ANÁLISIS
Donald Trump está pasando a la historia como el primer presidente de Estados Unidos en ser sometido en dos oportunidades al proceso de juicio político y esto ocurre en el transcurso de poco más de un año.
Luego de que el primer intento de destitución no prosperara gracias a la mayoría de sus copartidarios que votó a su favor – cuando fue acusado de abuso de poder y obstrucción al Congreso –, la derivación de la toma del Capitolio del 6 de enero pasado lleva ahora al magnate republicano a un nuevo impeachment, cuya formalización se concretó a solo una semana de que abandone la Casa Blanca para ceder la administración al demócrata Joe Biden.
La Cámara de Representantes oficializó este miércoles el pedido de juicio político contra Donald Trump, por “incitación a la insurrección” que cometieron sus simpatizantes a la sede del Congreso en momentos en que se trataba la proclamación de su rival en las contiendas electorales de noviembre del 2020.
Varios expertos coinciden en calificar a la mencionada insurrección como la puesta en práctica del discurso frecuente de desaprobación de los resultados de los últimos comicios, con un tono hasta agresivo, que le valió a Trump la suspensión de sus cuentas en redes sociales y la condena de grupos empresariales tanto a su accionar como a la de otros políticos.
La primera potencia mundial atraviesa por este tumultuoso devenir político en momentos en que sufre los efectos de ser el país más afectado por la pandemia de COVID-19, con un total de 23,1 millones de casos confirmados y 386.194 fallecidos – de los cuales 4.470 fueron registrados en un solo día, número récord – hasta el 14 de enero.
Además, un nuevo Gobierno debe tomar posesión la próxima semana – específicamente el 20 de enero – y el anuncio de los programas de Biden para hacer frente al impacto económico de la emergencia sanitaria corre el riesgo de verse eclipsado por el impeachment a Trump en cuanto a la atención de la opinión pública.
Mitch McConell, líder republicano del Senado, tiene en sus manos la decisión de hacer correr el juicio político y no descartó apoyar la iniciativa, según informó la prensa internacional. Sin embargo, aclaró que no convocará a la Cámara Alta hasta el martes 19 de enero – un día antes de la asunción de Biden –.
Esto significa que Trump logrará completar su mandato y para declararlo culpable posteriormente se necesitaría una mayoría de dos-tercios de los miembros del Senado. Por otro lado, votos separados se necesitarán para prohibirle asumir cargos políticos en el futuro.
Esta situación abre la posibilidad de que el proceso de impeachment coincida con el arranque del gobierno de Biden o que se lo posponga para más adelante, cuando se logre confirmar al nuevo gabinete.
El cálculo político predominante en el partido Demócrata – que tendrá una mayoría mínima en el Senado – es que se realice el juicio político y el nombramiento del gabinete simultáneamente, citando el juicio como un deber constitucional impostergable.
Lectura local
Respecto a la influencia que los eventos políticos de Estados Unidos puedan tener en el comercio internacional y otras actividades que lo conecten con los mercados, desde el Banco Central del Paraguay (BCP) se considera que aún no representa un riesgo considerable, ni siquiera para la recuperación económica de este país tras el duro golpe de la pandemia.
Miguel Mora, economista jefe de la banca matriz, reconoce que, si bien la fragilidad política de Estados Unidos deriva de un evento no común observado en los últimos días, sus perspectivas económicas se mantienen con una recuperación del crecimiento para el 2021 en torno al 3,9%.
Agrega que el PMI manufacturero de EEUU se ha mantenido en zona de expansión prácticamente desde mediados del 2020 y que se espera que los episodios políticos puedan superarse en las próximas semanas, en coincidencia con la transición de gobierno en la Casa Blanca.
“Por el momento no vemos que esto represente algún tipo de riesgo para la recuperación de la economía tanto de Estados Unidos como de los demás países de economía desarrollada”, aseveró el economista.
Menciona a la pandemia como el elemento de incertidumbre que sí persiste alrededor de las expectativas económicas, pero con el pronóstico de que los procesos de vacunación arrojen los resultados esperados y neutralicen al COVID-19 como factor de riesgo.