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22 de noviembre de 2024

La morosidad más alta en 2 años, como reflejo de las dificultades económicas del país

La caída del agro, el atraso en los pagos desde el Estado, la elevada inflación y la recuperación aún no plena de los efectos de la pandemia se mencionan entre los principales desencadenantes de esta situación.

Desde la producción agrícola esperan recuperar las pérdidas con los resultados de la siembra que iniciará en septiembre y las mipymes instan al Gobierno a promover la extensión de los plazos para el pago de créditos.

Los índices de morosidad dentro del sistema bancario aumentaron considerablemente al séptimo mes del presente año, alcanzando el 3,10%, el porcentaje más alto desde julio del 2020, según consta en el boletín Estadístico y Financiero publicado por la Superintendencia de Bancos. 

Esta situación también se observa en el sector de empresas financieras, ya que aquí el índice de atrasos en el pago de deudas llegó a 7,10% en julio del 2022 y la última ocasión en que se registró una cifra superior fue en marzo del 2020, cuando estuvo en 7,27%

Un año atrás, los niveles de morosidad se encontraban en 2,78% para los bancos y en 5,44% para las financieras. Junio del 2020 fue la última vez que se reportó una morosidad superior a la de julio del 2022, en el sistema bancario, cuando se ubicó en 3,18%

Entre las causas más significativas de este escenario, sobresalen las multimillonarias pérdidas que sufrió el sector agrícola a comienzos de año, el atraso en el cobro de los proveedores del Estado, la todavía baja recuperación de las mipymes que aún no se reponen de los años de pandemia y los apuros económicos en que se encuentran las familias debido a los elevados niveles de inflación.

Otros números que también se elevaron tienen relación con los créditos, que se incrementaron exponencialmente, hasta casi el 15% respecto a julio del 2021, debido a que probablemente los sectores recurren a los préstamos para saldar sus deudas. En este sentido, la cartera RRR (créditos refinanciados, renovados y reestructurados) aumentaron 8,3% a julio 2022, según informa el boletín compartido por el Banco Central del Paraguay (BCP).

De esta manera, los créditos bancarios sumaron G. 116,5 billones y la cartera RRR ascendió a G. 15,5 billones, con lo cual estos últimos representan el 13,3% de los préstamos totales otorgados por los bancos de plaza. 

El impacto de la inflación y la baja producción

En comunicación vía telefónica con este medio, Hilton Giardina, gerente general de Banco Familiar, consideró que probablemente para el mes de diciembre los índices de morosidad vuelvan a niveles anteriores. “Este es un resultado de la situación económica, no es fácil, con elementos que juegan en contra, la inflación era absorbida por las empresas, por las personas y genera dificultades de pago de las deudas”, comentó.

El gerente explicó que los ingresos no se ajustan en la misma medida que suben los precios.

“Entonces, al final hay un presupuesto familiar limitado y, bueno, se deja de pagar algunas cuentas o se pagan con atrasos”.

Hilton Giardina, gerente general de Banco Familiar

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Otro factor que mencionó Giardina tiene que ver con el atraso de los pagos desde el Gobierno, lo que está generando inconvenientes a los proveedores del Estado y estos, a su vez, demoran sus pagos al sistema financiero. 

“Te puedo asegurar que aquellos bancos que tienen entre sus clientes muchos proveedores del Estado estarán probablemente enfrentando mayores dificultades de cobranza, y van a tener que refinanciar o esperar”, afirmó. 

Consultado sobre la vinculación de la alta morosidad con la pandemia, dijo que durante la emergencia sanitaria se dieron muchos créditos y se hicieron reestructuraciones, refinanciaciones, y se dieron los créditos del  Fondo de Garantía para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Fogapy). Indicó que si bien se dieron con meses de gracia, puede ser que los beneficiarios con esos créditos hoy estén con dificultades de pagos, porque las condiciones económicas están complicadas. “Puede ser que esos créditos estén entrando en mora ahora”, alegó.

Señaló que lo que encontramos hoy es un resultado de alguna manera de las condiciones económicas. “Este fue un año agrícola difícil, complicado, una pérdida enorme en el campo que se absorbió, pero tiene su impacto en la economía; y en segundo lugar está el tema de la sequía, que impacta o ha impactado en el campo y en la cadena relacionada con el campo”, recalcó.

Igualmente, Óscar Diesel, presidente de Banco Río, acompañó el análisis de Giardina y dijo que la realidad actual es una consecuencia lógica de toda la situación económica en general. “Recordemos que estamos viniendo de dos años de pandemia y dos años de sequía, una en el 2019 y otra de vuelta este año, y la cartera principal de las entidades financieras está en el sector agrícola”, mencionó,

Explicó que la baja producción no se dio solamente con las plantaciones, sino también con todo lo relacionado con insumos y maquinarias. “Eso afecta a la economía en general, hay que recordar que también están las constructoras con problemas de cobro. El Estado se está atrasando en el cobro, entonces eso también les afecta. Está muy vinculado a eso, el Estado tiene menos recursos disponibles y, por ende, se atrasa”, dijo.

No obstante, Diesel sostuvo que no es una cuestión para preocuparse. “Estamos hablando del 0,5% de incremento año a año”, alegó. A su criterio, es normal, porque esta es la época en que más se siente la mora, es decir, cerca de fin de año.

“La economía en general, históricamente, en el segundo semestre funciona mejor que en el primero, esa es la historia que se repite todos los años y tiene que ver con todo lo comercial, todo el movimiento de importación. También la zafra termina, con eso hay más disponibilidad al final que al comienzo porque hay cobro”.

