En reiteradas oportunidades se ha hecho notar a través de noticias y publicaciones académicas que la matriz productiva de nuestro país necesita iniciar un proceso de diversificación.
Esto, para dejar de depender netamente de las exportaciones agropecuarias tradicionales, fuertemente dependientes de factores climáticos, demanda externa y con una escasa capacidad de generación de empleos.
Ante esta situación, un estudio publicado por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep) sugiere que esta diversificación debería focalizarse hacia algunos sectores específicos.
En el artículo elaborado por Dionisio Borda, ex ministro de Hacienda, y Manuel Caballero, se menciona la potencial oportunidad del país de trabajar en la agricultura orgánica de comercio justo, es decir, una relación directa entre productores y consumidores, sin intermediación.
La producción frutihortícola-forestal, así como las cadenas agroindustriales y energías renovables, también se mencionan como posibles herramientas de diversificación. Estos rubros agrícolas pueden ser industrializados, potencializando inclusive la agroindustria en distintos niveles.
Se destaca, además, que potencialmente estos productos pueden llegar a servir no solamente para el abastecimiento interno del país, sino incluso para exportaciones.
Así, se mejoraría la balanza comercial y se permitiría el ingreso de un mayor flujo de divisas, que a su vez ejercen presión en el mercado cambiario, dependiendo de la oferta y la demanda de cada año.
Por otra parte, según la publicación de la organización local, una mayor apuesta al turismo también puede ser una opción válida. El turismo receptivo de extranjeros pasa por un mal momento como consecuencia de la pandemia y gremios del sector han manifestado la necesidad de eliminar la reciprocidad en las visas para hacer al Paraguay un destino un poco más atractivo en este sentido.
“El actual modelo de producción se basa en pocos rubros y en una sobre explotación de los recursos naturales, con limitado efecto redistributivo por su baja demanda de empleo. El Paraguay tiene ventajas comparativas en producción agropecuaria, especialmente de alimentos, y en disponibilidad de energía limpia y renovable”, reza el documento.
Se destaca, además, que el país aún tiene la posibilidad de convertir la energía que exporta en desarrollo industrial, y la oportunidad de focalizarse en algunas industrias electrointensivas como el ferrosilicio y la producción de hidrógeno para fabricación de pilas, entre otros.
Los biocombustibles, aceites vegetales y etanol, así como los paneles solares, son otras opciones de desarrollo en el campo de la energía.
