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26 de abril de 2024

Emergencia climática: El impacto económico, las medidas y las acciones para prevenirla

Nuestro país está atravesando por una sequía, altas temperaturas, falta de lluvias e incendios forestales. Actualmente, diferentes entidades llevan adelante acciones para mitigar el impacto de esta problemática que se repite y agudiza.

Expertos en estas áreas brindan sus pareceres y recomendaciones tales como un mayor control, que las empresas agroganaderas cuenten con equipos de prevención y funcionarios capacitados, además de promover modelos de producción sustentables.

ANÁLISIS

Paraguay, al igual que otros países, está sufriendo las consecuencias del cambio climático. Actualmente está experimentando una gran sequía que ya tiene sus efectos en la producción agroganadera y, por tanto, en la economía. 

Según estimaciones de los gremios, este año se tendrá una menor producción de soja, un consecuente menor ingreso de divisas y también se podría dar una mayor inflación.

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) calcula que nuestro país producirá este año 8,5 millones de toneladas de soja, lo que significa 1,5 millones por debajo de la estimación inicial. 

En esta línea, el economista Manuel Ferreira mencionó a través de su Twitter que los ingresos estimados del sector estarían en USD 2.219 millones, contra el ingreso estimado del 2021 de USD 4.544 millones; esto implicaría una pérdida de ingresos de 51,1% y un monto total de USD 2.325 millones menos.

Además de la sequía, Paraguay también está sufriendo de días con altas temperaturas, falta de lluvias que repercute en el nivel del río e incendios forestales en varios departamentos, que amenazan los cultivos de los productores.

Ante esta situación, el Poder Ejecutivo avanzó en su plan de mitigación por emergencia climática, que ya había iniciado el año pasado. Además, también estableció medidas de apoyo a favor del sector productivo, como asistencia en insumos, facilidades tributarias y refinanciamiento de deudas, etc. 

En esta línea, desde MarketData consultamos a diferentes expertos sobre qué se puede hacer para mitigar el impacto de estas problemáticas. Los mismos coincidieron en que se deben incentivar los trabajos de prevención y capacitación.

También consideran que todos los sectores deben involucrarse más y realizar las tareas que les corresponde, tales como controlar y tomar acciones de manera a evitar que en el futuro estas situaciones generen mayores impactos y pérdidas.

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Factores de riesgo

La ingeniera agrónoma Nidia Aquino explicó que en primer lugar es importante saber que estamos atravesando por un fenómeno denominado “La Niña”, cuyos efectos últimamente se están intensificando por la variabilidad climática causada principalmente por la contaminación antropogénica. 

Por otra parte, dijo que se debe entender que existen varios factores de riesgo sobre la incidencia de incendios forestales en nuestro medio. Por mencionar algunos: desde el punto de vista demográfico, la urbanización y el desarrollo industrial, lo que conlleva a la fragmentación del paisaje y vegetación, así como la apertura de los caminos en los bosques. 

Por otro lado, el cambio y uso de los suelos, la pérdida de prácticas y conocimiento tradicional indígena, y la falta de integración de conocimientos e investigación interdisciplinaria, ocasionan mayor duración de temporadas de incendios, mayor acumulación de material combustible e incendios incontrolables de mayor extensión e intensidad.

Trabajar en prevención

En otro momento, advirtió que es clave la planificación, especialmente en el sector productivo, trabajando desde la prevención o si ocurre tal evento (incendios), tener alternativas a fin de disminuir los daños y pérdidas.

“Eso implica trabajo con el personal de campo, en la concienciación y preparación en caso de emergencia, además del trabajo con las comunidades. Así también, buenas prácticas productivas, pastoreo óptimo, considerar las zonas de cortafuego y disposición de basuras para evitar que elementos como el vidrio pueda iniciar un incendio”, recomendó.

Enfatizó en que tanto los órganos de control como los demás sectores deben realizar sus tareas con el objetivo de cuidar el medio ambiente. 

“El compromiso debería ser de todos. La escasa participación comunitaria, sobre todo en la zona urbana con la quema de basuras domiciliarias, refleja el mínimo interés por el bien común. Desde el punto de vista de la producción (agrícola-ganadera), muchos realizan su trabajo cuidando el ambiente y basándose en las normas legales”.

