Paraguay tiene el consuelo de exhibir el menor impacto de la pandemia de COVID-19 en su producto interno bruto (PIB), en comparación con otros países de la región, pero ello no implica que la población más vulnerable se libre de sufrir el golpe en sus ya deteriorados ingresos.
Nuestro país cerrará el 2020 con niveles de pobreza similares a los que teníamos en el 2015, sin experimentar avance alguno en el 2021 y para mejorar solo levemente en el 2022, según proyecciones que compartió el Banco Mundial (BM) en un reciente informe.
Es una noticia preocupante que nos llega en momentos en que se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre) y que se replica alrededor del mundo.
En su recuento desde los últimos años, efectuado en el reporte denominado «El costo de mantenerse sano», el Banco Mundial recuerda que de 1 punto que habíamos tenido como tasa de pobreza internacional en el 2017, ya habíamos empeorado a 1.4 puntos en los dos años siguientes; agrega que continuaremos en ascenso hasta 1.6 en 2020 y 2021, y este indicador se suavizará a 1.5 en el 2022.
En este indicador se analiza la situación de personas que viven con menos de USD 1,90 por día, o alrededor de G. 13.500 (al cambio actual).
Perspectiva internacional
El BM advirtió recientemente que la pobreza extrema mundial aumentará este año por primera vez en más de dos décadas.
Esto se dará como resultado de las perturbaciones ocasionadas por la pandemia de COVID-19, a lo que se suman las fuerzas de los conflictos y el cambio climático – fenómenos que ya estaban desacelerando los avances en la reducción de la pobreza –, agregó el organismo.
“Se estima que la pandemia de COVID-19 empujará a entre 88 millones y 115 millones de personas a la pobreza extrema este año, mientras que la cifra total llegará a los 150 millones para 2021, según la gravedad de la contracción económica”, aseveró la entidad, con motivo de la realización de sus Reuniones Anuales 2020.
Panorama regional
La mayoría de los países sudamericanos padecerá un importante incremento de la pobreza extrema. Solo en Chile y Uruguay no se prevé un salto fuerte del ratio internacional calculado por el BM, ya que en el primer caso se mantendría en 0 entre el 2020 y el 2022 – tras haber descendido de 0.3 en 2019 –; y en el segundo, seguiría en 0.1 en el 2020 – al igual que el 2019 – y bajaría a 0 en los próximos dos años.
Los números más dramáticos corresponden a Colombia, Ecuador y Bolivia. En estos países, el estudio prevé que la pobreza extrema trepe a niveles de 7.9; 6.9 y 5.9 en el 2020, tras haberse ubicado en el 2019 en 3.7; 3.4 y 4.3. En los tres países, sin embargo, se espera que la tasa vaya disminuyendo en 2021 y 2022.
Para Argentina el informe reporta que la tasa de pobreza de ingresos medio-altos subirá este año a 27.1 y se colocará muy por encima del 14.6 registrado en el 2019; en los próximos años irá retrocediendo, hasta 17.8 en el 2022.
En Brasil, este indicador pegará el salto recién en el 2021, a 20.2 – y se mantendrá casi invariable en el 2022 –, pues en el 2020 se espera que retroceda a 13.3, tras ubicarse en 19.7 en el 2019.
El informe no incluye a Venezuela.
Se prevé que el PIB en la región de América Latina y el Caribe (excepto Venezuela) decrezca un 7,9% en 2020. Se espera un crecimiento de 4% para 2021, según el Banco Mundial.
Población paraguaya en riesgo
Los registros de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC) relatan que en el 2015 Paraguay tenía una tasa de pobreza de 26,6%. Esto incluía a 1.768.890 personas a nivel país que vivían en esta franja de ingresos.
Teniendo en cuenta a las 1.657.131 personas pobres con que cerró el 2019, probablemente corremos el riesgo de que este año ingresen a este nivel socioeconómico alrededor de 100.000 personas.
El año pasado, la tasa de pobreza fue de 23,5% y venía retrocediendo desde el 2018, año en que se fijó en 28,9%. Al observar la clasificación por zonas de residencia, el área rural tuvo en el 2019 un 33,4% de población pobre, mientras que en las ciudades esta problemática afectó al 17,5% de las personas.
Se trata de personas que residen en hogares cuyos ingresos per cápita son inferiores al costo de una canasta básica de consumo, estimado para el año de estudio, según el método de cálculo de la DGEEC.
