La pandemia del COVID-19 se dio en un contexto de debilidad económica: Paraguay venía recuperándose, en el último semestre del 2019, de shocks externos en la agricultura, la ganadería y la energía eléctrica. Se proyectaba un efecto rebote en el 2020 y creceríamos a un ritmo más acelerado que en el 2019, pero todo esto cambió debido al COVID-19.
Más allá de los shocks que la emergencia sanitaria causó a nuestra economía – como el desaceleramiento de la demanda interna, las necesidades de inversiones y la aplicación de políticas en el corto plazo -, dejó a la luz varias falencias de nuestros sistemas económicos que ya existían antes de la pandemia y se acrecentaron con este evento nacional y mundial.
El mercado laboral figura entre los principales componentes de la economía paraguaya que desnudó sus falencias con el estallido de la pandemia de COVID-19. Calculamos que casi el 70% de los trabajadores en el país sufren o sufrirán un marcado deterioro en su nivel de ingresos como consecuencia de la cuarentena.
Este cálculo se desprende de la incidencia que ejercen las problemáticas existentes en el mercado laboral, principalmente en los sectores de comercio, restaurantes y hoteles, así como servicios comunales, personales y sociales – los más golpeados por la pandemia -.
Algunas de estas problemáticas son la informalidad y la situación de trabajadores no inscriptos al seguro social ni como contribuyentes, cuyas consecuencias son los bajos salarios del sector. Otro punto es la diferencia entre los salarios públicos y privados, que deriva de un problema más allá del sistema laboral, al constituir un resultado de la eficiencia en el gasto del Presupuesto General de la Nación con enfoque en los salarios.
A esto se suman la vulnerabilidad de los sectores comerciales y de servicios; las personas clasificadas como cuenta propia, el sistema del trabajo doméstico y muchos otros puntos que podemos analizar mediante los datos brindados por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).
Vulnerabilidades. Del total de la fuerza laboral, el 63,7% de los ocupados trabajan en microempresas. Cabe destacar que, en dicho sector, las medidas para el otorgamiento de créditos son fundamentales para que esta fuerza laboral siga contribuyendo a la cadena de valor económica de nuestro país.
Las personas sumergidas dentro de la informalidad cuentan con bajos salarios promedios dentro del rubro y son más vulnerables a sufrir despidos a causa de los shocks actuales. Teniendo en cuenta estos factores, se puede considerar el aumento de la tasa de desempleo en nuestro país para el 2020.
Mediante la EPHC de la DGEEC y herramientas de análisis de datos, filtramos las personas ocupadas asalariadas de cada sector económico considerado como vulnerable y calculamos el porcentaje de personas que no aportan a la caja del Instituto de Previsión Social (IPS) ni a la Caja Fiscal.
Obtuvimos la proporción de informales de cada sector económico, en donde la tasa de informalidad supera el 50% en ambos casos. Si bien el análisis se centra en estos dos sectores más vulnerables, en promedio todos los sectores económicos superan el 50% en cuanto a trabajadores informales.
El que más emplea, el más vulnerable. Respecto a la situación actual, podemos clasificar a los sectores vulnerables como los dependientes del flujo comercial del día a día: los comercios de bienes y servicios, restaurantes, hoteles y parte de los trabajadores sumergidos en la informalidad.
En estos rubros, las medidas de aislamiento para evitar la propagación del virus tuvieron como consecuencia, en algunos casos, el cese de sus actividades y servicios, temporal o definitivamente. En la misma medida, estos sectores vulnerables son los que aportan la mayor cantidad de mano de obra a nuestro mercado.
Tanto los comercios, restaurantes y servicios, comunales, sociales y personales representan el 52,1% del total de la fuerza laboral en nuestro país.
Aporte al crecimiento económico. La agricultura y la ganadería son fuertes potenciadores para lograr el crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB), pero por el lado de la demanda interna, también lo son el consumo de los hogares y el flujo comercial logrado por los agentes económicos.
Al cierre del 2019, el consumo de los hogares representó el 65,5% de la demanda interna del país y, a su vez, al crecimiento del PIB, con lo que cerró el cuarto trimestre de dicho año con un crecimiento del 2,2%. Con las medidas tomadas de aislamiento, estos sectores tuvieron que cerrar y dejar de ofrecer sus productos y servicios, cortando la cadena de valor existente entre la demanda interna del país y la mano de obra generada por ese sector, y suspendiendo – en muchos casos – sus ingresos de manera temporal.
