Es muy importante ser conscientes de nuestros hábitos con respecto al manejo de dinero, ya que definirá nuestra condición de vida en el futuro.
La planificación financiera comienza por tomar consciencia de nuestra situación financiera actual, establecer metas y objetivos a cumplir en un periodo de tiempo, y finalmente crear un plan de acción para lograrlos.
Tomar conciencia de tu situación financiera actual
El primer paso, y probablemente el más importante para iniciar una planificación financiera, es entender profundamente las finanzas personales de uno mismo. Esto significa analizar la relación entre ingresos y egresos, y así determinar la capacidad de ahorro y patrón de gastos que se tienen mensualmente.
Aquí es importante dejar de asumir una cantidad de ingresos y egresos mentalmente, porque es muy probable que donde haya más imprevistos sea en aquellas pequeñas cosas innecesarias en las que uno gasta sin darse cuenta.
Comenzamos por listar todas las fuentes de ingresos. La más importante suele ser el salario, pero también hay que tener en cuenta otros ingresos que uno pueda tener – como retornos generados en una inversión financiera, intereses generados en cuentas bancarias, aguinaldo, o algún tipo de pensión –.
Una vez que estén definidos los ingresos, es necesario cuantificar los gastos. Para identificar los gastos, la mejor forma seria dividirlos en 3 categorías: gastos fijos obligatorios, gastos variables necesarios y gastos adicionales.
- Los gastos fijos necesarios pueden ser el alquiler de la casa, las cuotas de un préstamo, básicamente aquellos gastos que varían poco y se pagan mensualmente.
- Los gastos variables necesarios son la comida o supermercado, ropa, y electricidad o agua; es decir, los gastos que se deben realizar periódicamente, pero son necesarios.
- Los gastos adicionales son todos aquellos gastos para cosas que nos gustan pero que no son imprescindibles.
De esta manera podremos determinar nuestra capacidad de ahorro, que sería la diferencia entre ingresos y egresos, y este es el primer paso para una efectiva planificación financiera.
Definir objetivos financieros
Una vez que hayamos cuantificado los ingresos, egresos y capacidad de ahorro, hay que fijar metas u objetivos financieros que guiarán nuestras acciones en el futuro. Hay que tener en cuenta que estos objetivos deben ser cuantificables y estar basados en las finanzas personales de uno mismo, para que así sean objetivos realistas.
Algunos ejemplos de objetivos financieros son planear unas vacaciones, comprar un auto, cancelar una deuda pendiente, emprender un negocio o tener un hijo. Es importante que estos objetivos cumplan dos requisitos:
- que puedan ser cuantificables
- que tengan una fecha límite.
Al tener objetivos concretos y cuantificables es mucho más fácil crear un plan de acción, ya que deja de ser una idea intangible y se convierte en una realidad con un costo previsto igual a X.
Establecer un plan de acción
Cuando estén establecidos los objetivos a lo largo del año y seamos conscientes de nuestra situación financiera actual, comienza el análisis y la reflexión.
Estos planes de acción se basan en lo aprendido de la situación financiera actual de cada uno, teniendo en cuenta los objetivos establecidos.
La forma más efectiva de llegar a los objetivos financieros es a través de un presupuesto. El objetivo del presupuesto debe ser aumentar la capacidad de ahorro a través de una reducción en los gastos y mejor organización económica.
Un presupuesto financiero es la cantidad de dinero que se necesita para cumplir con los gastos generales de la vida cotidiana. Es un estimado realista de los ingresos y gastos que se pueden producir en un periodo de tiempo.
Lo recomendado es que los gastos no pasen el 90% de los ingresos y así tener como mínimo un 10% de ahorro mensual. Este ahorro debe ser visto como una inversión en uno mismo, ya que cuanto más se ahorre, más rápido se alcanza el objetivo.
Una buena forma de asegurar sus ahorros es incluyendo el ahorro como un gasto fijo necesario en el presupuesto: en otras palabras, asumir la obligación de pagarse a uno mismo una cantidad fija todos los meses.
Una forma fácil de comenzar este hábito es a través de un programa de ahorro programado en el banco, y el porcentaje de ahorro seleccionado se debitará automáticamente todos los meses.
Seguimiento
La idea con el presupuesto es comenzar una costumbre de ahorro y recortar gastos que no sean necesarios, con el fin de alcanzar un objetivo.
A medida que vaya pasando el tiempo, el presupuesto se debe ajustar ya que los ingresos y egresos no serán lo mismo mes tras mes – teniendo en cuenta que los ingresos siempre tienen que poder cumplir los gastos mensuales, incluyendo el 10% de ahorro –.
A medida que la cantidad de dinero ahorrado incrementa, también se abren nuevas puertas para invertir ese dinero y así multiplicar su valor. Por ejemplo, a través de la inversión en bonos o CDAs (certificado de depósito de ahorro), dependiendo ya del perfil de cada uno y su aversión al riesgo.
En resumen, la planificación financiera es algo que todos deberían hacer, sin importar su situación económica actual. Una buena planificación financiera ayuda a gestionar mejor el dinero, a aumentar ahorros y a vivir una vida más tranquila.
Después de haber terminado un año atípico como fue el 2020, es importante comenzar este año haciendo una buena planificación financiera para estar preparado ante la incertidumbre actual.
Básicamente, lo más importante es ser consciente realmente de la situación financiera de cada uno, familiarizarse y cuantificar todos los ingresos y egresos mensuales; luego, hacer un presupuesto con base en algún objetivo que tenga en el año o a largo plazo y, de esta manera entrar en la rutina de ahorrar todos los meses como mínimo el 10% de los ingresos.