Extrema pobreza
En el caso de la población cuyo ingreso mensual per cápita no logra cubrir el costo de una canasta mínima de consumo alimentario, estuvo compuesto por 284.028 personas el año pasado, lo que arrojó una tasa de 4%.
Al remontarnos al 2015, la cantidad de personas que pueden ahora correr el riesgo de caer en condiciones de extrema necesidad económica suma 75.000, ya que hace cinco años este segmento poblacional comprendía 360.756 habitantes.
El índice de extrema pobreza también es superior en la zona rural, con una incidencia de 7,8% en el 2019, mientras que en el área rural se ubica en 1,8%.
Mayor riesgo en las urbes
Con el estallido de la pandemia de COVID-19, el BM espera que cada vez más habitantes de zonas urbanas queden en la pobreza extrema.
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La entidad reconoce que esta problemática tradicionalmente afectaba más a los pobladores de zonas rurales, pero la severidad de las medidas de confinamiento dictadas para frenar la propagación del nuevo coronavirus fue mayor en las ciudades que en el campo, debido a las características particulares de concentración de personas que corresponde a uno y otro estilo de vida.
De cumplirse este vaticinio en Paraguay, se profundizaría el deterioro que ya venían experimentando las familias de ínfimos recursos en las ciudades, en los últimos años. La pobreza extrema urbana ascendió de 1,5% en el 2017 a 1,6% en el 2018, y cerró el 2019 ya en 1,8%.
De esta manera, las urbes paraguayas tuvieron 7.984 más pobres extremos en el 2019, que en el 2018, de acuerdo con datos de la DGEEC.
La tasa de pobreza urbana, por su parte, registró una leve reducción entre 2018 y 2019 (de 17,8% a 17,5%), pero en la cantidad de personas también se observó un incremento (6.068 más personas pobres, en este periodo).
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Respuesta del Gobierno
El Banco Mundial reconoce que la historia de políticas macroeconómicas prudentes (bajo nivel de deuda respecto al PIB, inflación controlada, entre otros) marcada por Paraguay en la última década permite que las medidas de respuesta a la crisis puedan ser efectivas en absorber parte del shock que significa la pandemia y apoyar a la recuperación económica.
El tamaño de las medidas de estímulo fiscal aplicadas por el Gobierno paraguayo para contener los efectos económicos de la COVID-19 se encuentra en torno al 5% del PIB, nivel similar al de Argentina y superior a los de Perú, Bolivia, Uruguay y Ecuador, según cálculos del BM.
En Sudamérica, la mayor fuerza de estímulos fiscales proviene de Brasil, con una incidencia de 11% en su PIB; le siguen Colombia y Chile, con niveles cercanos a 10% y 6%, respectivamente.
Cuentas fiscales
El fisco paraguayo cerrará así el 2020 con un déficit (más gastos que ingresos en las arcas del Estado) que representará el 7% del PIB, mientras que en el 2021 se corregirá a 4%. En ambos casos, el indicador se encuentra lejos del límite de 1,5% que establece la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) y del 3% al que se le permite subir en años económicos desfavorables.
Para el 2022, el BM espera que nuestro déficit fiscal retroceda a 2,8%.
La deuda pública como porcentaje del PIB, por su parte, se ubica este año en más de 10 puntos por encima de lo que se registró en el 2019, ya que subió de 24,5% a 35,3%. El organismo considera que el camino al alza continuará el año que viene, hasta un nivel de 37%, y se mantendrá casi sin modificaciones en el 2022.
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Proyección gubernamental
El gobierno de Mario Abdo Benítez presentó días atrás el Plan Nacional de Reducción de la Pobreza “Jajapo Paraguay”. En la oportunidad, el ministro de Desarrollo Social, Mario Varela, reconoció que todos los gobiernos siempre han enfrentado la problemática a lo largo de la transición, con diversas acciones y resultados.
Destacó que la reducción de 57,7% de pobreza en 2002 a 23,5% en 2019 demuestra que los programas generados han encarado resultados positivos. Reconoció, sin embargo, que desde el 2013 esa disminución se ha ralentizado, tanto en Paraguay como en toda América Latina.
Proyecciones económicas
El Banco Mundial pronostica que Paraguay tendrá una contracción de 3,2% de su PIB en el 2020, como consecuencia de la pandemia. Esta caída es la menos pronunciada de la región, ya que para países como Perú y Argentina el organismo vaticina una merma de 12,3% y 12%; mientras que Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay tendrán retrocesos de 4% a 11% en sus niveles de producción.