Con la relajación de las restricciones sanitarias y la consecuente reactivación de varios sectores económicos, el mercado laboral paraguayo va retomando sus características habituales y ciertos indicadores ya se acercan inclusive a los niveles pre-pandemia.
Uno de los cambios más notorios que se observaron en los últimos meses fue el retorno del empleo asalariado como la principal fuente de ocupación de la población y esta modalidad de trabajo fue la impulsora de los importantes avances que se dieron en el tercer trimestre del 2021, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
De julio a septiembre de este año, los asalariados representaron la mitad de la población ocupada del país, al sumar 1,7 millones de personas. Este número aumentó en 17% respecto a un año atrás y en 11% desde el trimestre anterior.
Por su parte, el trabajo independiente se constituyó en la fuente de ingresos para el 41,5% de la población ocupada durante el tercer trimestre del 2021, con una disminución de 10% desde el tercer trimestre del año pasado y de 8% en comparación con el periodo abril-junio del actual.
Un año atrás, esta distribución de la población asalariada y los trabajadores independientes era opuesta: los segundos eran mayoría, con una participación de 48,3% en la categoría de ocupados, mientras que los primeros se constituían en el 45,5%. Antes de la pandemia (primer trimestre del 2020), los asalariados eran el 50% de los ocupados y los independientes, el 43,1%.
Otra categoría que tuvo un importante incremento en el tercer trimestre fue el empleo doméstico, que se expandió en 30% desde un año atrás y en 5% en comparación con el segundo trimestre de este año, para sumar 265.222 personas que se dedican a esta ocupación. Esta situación se da en tiempos de retorno al trabajo presencial, tras varios meses de vigencia del home-office, con lo que probablemente aumentó la necesidad de contratar colaboradores que ayuden con las tareas del hogar.
A su vez, el incremento de la población asalariada se dio tanto desde el sector público como el privado. Los funcionarios públicos pasaron a sumar 380.852 en el tercer trimestre del 2021, 17% más que en el trimestre anterior y 9% más que hace un año. Los empleados privados aumentaron a un ritmo de 19% respecto al tercer trimestre del 2020 y de 9,5% desde el periodo abril-junio 2021, para cerrar septiembre en 1,3 millones.
Finalmente, en el grupo de trabajadores independientes, quienes se dedican a labores por cuenta propia fueron quienes disminuyeron su presencia en el mercado laboral paraguayo, ya que pasaron a ser 1,052 millones de personas. Este segmento es así 8% menor a lo que era un año atrás y 7% inferior al segundo trimestre del 2021.
Los empleadores o patrones son más que en el tercer trimestre del 2020, en 9,5%, y ascienden a 164.427. Sin embargo, cuando arrancó el año eran más, específicamente 186.264.
Incidencia de la recuperación económica
Al observar los sectores económicos, el comercio y los servicios aparecen con un importante incremento de trabajadores en el tercer trimestre del 2021, en coincidencia con la mayor apertura que se tiene para la interacción social y la consecuente mayor posibilidad que tiene la gente para salir a comprar y consumir.
De julio a septiembre pasados, 2,1 millones de personas estuvieron empleadas en el sector terciario, número superior en 13% al que se registró un año atrás y en 7% respecto al trimestre anterior.
Los rubros de comercio, restaurantes y hoteles fueron los principales empleadores y los que sostuvieron el mencionado incremento del personal en el sector terciario, al reunir 962.103 colaboradores al cierre de septiembre pasado e incrementarlos en 18% durante el último año.
Los siguientes son los servicios comunales, sociales y personales, con 890.867 trabajadores, pero con una reducción de 15% respecto al tercer trimestre del 2020. Para los servicios de electricidad, gas y agua; transporte y almacenamiento; y comunicaciones, finanzas, seguros e inmuebles, se emplea a 338.785 personas, con una disminución de 4% al compararlas con la cantidad a la que llegaban hace un año.
