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28 de abril de 2024

¿Meta de inflación a 3%?: “Cuando recuperemos el equilibrio, podremos pensar en una meta más rigurosa”

Carlos Carvallo Spalding fue anunciado como candidato para presidir el BCP durante el gobierno de Santiago Peña y, en conversación con MarketData, adelantó que su prioridad inicial será “ordenar la casa” para luego pensar en reducir la meta de inflación a un nivel de 3% a 3,5%. Consideró que una meta de inflación más ambiciosa tornará más eficiente a la economía y nos acercará más al grado de inversión, pero para ello primero se deben cumplir requisitos como acomodar los balances monetarios y fiscales, y retornar a una política monetaria neutral.

Una nueva administración del Banco Central del Paraguay (BCP) asumirá con el gobierno que inicia este 15 de agosto. Carlos Carvallo Spalding, quien ya fuera miembro del Directorio de la banca matriz del 2015 al 2020, fue designado por el presidente electo, Santiago Peña, para liderar la conducción monetaria del país durante los próximos cinco años. 

El candidato a presidir este órgano colegiado es consciente del desafío que constituirá recuperar la confianza, luego de que la inflación se le haya ido de las manos a la gestión anterior y tuviera que hacer frente a uno de los shocks más potentes de la historia reciente, la pandemia de COVID-19

En la primera parte de esta entrevista que brindó a MarketData, adelanta las tareas prioritarias que llevará adelante en el ente monetario nacional, una vez que el Congreso Nacional apruebe su designación. También se refiere a la posibilidad de reducir la meta de inflación, desde el actual nivel de 4%, y el legado que pretende dejar para una economía más eficiente y ordenada.  

– ¿Cómo se siente usted con esta designación? Teniendo en cuenta que ya cuenta con experiencia en la institución, pero que la situación actual es diferente, con la post-inflación, expectativas de reducir tasas de interés, ¿cuáles observa que serán los desafíos con los que se va a encontrar?

Antes que nada, decir que me siento extremadamente honrado con el hecho de que el presidente (Santiago Peña) haya confiado en mí como candidato a presidente del Banco Central, una institución muy cara a mis afectos, donde me siento plenamente identificado no solo desde el punto de vista profesional, sino que porque creo que el Banco Central es una institución que ha contribuido enormemente a lo que tiene que ver con la institucionalidad económica del país, y con esto que nos identifica tanto sobre todo cuando nos ven desde afuera, que es la estabilidad macroeconómica. El Banco Central fue clave en eso, por lo tanto, estar considerado para dirigir una institución tan prestigiosa como el Banco Central es un honor y al mismo tiempo un tremendo desafío porque siempre que uno entra al Banco Central, se encuentra con una vara bastante alta en lo que tiene que ver con el capital humano, uno no puede hacer algo que no esté acorde y a la altura. 

El desafío es de alguna manera seguir consolidando esa dimensión institucional que el BCP adquirió a lo largo de los años, pero que requiere un cuidado permanente. En el BCP no hay que hacer una reingeniería, como en el caso de otras instituciones, pero sí hay que hacer un trabajo de “jardinería”, cuidarlo mucho, cortar las plantas y donde hay alguna hojita seca, cuidar que eso florezca de nuevo. Uno tiene que tomar decisiones que de alguna manera sigan sobre la base de todo lo que se hizo hasta ahora y seguir construyendo. Que el Banco Central no solo sea fuerte, reconocido y creíble, sino que también sea moderno y que de alguna manera esté adecuado a los estándares internacionales, una institución de esta naturaleza. La mayor contribución que uno puede hacer en ese sentido es tener muy claro cuál es el rol del Banco Central en la sociedad paraguaya, y eso está muy claro en la definición adoptada por su propia Carta Orgánica y también por la Ley de Bancos, que tiene que ver con un Banco Central que pueda mantener la inflación baja y estable, y digo las dos palabras porque ambas son relevantes. 

