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23 de noviembre de 2024

Entre ministros e incertidumbres: Las señales del Gobierno para la reactivación económica

De la coherencia entre discursos y acciones dependerá que la pandemia se convierta en un momento de nuestra historia que logremos superar con la frente en alto.

El 2020 nos llenó de sorpresas, muchas de ellas no tan gratas. Nos vimos obligados a adaptar nuestros planes a una situación que ni el más pesimista de los escenarios hubiera previsto. 

La pandemia de COVID-19 desafía al máximo nuestra capacidad de resiliencia y adaptación a nuevas reglas de juego prácticamente de la noche a la mañana, una exigencia sin precedentes ante la cual debemos evitar cometer los mismos errores de siempre.

El divorcio entre oferta y demanda

Con la relajación de las medidas de restricción a la actividad social – que había alcanzado sus niveles más rígidos entre abril y mayo pasados –, los sectores económicos del país están mostrando un importante esfuerzo por levantar cabeza y volver al ruedo.

En estos días es frecuente toparnos con comercios que promocionan descuentos hasta en productos de temporada, restaurantes y bares insistiendo en que cumplen con las medidas de higiene para convencer de que vayamos a visitarlos, hoteles con tarifas inusualmente bajas, y aerolíneas que anuncian con bombos y platillos la reactivación de viajes.

Son ejemplos de una oferta que lucha por recomponerse y contrarrestar de alguna forma el deterioro que sufrió en los meses de cuarentena.

Al observar la demanda, el entusiasmo aparentemente no es el mismo.

Un reciente estudio de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) reveló que casi el 70% de los consumidores todavía mantiene la cautela a la hora de optar por gastar ya su dinero o posponer sus compras, y alrededor del 10% dijo que inclusive tiene miedo.

Este elevado nivel de intranquilidad se relaciona con la incertidumbre que persiste respecto a cómo y por cuánto tiempo más seguirá la pandemia, el temor a la llegada de una segunda ola de contagios y la necesidad de volver a confinarnos en nuestros hogares, a lo que se adhiere un mercado laboral que no da señales de un mayor dinamismo.

Es una prudencia totalmente comprensible: si no sé qué va a pasar, mejor gasto solo en lo indispensable y me preparo para lo que se llegue a presentar.

¿Qué señales estamos recibiendo?

En este ambiente de escasos ánimos para salir a consumir, la administración del Estado se enfrenta nuevamente al desafío de lograr que la población confíe en que hará bien las cosas.

Una tarea particularmente difícil para el gobierno de Mario Abdo Benítez. Sus dos primeros años de gestión fueron también los más complicados para la economía paraguaya en la historia reciente.

A esto se suman las dudas provenientes de la triste y tradicional forma de hacer política pública en Paraguay: mediante el pago de favores y sin colocar precisamente a los mejores en los puestos de decisión.

Todos estos elementos llevaron a que la atención se enfocara de manera importante en los recientes cambios efectuados en el Gabinete del Poder Ejecutivo. Fueron anunciados previamente, pero se tomaron su tiempo para concretarse con los nombres definitivos.

La mayoría de las movidas afectó a instituciones fuertemente ligadas con la conducción económica del país. La más resaltante fue la asunción de Óscar Llamosas al frente del Ministerio de Hacienda – en reemplazo de Benigno López, hermano del presidente Abdo Benítez –.

La promoción de Llamosas desde su anterior cargo de viceministro de Administración Financiera fue bien recibida por la comunidad de economistas, debido al perfil altamente técnico del nuevo ministro y su conocimiento de las condiciones en que se encuentran tanto el Fisco como la economía de la sociedad.

Otro cambio importante se dio en el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH). Tras la renuncia del polémico Dany Durand, Carlos Pereira Olmedo dejaba la Secretaría Técnica de Planificación (STP) para asumir la titularidad de una de las entidades a las que se considera vital para promover la reactivación del país, por el aporte que puede brindar a las obras públicas desde la construcción de viviendas.

La STP es ahora liderada por Viviana Casco, quien dejó la dirección de Política Macro-Fiscal del Ministerio de Hacienda; se trata de una profesional también bastante respetada por su solidez técnica.

Otros “nombres de la casa” que se instalaron en entidades del Estado fueron los de Federico González en el Ministerio de Relaciones Exteriores – tras coordinar tareas como la repatriación de connacionales en medio de la pandemia – y Gail González en el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) – luego de que Mario Vega fuera destituido, al ser imputado por corrupción –.

Movida criticada

Hasta que llegó la designación que movió el avispero: el ex vicepresidente Luis Castiglioni como ministro de Industria y Comercio.

El escándalo del acuerdo de Itaipú todavía está fresco en la memoria de la opinión pública y así como tuvo que renunciar a su puesto de canciller nacional en agosto del año pasado, no está claro el tono que adquirirá la gestión del político colorado en la institución que se encarga de atender a los sectores más golpeados por los efectos de la emergencia sanitaria.

El primer mensaje ya preocupante que rodea al retorno de Castiglioni al Poder Ejecutivo – está en proceso de pedido de permiso a su banca en el Senado – fue la promesa de exoneraciones fiscales que pronunció a empresarios industriales, un día después de su designación como ministro. Este planteamiento fue rechazado por el viceministro de Tributación, Óscar Orué, según publicó el diario Última Hora.

Este tipo de comportamientos nos lleva a considerar que estamos en el inicio de idas y venidas al interior de un Gabinete que, lejos de prestarse al populismo y el testeo de propuestas que no se sabe si llegarán a ser viables, debe encontrar el equilibrio entre seguir propiciando la recuperación económica y empezar a reordenar las cuentas fiscales.

No debemos olvidar que estamos ingresando a la etapa electoral, con las municipales del año que viene y las campañas que empiezan a activarse para las nacionales del 2023 – con la presión que ello implica sobre la administración de las cuentas del Estado –.

Queda por ver cómo le va a Liz Cramer en su puesto de consejera de Itaipú, luego de los avances que logró en la gestión de los acuerdos automotrices con los países vecinos, desde su anterior rol como titular del MIC

A controlar, siempre

Nos gusta pensar que la política y la economía transitan caminos separados. En muchos casos, de hecho, la economía paraguaya logró crecer a pesar de sus políticos.

Pero las decisiones que se toman en las instituciones de las que estuvimos hablando influyen en nuestro día a día, a través de los impuestos que pagamos, los sectores y las actividades que prefieren incentivar, el tiempo y el costo que implica realizar gestiones de empresas y hasta personales, entre tantos otros factores.

Como ciudadanos, debemos mantenernos atentos a la gestión que estos nuevos ministros empiecen a ejecutar y exigir siempre una administración responsable.

Nuestra recuperación económica está en juego. De la coherencia entre discursos y acciones dependerá que la pandemia se convierta en un momento de la historia que la sociedad paraguaya logre superar con la frente en alto.

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