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21 de noviembre de 2024

“Llegó el momento de volver a las reglas fiscales”

Alejandro Izquierdo, experto en deuda y gasto público del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostiene que actualmente el desafío que tienen los países es conseguir la consolidación fiscal y generar espacios para continuar con las reformas que aseguren el crecimiento económico. Recomienda que Paraguay tenga reglas fiscales con una cláusula de retorno del escape fiscal, además de un límite al nivel de endeudamiento, tal como lo tienen otros países. También aborda estrategias para hacer más eficiente el gasto público e incentivar la inversión.

A criterio de Alejando Izquierdo, experto del BID, los gobiernos de la región tienen un doble desafío: lograr mejores consolidaciones fiscales, pero sin cortar de manera generalizada el gasto público. 

Por otra parte, menciona en esta entrevista que, según un estudio realizado por el organismo donde se desempeña, existen tres áreas donde hay problemas de eficiencia en el gasto público: las transferencias, la masa salarial y las compras públicas.

En conversación con MarketData, enfatizó en que, ante este contexto, recomiendan a los países empezar a retornar a las reglas fiscales y poner un tope al nivel de endeudamiento.

Dice que Paraguay debería seguir las reglas de oro: solamente endeudarse para acumulación de capital físico, no para financiar gasto corriente; aunque, si gasta bien, podría usar esa herramienta para invertir en capital humano.

– ¿Cuáles son los desafíos que tienen los países de la región en estos momentos?

En el informe miramos tres áreas en particular donde notamos las mayores ineficiencias de gasto y donde están los potenciales para corregirlo, porque el desafío que va a tener América Latina en estos años poscovid es que se debe hacer una consolidación fiscal porque llegamos a niveles de deuda mucho más altos, estamos peor en términos de pobreza y más desiguales. 

Entonces, hay un desafío importante ahí para la región y, además, no crecemos mucho. Paraguay es un contraejemplo en ese sentido, pero la región en promedio este año se calcula que va a crecer entre 1,4% y 1,5%, que en términos internacionales, no es algo de lo que estar orgullosos. El desafío que va a tener la región es cómo conseguir a la vez la sostenibilidad fiscal, asegurarla, haciendo más eficiente el gasto; y, por el otro lado, cómo va a generar espacios fiscales para hacer las reformas que nos den más crecimiento. 

Ese es el doble desafío que tienen hoy los gobiernos de la región y lo que uno esperaría es que, cuando se hagan las consolidaciones, no se corte de manera generalizada el gasto.

– En el 2018 publicaron el informe “La (in)eficiencia del gasto público”, en el que mostraban que en la práctica Paraguay sigue teniendo un mal gasto de los recursos públicos. ¿Qué puede hacer el país para mejorar, en este sentido?

Hay tres áreas donde nosotros vemos que hay problemas: las transferencias, la masa salarial y lo que tiene que ver con las compras públicas , y eso incluye la inversión pública también. 

Por el lado de las transferencias, lo que uno ve es que los niveles de focalización, o sea, a quién le llegan las transferencias, es algo que hay que mirar con mucho cuidado, porque un montón de transferencias que en principio tienen un fin loable después, si se las entregamos a quienes no la merecen, empieza a generar problemas, primero porque no tendrían que recibirla y, segundo, porque hay gente que debería recibirla y no la recibe.

En lo que respecta a los salarios públicos, nosotros en el estudio encontramos que en promedio los salarios del sector público están un 23 – 24% por encima de los salarios del sector privado en los niveles más bajos de calificación. Arriba pasa exactamente lo contrario: un ministro que no está recibiendo un salario que esté acorde con las funciones y las responsabilidades que tiene, pero la masa salarial se concentra mayoritariamente en los grupos de menor calificación y ahí es donde hay mucha diferencia con el sector privado, que uno querría remediarlo porque el trabajo de sector público, además, tiene un seguro implícito: una vez que te haces empleado público, es muy difícil que te echen; en cambio, en el sector privado eso es mucho más común. Yo creo que merece ser revisado.