La mejor política social que un Banco Central puede hacer es otorgar a la sociedad la posibilidad de que pueda realizar sus actividades económicas en un marco de previsibilidad respecto a los precios y que de alguna manera la inflación le otorgue esa certeza a lo largo del tiempo. Sobre todo, una inflación baja considerando que una buena parte de la sociedad paraguaya no tiene la posibilidad de protegerse contra la inflación. Entonces, el Banco Central tiene la obligación de contribuir desde el punto de vista social con ese objetivo. La inflación también debe ser estable, porque una inflación que de alguna manera se comporte de una forma poco predecible no genera la posibilidad de tomar decisiones a largo plazo. Entonces, los dos objetivos son realmente algo que creo que cualquier persona que entre al Banco Central tiene que tener como una prioridad. 

Por otro lado, en su rol de supervisor del sistema financiero paraguayo, tiene la obligación de velar por un sistema estable, eficiente e íntegro, que son las tres responsabilidades que al Banco Central se le asignan; y en ese sentido, por lo tanto, tiene que tener una Superintendencia que esté muy atenta a cumplir con esos tres objetivos. Yo lo que diría es que más allá de otras contribuciones que el Banco Central pueda hacer a la sociedad, en la medida que estos elementos que su propio rol le asignan no están totalmente consolidados, yo creo que la  atención más fuerte del Banco Central va a tener que seguir estando en esos elementos. 

– ¿Usted considera que ya están consolidados estos objetivos, o por ahí falta consolidar todavía algunas cosas?

Como decía anteriormente, yo creo que teniendo esa visión más dinámica, eso nunca termina de estar enteramente cerrado, porque las condiciones cambian. Las condiciones del sistema cambian, las innovaciones cambian, la tecnología cambia, los gustos de los clientes cambian, los objetivos también, y por lo tanto el Banco Central tiene que tener de alguna manera la capacidad de adaptar su regulación y supervisión a los cambios que se van procesando en el mercado; si no, se vuelve obsoleto, queda atrás y se vuelve poco eficaz, esos cambios son permanentes. Yo diría que el Banco Central tiene un activo, que en todo caso es fundamental en los objetivos tanto de inflación como de estabilidad del sistema, y que tiene que ver con la credibilidad. Ese activo hay que cuidarlo siempre de una forma muy celosa, pero desde el punto de vista operativo también hay que estar muy atento a todos esos cambios que estoy mencionando.

Yo creo que la regulación y la supervisión tiene que ser capaz de ser preventiva y correctiva, más que punitiva. Entonces, el gran esfuerzo tiene que estar en dotar a las áreas técnicas del BCP que entienden en materia de regulación y supervisión, de las habilidades y las fortalezas necesarias para que puedan tener la capacidad de eventualmente adaptarse a los cambios y operar de una forma oportuna, corrigiendo eventuales problemas que puedan surgir. Desde el punto de vista del control de la inflación, también la credibilidad es fundamental, pero justamente estaba viendo que todo este enfoque de control de la inflación, metas de inflación, está cumpliendo 30 años en el mundo, que en su momento lo iniciaron Nueva Zelanda, Canadá e Inglaterra. Y este sistema si bien siempre tiene posibilidad de ser mejorado, yo creo que es lo mejor que hemos visto como herramienta para controlar la inflación, con un fuerte enfoque siempre a incidir en las expectativas. Ahí yo creo que siempre hay cosas que se pueden hacer para que ese mecanismo sea más eficiente y entremos en un proceso de sintonía fina, sobre todo si lo que queremos en el futuro es ser más rigurosos en temas de metas de inflación. 

Yo creo que el Banco Central hoy hace bien su trabajo, está bien posicionado en términos técnicos e institucionales en lo que refiere a los objetivos que le fueron asignados, pero no tiene que descuidar que todo esto es un proceso dinámico y hay que estar atentos permanentemente a los cambios que se están dando para adaptar institucionalmente a esas nuevas condiciones. 

– Esta capacidad de anticiparse que usted menciona, atendiendo a lo que es la experiencia reciente de la inflación elevada que tuvimos, ¿qué se puede aprender en cuanto a las respuestas de política monetaria?

