El Banco Mundial (BM) corrigió a 0,7% su proyección de crecimiento económico asignado a Paraguay para el cierre de este año. El actual pronóstico es muy inferior a la estimación de 4% que el organismo manejaba en enero, pero es levemente más optimista que el vaticinio de 0,2% que contempla el Banco Central del Paraguay (BCP).
El crecimiento que experimentará nuestro país sería así de los más bajos en comparación con las demás naciones de la región, ya que el Banco Mundial estima que la economía de Brasil crecerá en 1,5% y para Argentina prevé una expansión de 4,5%; Uruguay cerraría con 3,3% y Colombia, con 5,4%.
No obstante, la organización multinacional espera que en el 2023 se tenga una importante recuperación y el producto interno bruto (PIB) de Paraguay crecería en 4,7%. Esta dinámica continuaría en el 2024, con un crecimiento del 3,8%.
América Latina y el Caribe
En su informe de “Perspectivas económicas mundiales: América Latina y el Caribe”, el Banco Mundial señala que se prevé que el crecimiento regional se desacelere marcadamente hasta llegar al 2,5% en 2022, luego de un repunte posterior a la pandemia del 6,7% en 2021.
Además, dice que el crecimiento se desacelerará aún más en 2023, a solo 1,9%, antes de repuntar ligeramente a 2,4 % en 2024.
“La desaceleración regional refleja el endurecimiento de la situación financiera, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la gran incertidumbre en materia de políticas en algunos países. Se espera que el PIB per cápita de toda la región aumente solo un 0,6 % entre 2019 y 2023”, detalla.
Riesgos
En otra parte del informe, el Banco Mundial enfatiza en que el panorama actual presenta riesgos adversos. Entre ellos se incluyen los efectos indirectos en la región debido a la atenuación del crecimiento mundial, una mayor inseguridad alimentaria y malestar social, una inflación superior a la prevista y tensiones financieras constantes.
“Un crecimiento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales de América Latina y el Caribe debilitaría aún más las perspectivas regionales”, advierte.
Agrega que la escasez global de fertilizantes vinculada a la guerra de Ucrania podría exacerbar el aumento de los precios de los alimentos, lo que provocaría malestar social.
Además, considera que la inflación podría permanecer muy por encima de las metas de los bancos centrales, por lo que sería necesario un endurecimiento de las políticas monetarias más rápido, lo que podría precipitar una desaceleración regional aún más pronunciada.
Por último, dice que en un contexto de crecimiento lento y aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, la tensión financiera podría afianzarse en algunas economías de la región, especialmente si los encargados de formular políticas no pueden comprometerse de manera creíble con las reformas para impulsar el crecimiento de manera sostenible.