Nidia Aquino, ingeniera agrónoma.

Además, resaltó que es de suma importancia el fortalecimiento en la articulación de las instituciones involucradas, como el Ministerio del Ambiente, Instituto Forestal Nacional, Secretaría de Emergencia, Asociación Rural del Paraguay, entre otras. 

La ingeniera también comentó que, desde el punto de vista de la producción, se podrían adaptar modelos más eficientes para la toma de decisiones a futuro, y puso de ejemplo un manejo más eficiente de los recursos (pasturas) para obtener mayor kg de carne y leche. También, replicando los modelos productivos sostenibles, como el sistema silvopastoril, cuyos resultados fueron muy óptimos en muchas fincas de productores.

“No se ha hecho bien las tareas”

Por su parte, Dario Pérez Pérez, experto en gestión y auditoría ambiental y bombero voluntario, sostuvo que es fundamental que todas las empresas cuenten con personal mínimamente adiestrado para poder hacer trabajo de prevención, o de combate cuando se den incendios, además de equipamientos para un combate directo o indirecto. 

Recordó que todas las empresas agroganaderas deben contar con un plan de gestión ambiental y estar preparadas para accionar ante cualquier evento. No obstante, dijo que lastimosamente, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, se evidencia que no se ha hecho bien las tareas. 

“Esta semana tuvimos incendios y demasiados pedidos de grandes estancieros, es decir, no estuvieron a la altura de la preparación como deberían estar, llámese capital humano altamente entrenado y equipamiento de combate de incendios”.

Dario Pérez Pérez, experto en gestión y auditoría ambiental y bombero voluntario.

El experto coincidió en que no se debe atribuir la responsabilidad a una sola institución, ya que estas situaciones que se están registrando “tienen una connotación de varias aristas, donde cada uno tenemos que hacer el rol que nos corresponde: prevención, precaución, gestión de riesgo, equipamiento”, citó.

Por último, advirtió que serán más recurrentes estos hechos, por lo que cada uno de los sectores de la sociedad debe prepararse. 

Herramienta usada solamente por gente preparada 

Así también, Raúl Rivarola, biólogo y máster en bosques y medios de vida, señaló que los recientes incendios tienen una estrecha relación con la actual sequía y ola de calor, así como también con la influencia de las actividades del hombre en el ambiente, ya sea de manera planificada o accidental.

Añadió que el tema es: ¿estamos, en el Paraguay del siglo XXI, lo suficientemente preparados como para manejar el fuego para nuestro provecho sin que el riesgo de accidentes sea excesivamente grande? ¿La gente del campo (ganaderos, terratenientes, campesinos, arrieros, agricultores, agroempresarios) saben manejar el fuego y son prudentes al hacerlo?

Además,  también se preguntó, ¿tenemos un Estado presente que hace cumplir las leyes y evita que se haga fuego en los tiempos de alto riesgo? A lo que respondió que, lastimosamente, no.

“El manejo del fuego en el ambiente rural debería ser una herramienta usada solamente por gente preparada para hacerlo, y en los momentos que se puede hacer”.

Raúl Rivarola, biólogo y máster en bosques y medios de vida.

Rivarola agregó que no conoce en Paraguay a ninguna persona profesional que esté especializada en el tema y esté multiplicando sus conocimientos con la población que debería manejar los conceptos adecuados.

Foto principal: Gentileza Secretaría de Emergencia Nacional (SEN)

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En el más reciente análisis de las inversiones directas en Paraguay, desde el BCP se advirtió que varios proyectos incluso han sufrido una reprogramación, por tanto, se podría dar un menor flujo de recursos en los próximos años.

A esto se suma que las empresas locales deberán pagar los préstamos netos que adquirieron de sus matrices. El flujo promedio se ubicará en un poco más de USD 315 millones, prácticamente a la mitad de los USD 725 millones registrados en 2022.

No obstante, reconocen que existen varios proyectos de interés que podrían traducirse en inversión directa en los siguientes años, además de las fortalezas propias del país como su estabilidad macroeconómica, impuestos competitivos y abundante mano de obra joven.