Yo lo que creo es que acá lo importante es de alguna manera que los instrumentos estén bien aceitados, o sea, que tengamos todos los instrumentos al alcance de la mano, que los técnicos hagan su trabajo en términos de acceso a información. El Banco Central tiene el privilegio de tener la mejor información del sistema, en la sociedad, y eso lo que garantiza es que las decisiones que se tomen desde el punto de vista de la política económica estén adecuadas y oportunas, y que el trabajo de los técnicos que anteceden los procesos de decisión del Comité de Política Monetaria estén basados en la rigurosidad analítica y en modelos bien calibrados, y que puedan de alguna manera tener capacidad predictiva adecuada. Eso es lo que permite que uno tome decisiones adecuadas, pensando en el futuro, porque el proceso de decisión en el marco de metas de inflación lo que hace es incidir en el horizonte de política monetaria, pero para eso uno tiene que tener modelos adecuados que permitan predecir comportamientos futuros. 

Yo confío plenamente en la capacidad de los especialistas y eso me deja tranquilo. En la medida que el BCP siga siendo una entidad autónoma que tome sus decisiones en base a procesos internos, y donde el interés sea solamente vinculado al objetivo de mantener la inflación, vamos a seguir siendo buenos en ese sentido. Esto requiere una inversión permanente en términos de conocimiento y en términos de capacitación, porque las cosas son dinámicas en el mundo, los modelos a veces se vuelven obsoletos y uno tiene que volverlos más modernos, calibrarlos mejor. Entonces, lo importante es que seamos conscientes de eso y que estemos a la vanguardia en términos de los procesos previos y también en el momento de la toma decisiones de política monetaria. 

¿Manejan la posibilidad de bajar la meta de inflación en los próximos años?

Yo siempre he dicho que si nosotros queremos de alguna manera parecernos más a países que tienen una larga tradición de estabilidad económica y queremos ser más exigentes, hay que manejar la posibilidad de bajar la meta de inflación. Incluso yo creo que antes de la pandemia ya existían al interior del BCP elementos para pensar en la posibilidad de pensar en una meta más rigurosa. Yo sigo pensando de esa manera, creo que estamos en condiciones. Sería un elemento muy importante desde el punto de vista de la imagen institucional y el proceso de acercarnos más al grado de inversión porque demostraría un mayor compromiso. 

Además, yo creo que tener una inflación más baja desde el punto de vista de la meta, ayudaría también a la eficiencia de la economía, por ejemplo, una meta de entre 3% y 3,50% nos daría un perfil diferente. Ahora, soy consciente de que estamos todavía en un proceso en el que nos estamos recomponiendo de un shock demasiado importante que fue la pandemia, donde todavía estamos sintiendo algunos rigores de esa época. Primero nosotros tenemos que preocuparnos de acomodar los balances monetarios, de contribuir con que los balances privados y públicos de alguna manera puedan converger a condiciones normales en el tiempo. 

Tenemos también que anclar definitivamente las expectativas, yo creo que hoy en día ese trabajo está bien hecho, pero tenemos que anclar las expectativas en el horizonte de política monetaria, hay que seguir convergiendo para llegar a la meta del 4%, tenemos que ir normalizando la política monetaria y una vez que logremos los equilibrios y que nuestra tasa de política monetaria esté en la tasa neutral, yo creo que retomar esa discusión será importante. 

– ¿Eso sería posible dentro de los cinco años que tiene por delante?

Uno siempre quiere dejar un legado en lo que cree, pero no por dejar un legado, debo ser irresponsable. Primero hay que ordenar la casa para después tomar decisiones que impacten la política económica. Tenemos que garantizar primero tener condiciones, pero cuando recuperemos el equilibrio estructural y volvamos de alguna manera a situaciones de mayor normalidad, yo creo que la capacidad de nuestra economía y de los fundamentos ameritan pensar en tener una meta más rigurosa. 

– Usted estaría llegando al BCP en un momento en que el mercado estaría esperando ya una baja de tasas, eso se nota en el EVE (encuesta de Expectativas de Variables Económicas) con la expectativa de que bajen las tasas desde hace varios meses. ¿Cómo está previendo esto y qué lectura tiene usted?

Si ahora como candidato a presidente del Banco Central hago un comentario sobre eso, haría un ruido innecesario en el mercado, yo creo que habría que sentarse ahí a ver qué es lo que muestra la información y los modelos predictivos del Banco Central, y también las discusiones que se hacen en la previa en el Comité de Política Monetaria (CPM) y en el mismo CPM. Si bien yo tengo una opinión, mi opinión puede estar sesgada por la información que manejo ahora y por lo que creo que va a ocurrir en la economía, pero dentro del BCP está la información y los mejores técnicos. 

