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26 de abril de 2024

Políticas específicas para la recuperación: «Hay que acompañar a las empresas que están con problemas justificables»

Sobre la última parte del año pasado, el Banco Central inició un cambio en su política monetaria y eliminó las medidas de flexibilización para el refinanciamiento de créditos que se habían implementado para mitigar el impacto de la pandemia. Hilton Giardina, gerente general del Banco Familiar, considera que estas medidas han sido adecuadas, pero que las políticas generalistas de incentivo solo deben darse en ocasiones muy específicas. A partir de ahora, insta a continuar el proceso ya solo con sectores que sigan con dificultades relacionadas con el impacto del COVID.

Durante los meses más duros de la pandemia, el Banco Central del Paraguay (BCP) adoptó medidas rígidas para mitigar el impacto económico desde el lado del crédito. Así, la banca matriz redujo su tasa de interés de política monetaria a niveles cercanos a cero y flexibilizó las normas para la renegociación de créditos impagos, de modo a no afectar la calificación de los clientes y evitar previsiones. 

Ante la normalización y proceso de recuperación económica, que trajo consigo un mayor nivel de inflación, las condiciones financieras fueron normalizadas desde la banca matriz. 

En esta entrevista, Hilton Giardina, gerente general del Banco Familiar, considera que la eliminación de las medidas generalistas es correcta, ya que estas deben ser utilizadas solo en momentos muy concretos, a su criterio. 

Señaló que, a partir de ahora, las medidas especiales deben ser utilizadas solamente con aquellos sectores económicos específicos que continúen con problemas de manera justificable, es decir, cuyos inconvenientes financieros sigan estando relacionados de manera concreta con los estragos generados por la pandemia u otros factores ajenos a la propia organización. 

En este contexto, cabe recordar que tanto desde el Poder Ejecutivo como desde el Banco Central ya se han adoptado al comienzo de año medidas especiales de financiamiento y refinanciación para un sector específico, el del campo, por el inesperado golpe que ha significado la ola de sequía, que afecta las cosechas y amenaza el ingreso de divisas a nuestro país durante este año. 

– El Banco Central está en un proceso de cambio en su política monetaria hacia tasas de interés más elevadas ¿Cómo piensa usted que acompañará la banca este proceso, teniendo en cuenta la recuperación económica?

El problema nace en condiciones extraordinarias y adversas, que fue el problema de la pandemia, y con ello el Banco Central se vio obligado a reducir su tasas de política monetaria. Fue una reducción fuerte lo que hubo, y fue necesario en su momento para generar confianza y optimismo. 

Eso se mantuvo por muchos meses. Pero la revisión acompaña el repunte de la inflación, que a su vez es un fenómeno externo que está ocurriendo en todas partes y que nos toca también por nuestra condición de país mediterráneo más todavía, porque se suma a otras condiciones como la baja de los ríos y los problemas logísticos, todo eso hizo que la inflación pegue un salto que no se veían hace mucho tiempo. 

Entonces, el Banco Central se vio obligado a revisar esa política y ver los ajustes que tiene que hacer para por lo menos dar un apoyo local a la reducción de precios de esa inflación que ya lleva un nivel bastante alto. Pero eso es un fenómeno general, y todos los países lo están haciendo. 

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– ¿Cómo le parece que esto afectará al crédito local, en los próximos meses?

Lo que se ve es un proceso gradual de ajuste de las tasas de interés en el sistema bancario, digo gradual porque los bancos todavía están con bastante liquidez, más en dólares que en guaraníes, y hay mucha competencia. Lógicamente las tasas, si bien tienen un pequeño ajuste hacia arriba, todavía no es muy importante, especialmente con las tasas a corto plazo, se hizo un ajuste un poco más grande en las tasa largas porque el BCP está cumpliendo con su proceso. 

No son niveles todavía ni siquiera cercanos a lo que existía antes de la pandemia y eso es posible gracias a la competencia que todavía hay en el sistema, y a que todavía hay bastante liquidez. Pero es inevitable que de alguna manera las tasas de interés vayan convergiendo hacia lo que el Banco Central define: el Banco Central define un nivel de tasas que a su vez hace que todas las tasas acompañen a la suba, así como se acompañó a la baja en su momento. 

Así como el Banco Central piensa que esta situación es coyuntural, una vez que se corrijan los niveles de inflación es probable que las tasas de política monetaria vuelvan a sus niveles habituales. 

Pero por lo menos desde el sector bancario, los créditos siguen creciendo a un buen ritmo, no estamos notando frenos por esta situación, hubo una importante demanda por la estacionalidad a fin de año con crecimiento importante de la demanda de crédito, que tuvo que ver con la época del año y con la recuperación que hay en la actividad general. 