Las inversiones públicas fueron uno de los temas más controvertidos que tocamos en el informe. Es muy difícil medir esa ineficiencia porque obviamente no puedes hacer una encuesta y preguntar: “mire, ¿usted está haciendo sobrecostos en las licitaciones públicas? Nadie a su sano juicio va a contestar esa pregunta. Pero hicimos estimaciones por dos lados, en los países de la OCDE hay medidas estimadas de sobrecostos en las compras en el sector público que pudimos correlacionar con índices de corrupción que hay en los distintos países, y eso nos permitió hacer una inferencia para América Latina dado los niveles de índices de corrupción en América Latina donde más o menos pueden estar estos sobrecostos en las compras públicas.

Por otra parte, también analizamos para la parte de infraestructuras solamente, no para todas las compras, sino para la parte de infraestructura, de cómo difieren los sobrecostos cuando hay una multilateral que está revisando la ejecución de esos proyectos versus proyectos en los que no está la supervisión de las multilaterales. Un proyecto que no es financiado por las multilaterales y que es con fondos del Estado, directamente, en esos casos los niveles de sobrecostos son mucho más altos que aquellos en los que sí estuvieron presentes estos organismos. 

Y entonces, allí lo primero que uno ve es que hay que transparentar los procesos de compras públicas. Eso significa, por ejemplo, poner portales digitales donde todas las licitaciones pasen por un portal digital y se registren, y allí ser muy duro en términos de que no haya nada que no pase por ahí; porque en algunos países hay portales digitales, pero después pasa que el 30% de los contratos no pasó por el portal digital. 

– Por otra parte, Paraguay tiene un nivel de deuda alto, que llega al 36% del PIB, y se espera que continúe aumentando teniendo en cuenta las nuevas emisiones que el nuevo Gobierno anunció. ¿Qué puede hacer nuestro país para bajar su nivel de deuda?

La respuesta estándar para eso Paraguay ya lo tenía, que es seguir las reglas de oro: solamente te endeudas para acumulación de capital físico, no para financiar gasto corriente, pero yo creo que uno podría usar argumentos similares con capital humano, suponiendo que uno gasta bien. Uno tiene siempre un dilema entre subir la deuda, si fuera necesario, para atender estos temas; pero, por el otro lado, asegurar la sostenibilidad porque si después no puedes darle el servicio a esa deuda y empiezas a tener problemas macroeconómicos, de nada sirvió hacer esta acumulación de capital físico humano. 

Entonces, la verdad está en algún lugar a mitad camino y por eso una cosa que recomendamos mucho es volver a poner reglas fiscales. Ahora llegó el momento de volver a las reglas y pensar cómo aseguramos que estos niveles de deuda no se vayan demasiado lejos.

– ¿Paraguay también aplica esa regla?

Paraguay, cuando uno mira cifras desde los 80s a la fecha, viene haciendo eso como el resto de la región, no son únicos en eso, que la inversión pública viene perdiendo peso en el gasto primario, hasta 2018 había bajado casi 10 puntos respecto de lo que era en el año 80 la proporción de gasto, el peso que tenía en el gasto total; y en los últimos cuatro años o cinco años sí ha habido un intento de recomponer esa relación y hubo más gasto asignado al gasto de inversión pública.

Entonces, para poner todos juntos, uno quiere tener reglas fiscales que te pongan un límite a la deuda, que se puede cruzar, eso te disciplina porque si no, y lo hemos visto en otros países, en Chile, en Colombia, que hacen bien sus reglas, pero que no tenían hasta hace poco límite a la deuda, y entonces igual la deuda seguía creciendo porque siempre encontraron un agujero en la legislación para darle más laxitud al gasto. Pero si hoy día las últimas reglas más sofisticadas le ponen un límite a la deuda y cuando te empiezas a acercar a ese límite, la deuda automáticamente vas ajustando el balance primario, o sea, empieza a generar superávit fiscal para asegurarte que no le vas a pegar a ese límite.

