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22 de noviembre de 2024

A un año de la pandemia: El incremento de la deuda pública y los pobres resultados

Cumpliendo los primeros doce meses de la llegada del COVID-19 a nuestro país, la situación de preocupación persiste en el ambiente y en las opiniones de muchos ciudadanos. El Gobierno tomó créditos por más de USD 1.600 millones para financiar la crisis económica y sanitaria, pero la gestión no satisface y expone al riesgo de que se genere también una crisis política.

ANÁLISIS

Con la llegada desde Guayaquil de un connacional, el 7 de marzo del 2020 se confirmaba el primer caso de COVID-19 en Paraguay y 13 días después se registraba el primer deceso en el país, como consecuencia de esta enfermedad.

De esta manera, el médico Hugo Diez Pérez pasaba a la historia como el primer paraguayo muerto por el virus que ya se extendía por todo el mundo, en aquel momento. 

En ese contexto, el 20 de marzo iniciaba la cuarentena total en nuestro país, la cual se comenzaría a flexibilizar recién a partir de mayo del mismo año. 

La incertidumbre se apoderó de todos los estratos sociales y entornos económicos, generando cierres de locales comerciales, de empresas, pérdidas de empleo, reducción de las remesas y, en general, una gran pérdida del poder adquisitivo de muchas familias. 

Ya para abril del año pasado se encontraba sancionada y promulgada la Ley 6524/20, que declaraba oficialmente la emergencia nacional a nivel económico y sanitario, y con ella se autorizaba la toma de créditos por valor de USD 1.600 millones desde el Gobierno. 

Así, la proporción de la deuda pública alcanza este año el 35% del producto interno bruto (PIB), empeorando la situación de un indicador que transitaba hacia el límite de lo recomendable desde antes de la pandemia. 

Sin embargo, la mayor preocupación en la actualidad no se genera solamente por el alto nivel de deuda que ha dejado la pandemia, sino por la pésima gestión del gobierno de Mario Abdo Benítez y los escasos resultados que se han mostrado. 

Los ciudadanos se autoconvocaron a la manifestación de este viernes con el mensaje #EstoyParaElMarzo2021, en memoria de eventos similares que también se efectuaron en marzo, pero del 2017 y de 1999. Foto: DW

Endeudamiento en tiempos de pandemia 

La división de los orígenes de la nueva deuda se dio de la siguiente manera: 

  • USD 1.000 millones provinieron de la colocación de bonos soberanos en el mercado internacional
  • USD 250 millones de un empréstito de la Corporación Andina de Fomento (CAF), siendo estas las principales fuentes. 
  • Se colocaron bonos en el mercado local por USD 120 millones.
  • El resto llegó desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Así, con promesas de una pronta preparación del sistema sanitario para enfrentar la pandemia, el Gobierno asumió una histórica deuda mientras la economía se caía a pedazos, con miles de personas perdiendo empleos y un sistema previsional sin capacidad. 

Según datos presentados por el senador Amado Florentin, titular de la comisión del Senado encargada del control de la ejecución de la Ley de Emergencia, la utilización de estos recursos ya ha sido por el 79% del total y solo queda un saldo de USD 328,6 millones, con corte al cierre del 2020. 

Para protección social se han utilizado ya unos USD 376 millones y para el funcionamiento del Estado, unos USD 537 millones. 

Sin embargo, del fondo de salud -que cuenta con un presupuesto inicial de USD 466 millones-, apenas se han ejecutado USD 180 millones, mientras que del presupuesto para capitalización se ejecutaron unos USD 62 millones. 

A servicios básicos ya se han destinado unos USD 86 millones; a los gobiernos departamentales, USD 17 millones; a las ollas populares, USD 4 millones; y para subsidios a artistas, USD 0,9 millones. 

Con un total de USD 1.271 millones ejecutados en el marco de la pandemia (79% del total), curiosamente el segmento de menor capacidad de gestión fue el de salud, cuando la crisis económica fue generada por una pandemia. 

Los resultados hasta la fecha son escasos, y cada vez se generan más reclamos ante la falta de camas en terapia intensiva y capacidad del sistema de salud para responder a la situación. 