Ahora bien, lo que yo sí creo es que el mercado puede valorar las decisiones con información parcial, pero lo importante es tener presente que muchas veces cuando uno tiene información no totalmente completa, o maneja escenarios futuros con incertidumbre, entonces asumir una posición conservadora es una decisión prudente. El mundo todavía está incierto, todavía estamos viviendo la resaca de la época de la pandemia, siguen algunos elementos, si bien mucho más disipados. Valorando la incertidumbre que todavía hay en el resto del mundo y valorando que hay algunos elementos que todavía no permiten sostener en términos conclusivos que es una etapa superada, yo creo que es prudente lo que ha hecho el Banco Central. 

Si bien la inflación en el mundo se ha moderado en el margen, todavía hay algunas medidas de inflación subyacente que todavía muestran un comportamiento positivo. Por ejemplo en Europa y en Estados Unidos, si bien la inflación se está moderando de alguna manera, no se se modera a un ritmo esperado y hay todavía expectativas valoradas por el mercado de que todavía siga el proceso de ajustes de tasas al alza en países desarrollados, entonces, la sorpresa de tasas todavía no está disipada en ese sentido. Yo creo también que los procesos de desarme de política monetaria tienen que ser ordenados, sobre todo por lo abruptos que fueron los procoes de subidas de tasas y, dados estos elementos y dada la incertidumbre, el proceso de cambio se debe dar en un escenario en el que tengamos ya una normalidad económica en el resto del mundo, de manera a que los procesos se puedan ir revirtiendo gradualmente.

Hay algunos elementos que todavía dan de alguna manera alertas de moderación. Aquí si bien la inflación está cediendo rápidamente en este primer semestre, ya estamos cerca del 4% en la interanual, pero si uno va a la inflación subyacente X1, sacándole precios de frutas y verduras, entonces si uno ve la dinámica del IPC en niveles todavía está alto; si uno ve el indicador de difusión de la inflación, todavía está por encima del promedio histórico y, en el mundo, los precios de alimentos y combustibles todavía están altos. Y como dije, todavía no está disipada la sorpresa de tasas en el resto del mundo, por lo tanto, todavía hay mucha incertidumbre que para un tomador de decisiones de política monetaria implica asumir un sesgo conservador. 

Otro elemento es que tenemos un efecto base que está operando con mucha fuerza todavía, el primer semestre del año pasado fue un semestre con inflación de dos dígitos. Todo ese tipo de cosas hay que ver. Los commodities se han moderado mucho, el combustible también, pero todavía uno ve cierta volatilidad en esos precios. El mundo también se está acomodando, en Estados Unidos todavía hay muchísima incertidumbre, si uno ve las diferentes encuestas y las probabilidades que le asigna el mercado a determinados eventos, esto implica todavía tomar una posición moderada. Y eso también implica que para este año pareciera estar descartada una recesión en Estados Unidos, yo creo que el mercado todavía le asigna cierta probabilidad a la recesión para el año que viene. 

En la región, Brasil salió de una campaña electoral, el panorama está un poco más claro, pero en Argentina la situación todavía es compleja y si a eso le sumamos todo el proceso de economía política y el proceso de economía electoral, yo creo que genera mucha más incertidumbre todavía. Hay otros países de la región que están pasando por tiempos donde hay que tomar ciertas decisiones duras, pero el contexto no ayuda a tomar esas decisiones. Tenemos un mundo mucho más endeudado que tiene que tomar algunas decisiones de convergencia hacia el equilibrio, y esas decisiones a veces no son tan fáciles de tomar y, por lo tanto, reina todavía la incertidumbre. En ese contexto, yo creo que nosotros nos estamos moviendo bien, y acá el panorama está más claro que en muchos otros lugares, no solo en la región, sino en el mundo también. 

No se pierda mañana en MarketData, la segunda parte de esta entrevista con el próximo presidente del Banco Central del Paraguay, Carlos Carvallo, en la que se refiere a los ajustes institucionales y la operativa que llevará a cabo.

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