Ya hablamos en términos económicos sobre cómo afectó esta pandemia a la cadena de valor de estos sectores, pero ¿cuál es el punto principal?
Estos sectores cuentan con una alta tasa de informalidad laboral. Entiéndase como trabajador formal a las personas dentro del rubro inscriptas en IPS y los trabajadores como cuenta propia en el registro como contribuyentes.
La tasa de informalidad al cierre del cuarto trimestre del 2019 del total del mercado de trabajo fue del 63,4%, es decir 1.780.227 personas no se encuentran trabajando con contratos formales ni aportando a una caja de jubilación.
Cuando se realiza el desglose por sector, son justamente los sectores mencionados los que tienen una tasa más alta de informalidad:
Características del mercado laboral. Al cuarto trimestre del 2019, la cantidad de personas en edad de trabajar (a partir de los 15 años) fue de 3.466.761, de los cuales el 58,5% son hombres y el 41,5%, mujeres. Cuando hablamos de cantidades de trabajadores, estos se concentran en mayor porcentaje (35,3%) en el rango de edad de 30 a 44 años. Continuando con el desglose, el 36,2% se encuentra en zonas rurales mientras que el 63,8%, en zonas urbanas.
Educación de los trabajadores. En cuanto a los años de acceso a educación, el 27,4% cuenta con los 12 años escolares básicos, mientras que solo el 12,5% accede a la educación superior (Universidad). Este es un factor determinante a la hora de encontrar puestos laborales con salarios superiores al mínimo establecido, además de acceder a trabajos formales.
Continuando con el desglose, un punto interesante y determinante a la hora de evaluar aspectos como las oportunidades al acceso a educación por territorio, observamos que en el 2019 las zonas rurales siguen presentando bajos niveles de instrucción educativa, pues el 35% de la población activa sólo alcanzó hasta 6 años de educación básica, mientras que en la zona urbana el mayor porcentaje se centra en los 12 años de educación (31,3%).
Salarios promedios. El salario promedio total del país, sin filtrar ninguna variable adicional, es de Gs. 2.400.600. La diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 25%, brecha que se acentúa cuando realizamos el desglose por territorio.
En la zona urbana, el salario promedio es Gs. 2.691.200 y la brecha de género del 24,5%, mientras que en la zona rural el salario promedio es de Gs. 1.812.200 y la diferencia por género del 40%.
Estas brechas pueden ser explicadas por factores como los años de acceso a educación, los trabajos informales – donde las mujeres tienen mayor participación -, las horas dedicadas al trabajo “formal” y las dedicadas al trabajo familiar no remunerado. Se necesita un análisis centrado en las causas de estos porcentajes de diferencias por género en el mercado laboral.
En cuanto a los salarios promedios por tipo de trabajadores, los mayores beneficios se encuentran entre los empleados y obreros públicos, con un salario de Gs. 4.017.200 y una diferencia del 37,7% sobre los salarios de los empleados privados (Gs. 2.504.339).
Al analizar los salarios promedios por tramos, y desde el enfoque de los empleados formales e informales, al cierre del 2019 la mayor cantidad de trabajadores formales se centran en un rango de salarios promedio de Gs. 2.192.839 a Gs. 4.383.678. En el caso de los trabajadores informales, el nivel de ingresos se concentra en un salario promedio menor al mínimo, con un techo de Gs. 2.192.839. Como destacamos anteriormente, el alto porcentaje de informalidad condiciona a los trabajadores con bajos salarios.
Momento de actuar. La crisis sanitaria no solamente afectará al crecimiento del país por el lado de la demanda y la producción de bienes y servicios, también perjudicará a la mano de obra empleada debido a la cantidad de personas que se encuentran trabajando dentro de los sectores más vulnerables.
Si bien las medidas tomadas por el lado de los créditos a las pequeñas y medianas empresas son de alta necesidad, se debe considerar con urgencia y prioridad políticas de retorno en el largo plazo, que promuevan la formalidad dentro del sector laboral de nuestro país cuando la situación vuelva a la normalidad. Es necesario que los trabajadores puedan desarrollarse dentro de sectores laborales con las condiciones y los beneficios otorgados por las leyes establecidas.
El acceso a la educación se encuentra limitado para muchos de los que se conforman el mercado laboral, especialmente para las personas de las zonas rurales, quienes solo acceden en su mayoría a la educación escolar básica, limitando su incorporación al mercado formal de trabajo y al acceso a salarios por encima del mínimo legal establecido.