Durante una conferencia de prensa brindada la semana pasada, en la que el entonces ministro de Salud Julio Mazzoleni rechazó la exhortación de renuncia que llegó desde el Senado, afirmó que existen contratos en curso para la provisión de los insumos necesarios para salud y recordó que del total del crédito, solo un poco menos de USD 500 millones fueron los destinados al fondo de salud.  

Desempeño en los sectores 

Los últimos datos publicados por el Banco Central del Paraguay (BCP), sobre las Cuentas Nacionales Trimestrales, muestran que el sector de servicios fue el que mayor impacto sufrió durante el segundo trimestre del 2020 como consecuencia de la pandemia. 

El mismo tuvo una caída del -10,9% en ese periodo de tiempo, mientras que para el tercer trimestre se recuperó levemente, con una caída del -3,7%. 

Por su parte, los impuestos a productos, que también forman parte de la estructura del PIB, tuvieron una contracción del -14% en el segundo trimestre del año pasado, durante la etapa dura de la cuarentena total. 

Esto denota claramente la estrepitosa reducción que hubo en el consumo, como consecuencia de los despidos y suspensiones de contratos en ese periodo. 

Para el tercer trimestre, la situación del cobro de los tributos mejoró, aunque de igual manera registró una caída del -3,7% según el informe de cuentas nacionales publicado por la banca matriz. 

De hecho, en ese segundo trimestre, la caída del consumo privado con respecto al año anterior fue del -7,6% en la estructura del PIB, con una menor caída en el tercer cuarto del 2020, cuando este indicador cayó -5,4%. 

Por su parte, las inversiones en capital cayeron hasta un -16% en ese periodo de tiempo, en el marco de una incertidumbre muy fuerte en el país y en todo el mundo. 

Los únicos dos sectores económicos que no dejaron de crecer durante la pandemia fueron el primario (agricultura y ganadería) y el de construcciones. Cabe recordar, en este sentido, que la cosecha de soja en la campaña pasada fue de más de 10 millones de toneladas, lo cual implicó un récord histórico para este segmento. 

Así, ya para el segundo cuarto del 2020 y en plena pandemia, la agricultura experimentaba un crecimiento del 15% dentro de la estructura del PIB. 

Es importante entender, en este punto, que la actividad del campo no supone aglomeraciones, a diferencia del caso de los servicios urbanos, y ese es el principal motivo por el cual la pandemia no generó mayores consecuencias en la producción agropecuaria. 

Muy pronto China, el principal demandante de soja en todo el mundo, comenzó de nuevo a hacer funcionar su maquinaria económica, por lo que el sector productivo local tampoco tuvo mayores problemas para colocar esta materia prima en los mercados internacionales. 

Por su parte, el sector de las construcciones creció en el segundo trimestre un 10,4% y en el tercero incluso más, llegando a una variación interanual de casi el 16%. Las obras públicas fueron el principal impulso que promovió el Estado para intentar un apoyo desde lo fiscal y de allí el gran nivel el déficit con que se terminó el año, también.  

Por su parte, desde el sector privado de las construcciones y el desarrollo inmobiliario tampoco hubo tregua y el trabajo continuó arduamente, según indicaron agentes del sector en reiteradas ocasiones durante aquellos meses. 

Esto se notó no solamente en el crecimiento del PIB sectorial, sino también en el indicador de ventas de materiales de construcción del BCP, que tampoco dejó de crecer. 

Empleo 

En lo que respecta al empleo,  según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 2020 comenzaba con una población ocupada del 68% sobre el total de los económicamente activos. 

Para el segundo trimestre del año pasado, durante la etapa dura de la cuarentena total, esta cifra bajó hasta el 61%, con  más de 300.000 persona que habían perdido su empleo definitivamente o habían sido suspendidas en sus contratos laborales. 

Para el tercer trimestre la situación mejoró levemente y la cantidad de ocupados volvió a ascender hasta llegar al 64% de la población económicamente activa. En el cuarto trimestre se llegó inclusive hasta al 67,2%, quedando en un nivel similar al de la pre-pandemia. 

Sin embargo, en este punto es importante resaltar que algunos sectores económicos quedaron muy golpeados y sin posibilidades de reacción como para poder reactivar todos sus puestos de trabajo. 

De hecho, la Asociación de Bares lanzó la semana pasada un comunicado en contra de cualquier posibilidad de volver a una cuarentena total en el país. 

