando la discusión hacia la urgencia de la diversificación de la matriz energética.
Al respecto cabe remarcar que el sector empresarial es el más interesado en solucionar el problema energético, ya que sin una mayor oferta eléctrica no puede expandirse ni atraer inversión extranjera.
“La supuesta energía abundante del país ya no es una realidad, los cortes de luz y el uso de generadores diésel contradicen ese discurso y desalientan a potenciales inversores. Aunque Itaipú garantizó suministro por 50 años, ese plazo se está agotando”, consideró Eduardo Galiano.
En ese marco, afirmó que la energía nuclear comienza a ganar espacio en el debate. Tanto así, que desde la Autoridad Reguladora Radiológica y Nuclear (ARRN), se impulsa la posibilidad de incorporar la energía nuclear como parte de una solución más amplia, y se está trabajando en un Plan Nacional de Energía Nuclear.
“Esto no se plantea como una respuesta única, sino como un complemento estratégico en una matriz que también debería incluir fuentes alternativas como la solar, la eólica y eventualmente térmica”, dijo.
Finalmente, el experto afirmó que Paraguay está ante una disyuntiva histórica, por lo que debe definir si continúa apostando exclusivamente a la hidroeléctrica, con una oferta estancada que ya no responde al ritmo del crecimiento, o se abre a nuevas posibilidades.