Óscar Diesel, presidente de Banco Río

Según sus estimaciones, los porcentajes están dentro del rango normal para la época del año y se debería cerrar mejor a fin de año, sobre todo por el tema de la zafriña, que vino bien, por lo que se espera que haya un mayor movimiento económico. “Probablemente no cierre exactamente igual que el año pasado, pero creo que será mejor proporcionalmente a lo que ahora a julio está indicando el tablero”, aseveró.

Interrogado sobre los efectos de la inflación, dijo que todavía no es algo que impacte demasiado, pero tendrá mucha más visibilidad si es que se mantiene para el próximo año. “Para este año no creo que haya todavía un impacto en la morosidad”, comentó.

¿Cómo están los sectores económicos?

En el boletín del sistema bancario también se informa que entre los sectores con mayor morosidad se encuentran el consumo (5,47%), servicios personales (5,03%), comercio al por mayor (4,67%) y comercio al por menor (3,30%). 

Por su parte, actividades como la construcción, vivienda, y venta y reparación de vehículos experimentaron un notorio incremento en sus niveles de morosidad, con índices que de julio del 2021 a julio del 2022 pasaron de 1,32% a 2,12%; 2,91% a 3,33% y de 0,77% a 1,64%; respectivamente. 

En el campo de las financieras, la morosidad en la cartera de consumo llegó a un más que preocupante 12,14%; luego de que en julio del 2021 se ubicara en 8,36% y en el séptimo mes del 2020, en 6,94%. La construcción aquí también sufrió un mayor atraso en el pago de sus deudas respecto a un año atrás, ya que la morosidad de este sector subió de 2,58% a 5,82% en el periodo de análisis, tras haber trepado incluso a 7,56% en junio del 2022

En este sentido, Héctor Cristaldo, de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), indicó que este año se mantiene complicado. “Se logró refinanciar, reestructurar deuda y seguimos en carrera. El comercio está complicado, porque hay actividades que no se dinamizaron después de la pandemia, no volvieron a sus niveles de pre-pandemia. Algunos siguen con baja facturación y eso les complica”, manifestó.

Al igual que los analistas anteriores, coincidió en que este es un año malo en materia agrícola, con un 67% de pérdida de cosecha y unos USD 1.000  millones de dólares de capital operativo perdido. “Realmente no se movió mucho la aguja, teniendo en cuenta el impacto y el volumen perdido”, dijo, optimista frente a cuánto pudo haber sido el traslado de las pérdidas económicas a la morosidad, de no contar con las lecciones aprendidas en crisis de años anteriores.

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La morosidad del sector agrícola fue de 2,66% en julio del 2022, en el sistema bancario, y de 3,69% en financieras; en ambos casos, por debajo de los niveles que se tenían hace un año, de 2,94% y 6,58%.

Cristaldo recordó que se logró evitar un índice de morosidad aun mayor gracias a que se conversó con el Equipo Económico Nacional, en su momento, para flexibilizar las condiciones para la refinanciación, sobre todo que no se penalice ni al banco ni al cliente por refinanciar a más de un año. 

“Porque es una cuestión de contingencia que nadie podría prever y se consiguió, en febrero ya salieron las resoluciones del BCP, y permitió negociar tranquilamente entre los actores y solo entre privados se solucionó el tema. No se tocó ni un guaraní del Estado, solo el sector privado pudo acomodarse a todo».

Héctor Cristaldo, UGP

«Ya tuvimos esa experiencia en el 2012, cuando cayó grande la producción, y en el 2013 salió una cosecha normal y hubo una recolección importante, y la gente fue pagando sus cuentas sin problemas”, señaló Cristaldo.

Dijo que todavía no estamos en niveles normales, desde el punto de vista de la economía. “A lo mejor en la salud sí está más normalizado, pero la economía todavía no retomó su ritmo y hay sectores cuyas actividades no están ni cerca de lo normal, entonces hay que considerar esa parte y ver cómo mantener cierta flexibilidad para ciertos sectores”, recomendó.

Finalmente, Guillermina Imlach, de la Asociación de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas del Paraguay (Asomipymes), aseveró que hasta ahora las mipymes no pueden reactivar su movimiento porque los créditos apremian. 

“Empieza a vencer y no tenemos forma de refinanciar eso, porque el BCP tiene sus requisitos que los bancos tienen que cumplir y entonces en el mes de septiembre empiezan a caer, octubre no sé en qué condiciones vamos a estar. Si no se refinancia esto, va a ser un caos, para fin de año no sé cómo vamos a estar”, aseguró, preocupada.

Dijo que apenas el 15% de las mipymes recibieron crédito porque el resto no cumplía con los requisitos que pedían los bancos para poder acceder a los mismos. Y estos pocos que accedieron, ahora no pueden pagar porque todavía no se reactivan.

“Nos estamos acomodando todavía por el tema de la suba de todos los productos con esta inflación, tuvimos que alzar y reajustar todos los precios, no está habiendo esa reactivación que nosotros necesitamos para pagarles a los bancos”.

Guillermina Imlach, Asomipymes

También mencionó que la inflación complica la situación porque encarece los productos. “Un producto que costaba G. 10.000 ahora está G. 20.000, en ese proceso estamos”, sentenció. Por esto último, recomendó que se permita a las mipymes refinanciar al menos por un año más sus deudas hasta que la actividad pueda volver a reactivarse.

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