“Nos pidieron tiempo, nos encerraron y perdimos la libertad de trabajar más de un año. Pidieron plata, USD 1.600.000.000, endeudaron al pueblo sin que nosotros podamos tener ingresos por 1 solo guaraní. Nos negaron créditos, no nos dieron subsidios y ahora ¿Nos llaman irresponsables? Nosotros les llamamos incompetentes y corruptos”, reza el comunicado. 

De esta manera, se puede notar muy claramente el hastío de la ciudadanía y de los sectores económicos que no se han podido recuperar aún luego de las flexibilizaciones dispuestas por el Gobierno. 

A pesar de las mejoras que hubo en varios indicadores entre el segundo y el tercer trimestre del año pasado, se nota que todavía muchas personas y empresas siguen sintiendo el impacto de la pandemia. 

Situación epidemiológica

Sobre la situación epidemiológica actual de la pandemia en nuestro país, hasta el viernes pasado el Ministerio de Salud registró un total de 165.811 casos confirmados, al cumplirse un año de la presencia del virus en el país. 

Los casos activos rondan actualmente los 23.686, según las cifras oficiales, y se han recuperado unas 138.383 personas. Los fallecidos ya son más de 3.200. 

Luego de una larga línea plana en las estadísticas de casos, a partir de julio del año pasado la cantidad de activos confirmados comenzó un ascenso muy pronunciado.

Hasta ese momento, la cantidad no superaba los 20.000 casos. Sin embargo, con el exponencial crecimiento de los confirmados se fue acercando muy rápidamente hasta la cifra actual. 

Además, también entre julio y agosto del año pasado se registró el pico más alto en el porcentaje de internado por casos activos, alcanzando el 8%. 

A diciembre del año pasado, el promedio de hospitalizados sobre la cantidad de casos activos cerraba en 3,9%, mientras que a febrero de este año volvió a subir hasta el 4,9%. 

Descontento ciudadano, al borde de una crisis política

La situación actual es de un caldeado ambiente político y social que forzó la renuncia del ministro de Salud, ante los pobres resultados de gestión que se realizaron, al margen de una relativa recuperación espontánea en el sector privado -como vimos anteriormente-. 

Cabe recordar que solo la semana pasada, el Gobierno salió al paso de las fuertes críticas que marcaron la agenda informativa del pasado miércoles, sobre el desabastecimiento de insumos médicos y las dificultades que ello acarrea en pleno pico de internaciones por COVID-19

La viceministra de Economía, Carmen Marín, y el viceministro Rectoría y Vigilancia de la Salud, Julio Rolón, brindaron una conferencia de prensa ya en horas de la noche de ese día y anunciaron el compromiso de establecer los mecanismos específicos para procedimientos simplificados de compras de insumos, a fin que los hospitales respiratorios estén abastecidos de estos productos.

Respecto al tiempo en que se podría contar con esta mayor celeridad desde la administración pública, el comunicado del Ministerio de Hacienda se limitó a adelantar que se espera que “estas medidas estén vigentes en la brevedad posible”, según palabras de la viceministra.

Hasta la fecha, solamente han llegado al país unas 40.000 vacunas que no sirven ni de cerca para inmunizar a un sector importante de la población y, mientras tanto, el ambiente se sigue calentando y la incertidumbre económica no termina de despejarse. 

En la tarde de este sábado, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció que arribarían al país 20.000 dosis de vacunas Coronavac provenientes de Santiago de Chile, donadas por el gobierno del presidente Sebastián Piñera.

El Ministerio de Salud también informó que hospitales donde existe alta demanda han recibido un total de 107.790 unidades de medicamentos -entre Midazolam, Atracurio, MEropenem, Furosemida, Ceftriazona y Piperacilina- desde el viernes último. 

El Gobierno intenta así aplicar paños fríos a la situación de masivo descontento ciudadano que desembocó en una multitudinaria marcha este 5 de marzo -que inició de manera pacífica pero acabó con una represión policial- y se volvió a convocar para el día siguiente. 

Hasta la tarde de ayer, Abdo Benítez no respondió al pedido de renuncia que se expresó a través de la mencionada manifestación, sino que se limitó a solicitar a sus ministros que pongan sus cargos a disposición y prometer la movida de piezas en su gabinete, según informó el vocero Juan Manuel Brunetti, ministro de Tecnologías de Información y Comunicación.

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