Entonces, algún mecanismo de esos para mí Paraguay tendría que pensar, porque Paraguay partió de niveles muy bajos de deuda, 10, 15 años para atrás tenían 12 – 15% de deuda, ya están en 36% del PIB (producto interno bruto), todavía no es un nivel que uno diga “es una locura”, cuando uno lo compara con otros países de la región; pero ya están empezando a entrar en esa área donde muerde, y por eso yo creo que es útil que piense de alguna regla.

– Es decir, ¿Paraguay tendría que tener un tope de deuda y un tope de déficit?

Claro, que el déficit vaya reaccionando. Te doy un ejemplo, supongamos que la deuda está muy laxa, muy abajo, no está en 30% y el límite era 40%, ahí si tienes algún shock y lo quieres financiar con un déficit primario en un año en particular, eso está bien y no hace falta cambiar mucho el balance primario; pero si ya estás en 38% y te pasa lo mismo cuando estás en 38%, eso te exige cambiar tu regla de balance primario para que te asegures que no le vas a pegar al límite.

Tenés que tener reglas que te dejen en claro que esto (cuando tu deuda es baja) no se va en un despilfarro del gasto corriente, sino que es en inversión ya sea de capital físico o, bien claro, la inversión en capital humano, pero que esté demostrado porque si no, es muy fácil hacer pasar una cantidad de gastos por gastos de capital o físico humano, y entonces te aprovechas de eso para seguir subiendo la deuda sin cumplir con el objetivo de acumulación de capital humano físico.

– Por otra parte, el nuevo Gobierno anunció que recién en el 2026 retornará al tope de 1,5% del PIB de déficit. A su criterio, ¿debería ser antes o es un plan ejecutable?

Yo creo que una enseñanza que nos deja el Covid, porque esto ocurrió en toda la región, es que todos nos salimos de las reglas fiscales totalmente avaladas. Es uno de estos shock que aparece cada 100 años, pero eso dejó en evidencia que las reglas fiscales no tienen regla de retorno a la regla, valga la redundancia. Es decir, está muy claro cuando te sales, si pasé tal shock; si el producto se cayó más de X, te sales de la regla y ¿cómo volvemos? Eso las reglas no lo incluyen. Entonces, deja mucha discrecionalidad por ese lado, porque entonces ahora depende del humor de turno y por supuesto que nadie naturalmente dice “yo quiero ser el que haga el ajuste”. 

Entonces, para evitar esos problemas de incentivos, nosotros estamos recomendando que la gente haga reglas fiscales con una cláusula de retorno al escape, o sea, tenías la cláusula de escape, ponerme también la cláusula de retorno y con eso balanceas más la cosa. Es un tema para discutir, yo no te puedo decir si que lo hagamos en el 2025 o en el 2026 está bien o está mal, pero es un tema que tiene que discutir cada país para que no les vuelva a pasar esto porque shock van a seguir viniendo en cantidades. 

Los bancos centrales tienen estos regímenes de inflación objetiva y tienen una banda en la que se tienen que mover y, si salen de la banda, hay toda una serie de mecanismos para empezar a pensar cómo va a retornar a la banda y, entre comillas, es más fácil hacer esto porque tenés lo que en economía se llama un principal, que es una persona que te hace cumplir la regla, y ese principal es la gente: cuando a la gente le empiezan a subir los precios y la inflación pega, la gente se empieza a quejar y dice: “no, ojo, no me gusta este nivel de inflación, bájenlo”.

Por el lado fiscal, no está este principal, la gente cuando vos le decís “el déficit va a ser de tres puntos del producto”, ni sabe cuáles son las consecuencias de eso para su bienestar personal. Entonces, te falta ese principal que te esté diciendo: “esto es lo que tenés que hacer”; por eso la importancia de las reglas fiscales y con todos estos aditamentos que estuvimos charlando para que los incentivos estén y que haga las voces de principal.

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