Recordemos que para el sector terciario se pronostica un crecimiento de 6,3% de su producto interno bruto (PIB) para este año, luego de que en el 2020 sufriera el impacto de las restricciones impuestas para contener al COVID-19 y reportara una caída de 3,3%, según registros del Banco Central del Paraguay (BCP).
Se espera que el comercio repunte su actividad en 10% para el cierre del 2021, mientras que para el grupo de transportes, intermediación financiera, servicios inmobiliarios, servicios a empresas, hoteles y restaurantes, y servicios a hogares, se anuncia una expansión de 8%.
En el sector secundario también hubo un aumento de trabajadores, de 9% en el último año, y sumaron 650.220 personas hasta septiembre pasado. Esta suba provino del mayor personal contratado en las industrias, ya que en la construcción hubo una ligera disminución.
A su vez, la producción agropecuaria empleó a 19% menos de colaboradores que hace un año, con nóminas que bajaron a 632.674 personas.
Calidad de la recuperación económica
El empleo es uno de los indicadores que se siguen de cerca para medir la forma en que nuestro mercado se está recuperando de los efectos de la pandemia. Las condiciones laborales de la población revelan qué tanto se está convirtiendo en bienestar el repunte que experimenta el PIB, a modo de derrame de los números macro hacia la realidad micro.
El economista jefe del BCP, Miguel Mora, alertaba hace unos meses sobre el cambio en las condiciones de trabajo que impuso el COVID-19 en nuestro mercado laboral y se refirió, específicamente, a que varias de las personas que perdieron sus empleos en empresas pasaron a dedicarse al trabajo independiente, con la menor calidad que esto implica en términos de estabilidad de los ingresos y beneficios sociales.
En cuanto a la adaptación de las modalidades de trabajo a las condiciones de pandemia, el economista Hugo Royg había citado, por su parte, a la contratación de servicios profesionales, con la determinación de horas específicas en que se tendrá la vinculación, y la exploración de la técnica “free-lance” o remuneración por producto entregado.
A modo de ejemplo, relató que para hacer una reparación de la vivienda, se pedía la recomendación a una empresa y la persona que acudía para hacer el trabajo ya no se presentaba como un empleado de esa firma, sino como un agente tercerizado.
Coincidió con Mora en que esta reducción de la incidencia de la relación laboral tradicional del contrato empleador-empleado tuvo sus consecuencias en términos de precarización de las condiciones de trabajo: menor acceso a la seguridad social y mayor inestabilidad de los ingresos, entre otros aspectos.
Con el actual incremento de la masa de asalariados y la menor participación de los trabajadores independientes, se podría pensar en una mejoría de las condiciones laborales.
Sin embargo, el reporte del INE reveló que el trabajo informal sigue subiendo de manera significativa en nuestro país y al tercer trimestre del 2021 sumaron 1,7 millones personas las empleadas de esta manera. Este número es superior en 16% al registrado en el mismo periodo del año pasado (prácticamente la misma variación que la observada entre los asalariados) y es el más elevado en lo que va de la pandemia, para este indicador.
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La consultora Mentu advierte que la alta tasa de informalidad disminuye la capacidad de crecimiento económico, genera elevados niveles de pobreza y desigualdad, aumenta las brechas salariales entre los sectores formales e informales, y disminuye los ingresos fiscales, limitando la aplicación de políticas públicas eficaces.
La firma agrega que la pandemia evidenció la necesidad de formalización empresarial y laboral que existe en el país, ya que observa que el impacto de la emergencia sanitaria fue mayor para aquellos que se encontraban en informalidad.
«El Estado debe promover políticas de incentivos a la formalización de empresas y facilitar el proceso, en especial de las Mipymes, así como de los empleados. La mayor formalización laboral permitiría mejorar la focalización de los recursos del Estado, aumentando la productividad y reduciendo la desigualdad entre los sectores», reclama la consultora, a través de su más reciente boletín Pulso Financiero.