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26 de abril de 2024

Riesgo o incertidumbre: ¿Dónde nos colocó la pandemia?

Preguntas sobre la duración de la emergencia sanitaria y la profundidad de los efectos económicos son la constante en el país y el mundo. Un ambiente incómodo para la toma de decisiones.

A la hora de tomar una decisión, la condición ideal es conocer el problema al que nos enfrentamos y la correspondiente solución. Lamentablemente, esta situación no siempre puede darse y aparecen factores que con la pandemia de COVID-19 se hicieron más presentes en las noticias y los debates: el riesgo y la incertidumbre.

Se hizo frecuente escuchar, por ejemplo, la incidencia de la aversión al riesgo para la concesión de créditos a las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas); o los efectos de la incertidumbre en la apreciación regional del dólar, debido a la preferencia de los agentes económicos por posicionarse en esta moneda considerada más segura.

¿Cuál es la diferencia entre el riesgo y la incertidumbre, y cómo impacta en la economía?

El presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero, abordó este tema en el encuentro virtual realizado hace un par de días para conmemorar el día de la Industria. En esta ocasión, presentó la siguiente reflexión del político estadounidense Donald Rumsfeld:

Como sabemos, hay hechos conocidos que conocemos, hay cosas que sabemos que sabemos. También sabemos que hay hechos desconocidos conocidos, es decir, sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero también hay hechos desconocidos que desconocemos, aquellos que no sabemos que no sabemos.

A partir de esta idea, clasificó cuatro condiciones en que podemos encontramos cuando debemos tomar una decisión:

  • Descuido: no sabemos que sabemos. Conocemos el problema y la solución.
  • Certidumbre: sabemos que sabemos. Conocemos el problema y la solución.
  • Riesgo: sabemos que no sabemos. Riesgo identificado.
  • Incertidumbre: no sabemos que no sabemos. Riesgo no identificado

 “Los seres humanos somos seres de tomas de decisiones, las tomas de decisiones nos gustan hacer con la luz prendida, es decir, en un ambiente de cierto conocimiento. El ambiente de mayor conocimiento es el hecho de saber cosas que sabemos, es la certidumbre, es cuando conocemos el problema y también la solución”, sostuvo el titular de la banca matriz, durante su alocución.

“Pero también nos manejamos en una dimensión donde sabemos que no sabemos, estos son los riesgos: todas nuestras decisiones se definen en riesgos calculados, implícita o explícitamente”, agregó.

¿Qué tiempos estamos viviendo?

La emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus nos sumió en una condición de incertidumbre, según José Cantero. Al diferenciar los riesgos medibles de los no medibles, reconoció que los resultados de las acciones actuales son inciertos, ya que nos enfrentamos a riesgos no identificados.  

“Existen momentos en que no sabemos que no sabemos, es un mundo donde en ocasiones nos podemos enfrentar a una ambigüedad, a una incertidumbre, a un riesgo no identificado. El COVID-19 lo que hizo fue llevarnos de los tres otros estadios, donde habitualmente convivimos, al de la incertidumbre, de un riesgo no identificado”, explicó.

“El COVID-19 nos llevó a ese cuadrante con preguntas muy sencillas: ¿Cuánto va a durar esto? ¿Qué tan profundo va a ser? ¿Cuál va a ser el daño? ¿Cómo vamos a salir?”

José Cantero.

En este escenario de escasez de certeza y claridad, los gobiernos tuvieron que empezar a tomar decisiones para hacer frente al “enemigo misterioso”. Esta incertidumbre se vio reflejada en ciertos índices internacionales, como los de política económica global y volatilidad de los mercados, que llegaron a niveles críticos que no pueden compararse ni con la última guerra comercial.     

“No hay una comparación en el tiempo que pueda asemejarse”, exclamó Cantero.

Anunció, sin embargo, la “buena noticia” de que la incertidumbre se está despejando, ya que ha transcurrido un tiempo considerable, hay señales sobre el desarrollo de la vacuna y la segunda ola es creciente en los países europeos, pero sin la carga de fallecimientos que el virus provocó en el primer estallido.

“Son señales que, quizás hoy, están despejando ese escenario y nos llevarían a una zona de mayor confort en el sentido de que nuestras decisiones van a ser más propicias y basadas en riesgos calculados”, concluyó.

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