Los exportadores paraguayos lamentaron este fin de semana su latente preocupación por el bajo nivel de los ríos Paraguay y Paraná, que podría afectar la temporada de granos en enero y febrero del 2023, si no se registra una mejora en los cauces de los ríos.
Sobre esta situación, Guillermo Ehrecke, del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos del Paraguay (Cafym), comentó que la situación de los ríos Paraná y Paraguay en esta temporada se está presentando en las mismas vertientes que en épocas de sequía.
“Vamos a tener déficit de agua durante todo este año nuevamente y tal vez la situación se pueda modificar, estructuralmente hablando desde el punto de vista climático, recién en el segundo trimestre del 2023”, explicó.
Comentó que de aquí al primer semestre del año próximo, lo único que podría modificar esta crisis son las lluvias importantes que se pueden dar en las cuencas media, ya sea el río Apa para abajo.
Además, Ehrecke indicó que el río Paraná está presentando una bajante más pronunciada que el río Paraguay a causa de la falta de lluvía dentro del territorio nacional, aunque también señaló que esto se debería en gran medida por la reserva de agua que hace el país vecino Brasil con sus cauces principalmente.
Complicaciones en el comercio vía fluvial
En cuanto a la incidencia de la bajante de los ríos en el comercio, el especialista comentó que ya se está viendo que algunas embarcaciones ya navegan con 20% menos en su flota, debido a que los cauces ya no tienen la profundidad para navegar en condiciones normales.
«En algunas embarcaciones de mayor calado, ya se comienzan a sentir la reducción de cargas, ya que es necesario reducir el volúmen de los envíos para poder viajar con seguridad, por sobre todo hacia el Norte de Asunción al río Apa», advirtió Ehrecke.
Asimismo, manifestó que las ventas al exterior, las embarcaciones que transportan productos importados, como electrónicos, electrodomésticos e insumos industriales están llevando cargas ya por debajo de su capacidad.
Por último, comentó que sobre la base del régimen actual de bajante de río de 2 o 3 centímetros por día, dentro de los próximos 90 días ya podría presentar una situación más crítica para la operación normal de las embarcaciones.
“Todavía falta un tiempo para que estas se vean impedidas de navegar, pero sí con dificultades y con cargas menores a las normales estarán llegando las embarcaciones al puerto en un futuro”, sostuvo.
Dificultar la recuperación del sector agrícola
La bajada de los ríos empieza a repercutir en el transporte de mercancías y el río Paraguay presenta informes diarios que dan cuenta de una bajada de su nivel de agua, mientras que la situación del río Paraná es aún más grave.
Sobre este hecho, desde el sector agrícola se pronunciaron acerca de la bajante de los ríos, en donde explicaron que como la producción de soja para la campaña 2021-2022 se desplomó casi un 70%, no hay presión de transporte fluvial, pero que si los efectos se mantienen, podrían dificultar la cosecha de recuperación del sector.
El vocero de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Hugo Pastore, insistió que si la situación del río Paraná es más grave y aunque no hay cargas agrícolas masivas para exportar, esta podría afectar de sobremanera a la navegación entre finales de agosto y septiembre.
“Lo que nos preocupa es la tendencia, porque no terminamos de recuperarnos y comienza nuevamente una tendencia a la baja y hay que ver cómo sigue esto cuando llegue el momento de la nueva cosecha en enero, febrero”, señaló Pastore.
Si bien se están realizando dragados en distintos puntos del río Paraguay, no se espera que se solucione a tiempo, mientras que la empresa Jan De Nul presentó un estudio de factibilidad para implementar un plan de mantenimiento de la hidrovía Paraguay-Paraná, desde Asunción hasta el río Apa, que contempla una alianza público-privada para solucionar el problema del estiaje mediante una inversión de USD 110,2 millones.
