ANÁLISIS
América Latina viene arrastrando una serie de eventos exógenos que han afectado a las economías locales, como un elevado precio de las materias primas que se ha traducido en inflación en muchos casos, así como el impacto del conflicto geopolítico en el este de Europa. Todo esto, en un momento poco propicio, ya que apenas se iniciaba la apertura de las economías luego de las cuarentenas.
Los efectos de la pandemia todavía se siguen sintiendo, a pesar del avance de las vacunaciones, y los bancos centrales de distintos países han optado por subir sus tipos de interés para buscar sacar de circulación el dinero que financió la crisis y frenar así las subas de precios. A toda esta situación negativa se suma el cambio en el sentido de la política monetaria de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos.
Luego de varias idas y vueltas, ya que en un principio se pensaba que el efecto inflacionario en Estados Unidos podría ser transitorio, la Reserva Federal optó por una suba de tasas a 0,25%, luego de haber estado cerca de 0%. Este es el primer movimiento que realiza la FED en este sentido desde el 2018, buscando frenar la inflación que ronda el 8% y es la más alta para ese país desde 1982.
No solamente la FED, sino casi todos los bancos centrales del mundo se encuentran en la disyuntiva de intentar frenar la inflación o seguir buscando la recuperación de la economía por medio de la expansión monetaria. Por ejemplo, Brasil ha llegado a su nivel más alto de tasas de interés desde el año 2017 y ya se encuentra en el 11,75% anual, mientras que su inflación supera el 10% interanual.
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En su boletín diario “Pulso Financiero”, la consultora local Mentu explica que la decisión de la FED responde al fortalecimiento actual del mercado laboral en Estados Unidos, que es el contrapeso para la variable de tasa de interés que maneja ese país en su política económica.
La consultora explica que, de hecho, la FED ya adelantó que con aumentos adicionales a la tasa de interés -que según la regulación norteamericana “serán apropiados”-, la tasa de referencia podría terminar este año en alrededor del 1,5%.
Así mismo, en la publicación se afirma que es probable que en este escenario se registre un flujo de movimiento de capitales desde Latinoamérica hacia EEUU.
Al ser consultado sobre este tema, el economista y exministro de Relaciones Exteriores, Rubén Ramírez Lezcano, coincidió en el análisis al afirmar que el primer efecto sobre las economías latinoamericanas será un movimiento de capitales desde la región hacia los Estados Unidos. Resulta que, ante la incertidumbre que se vive en el mundo, resulta atractivo un posicionamiento en tasa de Estados Unidos.
Esto tendrá una serie de consecuencias, según advierte el economista, tanto para Paraguay como para el resto de los países de Latinoamérica, que estarán relacionadas con una mayor presión inflacionaria. La situación se sumará a la presión que ya existía previamente a nivel local, por la suba del petróleo y la sequía que azota al campo y genera una menor capacidad de producción sojera para exportaciones.
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Como primera medida, la mayor demanda de dólares por el atesoramiento que deberá tener el mercado generará una depreciación del guaraní, al igual que de las demás monedas locales de la región. Esto ya de por sí implica una presión a la inflación, según explicó el experto, ya que las monedas regionales tendrán en sí mismas una menor capacidad de poder adquisitivo.
Esta suba del dólar también traerá consigo necesariamente un encarecimiento de los productos importados, generando una presión extra a la inflación. Vale recordar que, según reportó el Banco Central del Paraguay (BCP), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) local cerró febrero con un incremento interanual del 9,3%, todavía muy lejos de la banda flotante del objetivo que tiene la banca central, que es del 6% como máximo.
Por otra parte, el economista mencionó que la suba de tasa de la FED se suma a otros movimientos de bancos centrales en este sentido y generará condiciones de financiamiento todavía más estrictas en la región. Por ende, el financiamiento de proyectos e inversiones se tornará más caro y, por ende, habrá también una presión a la inflación por esta vía.
“Esta medida se toma porque la inflación de Estados Unidos es la más alta desde 1982, y entonces la suba del tipo de interés es una herramienta para combatir esto, como ha ocurrido en muchos países, y de hecho ha ocurrido en Paraguay. Esto significa el fin de una etapa en la que conseguir financiamiento barato era muy barato y conveniente”.
Rubén Ramírez Lezcano, economista.
Así, explicó que esto generará condiciones más estrictas en todos los niveles. Por ejemplo, el consumo será más caro en el ámbito personal y familiar, al igual que en el pago de hipotecas, la inversión o refinanciación de empresas. Mencionó que, de manera indirecta, el mercado de capitales también ajustará sus tasas de interés, y el efecto no será solamente en el mercado bancario.
“Estamos ante una dicotomía porque las tasas de referencia más altas controlan la inflación, pero al mismo tiempo reducen el crecimiento económico. El dilema que se plantea es si es mejor subir bajar la inflación y frenar el ritmo de crecimiento, o es mejor mantener los motores de crecimiento pese al aumento del costo de vida”, reflexionó.
También mencionó que, en el caso de Paraguay, como economía pequeña, adicionalmente se sentirá el impacto indirecto desde Brasil y Argentina. La depreciación del peso argentino y el real brasileño que supone esta suba de tasas de la FED seguirá afectando a través de la falta de poder adquisitivo de los países vecinos para realizar compras o inversiones en el nuestro, como ocurría anteriormente.
Por su parte, el economista y expresidente del Banco Central del Paraguay (BCP), Carlos Fernández Valdovinos, consideró que ante este cambio en la tasa de la FED, el BCP deberá tener una mayor presencia en el mercado cambiario por medio de sus ventas de dólares. De esta manera, lo que se haría es atenuar las volatilidades del dólar como reflejo de la suba de la Reserva Federal.
Sin embargo, advirtió que esta mayor intervención deberá ser bien medida, de modo a evitar una sobre-apreciación del guaraní que siga estimulando el contrabando en las fronteras, lo que ya de por sí venía siendo un problema importante para el sector productivo a nivel local.
Además, consideró que a pesar de que tendrá un costo en el corto plazo, la banca matriz debe continuar con su política monetaria más estricta. Por medio de redes sociales, opinó que más allá del impacto que pueda tener esto sobre el crecimiento económico, peor sería una inflación disparada en el futuro.
“Amerita una reacción oportuna, decisiva y clara por parte del Banco Central. Va a tener su costo. Pero es peor dejar que la inflación y las expectativas se disparen aún más. El daño a la actividad de una inflación alta es mucho mayor que la producida por una TPM (tasa de política monetaria) temporalmente elevada”, manifestó.