Por ahí va la mano. En una opinión particular mía, puedo decir que no creo que el ajuste que el Banco Central está haciendo haya frenado o afectado el volumen del crédito que se está generando en la economía. 

– Si mal no entiendo, esa liquidez del sistema bancario todavía hace que los bancos tengan espalda para acompañar la recuperación de la economía…

El sistema bancario es una de las industrias más competitivas que hay, hay mucha competencia y una competencia feroz, y eso al final termina beneficiando a los consumidores. Con esa competencia, las tasas resultan ser más bajas de lo que resultaría de otra manera. 

– Entonces, más allá de que las tasas vayan a subir en función a la política monetaria, ¿los créditos podrían continuar creciendo a buen ritmo?

Yo creo que el crecimiento que estamos viviendo en estos últimos meses es fuerte, pero no sostenible, porque es como que se está dando un efecto rebote porque en el 2020 las cosas estuvieron muy mal. En el 2022 se debería generar ya un nivel más sostenible, entonces vamos a ver una desaceleración natural en el ritmo de la tasa de crecimiento de los créditos a niveles de menos de un dígito, que son ya niveles más normales. 

Las tasas de interés sí pueden crecer un poco, acompañando esta política monetaria, pero no es algo que debiera incidir en el mercado, más bien lo que ocurrirá va a ser una desaceleración normal ya que que hubo una sobrerreacción que tiene que volver a sus niveles normales. 

– Pero estaría más ligado al nivel de demanda… 

Sí, totalmente. Como dije, nuestro sistema financiero es muy competitivo y la demanda de créditos se acompaña con la oferta; en este momento hay mucha liquidez, pero eso también se va a ir normalizando en el 2022. Es normal la desaceleración para acompañar la política del banco central, y también va a haber un nivel de demanda más bajo porque en el último trimestre del 2021 hubo una sobrerreacción, y también va a haber una menor liquidez en moneda local en la medida que se vayan colocando esos excedentes. 

Por ahí viene la mano. Diría que el año 2022 va a ser un poco más normal, con valores normales en cuanto a crecimiento de créditos. Esto es producto de la normalización de lo que fueron estos dos últimos tan raros. 

Hay que sumar al análisis que la economía en su conjunto va a tener una normalización. Ya se habla (de) que en el 2022, si bien se va a crecer, el crecimiento va a ser más acorde a nuestros fundamentos y una inflación que va a ser todavía un poco alta, pero ya en descenso; y en ese contexto los bancos van a acompañar con el crédito. 

– ¿Cómo ven la situación de los sectores que aún no se han recuperado, teniendo en cuenta que el BCP ya eliminó las flexibilizaciones para concesión de créditos? ¿Se espera algún otro tipo de medida?

Yo creo que cualquier cosa que se haga a partir de ahora debe ser bien puntual, dirigida a esos sectores más afectados, porque ya no estamos hablando de una situación tan generalizada. En todo caso, lo que debiera hacerse es identificar muy bien esos segmentos a los cuales les está costando recuperarse y dirigir algún tipo de flexibilización hacia ahí, el resto debería ir convergiendo a lo normal e ir saliendo de estos esquemas de refinanciación general.

Ahí ya el Banco Central debería entrar a hilar muy fino en cuanto a política en ese sentido, porque no es la misma situación en que se estaba antes, donde claramente se ameritaba una reacción más general. Las cosas están volviendo más a su cauce, si bien hay sectores o clientes más afectados que otros, y eventualmente ver una política en particular.

Hacer algo general eliminaría los incentivos. No es prudente relajar las normas que por algo están, eso amerita hacerlo solo en situaciones totalmente extraordinarias; pero si uno vuelve eso algo general, ya es peligroso también, el Banco Central también debe velar por la salud del sistema financiero y ya no se amerita algo general. 

– En términos de morosidad y previsiones, ¿le parece que podría haber algún impacto en la banca?

A nivel general, creo que no. El sistema está muy sólido, no creo que sea muy general, habría que mirar institución por institución para ver a cuáles les afectará más y a cuáles menos. En general no creo que tenga un impacto porque los bancos están bien previsionados. 

Creo que hay que acompañar a aquellas empresas que están con más problemas que son justificables, más que hacer políticas generales que afecten a todos. Los bancos van a acompañar siempre dentro del marco que proponga el BCP: si ese marco se relaja, el sistema se va a relajar y hay que hacerlo con prudencia, eso sería lo óptimo.

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